Por Alejandro Fernández
Málaga. 20/III/16. Concierto abono nº 11. Semana Santa. Orquesta Filarmónica de Málaga. Coral Carmina Nova. Director: Diego González Ávila. Solistas: Eugenia Boix, soprano; María Hinojosa, soprano; Gerardo López, tenor y Marc Pujol, Bajo. Director musical: Jordi Casas. Programa: Gran Misa en do menor, K427, de W. A. Mozart.
Fiel a su cita anual la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), junto a la Coral Carmina Nova, dedicaron el tradicional abono de Semana Santa a la Gran Misa en do menor de Mozart. Pieza obligada para completar la perspectiva de la obra sacra del compositor austríaco que en la temporada pasada estuvo centrada en la interpretación de su Requiem. Toda una apuesta de la Filarmónica en su veinticinco aniversario en un Teatro Cervantes que logró agotar las localidades para este esperadísimo programa.
Buena parte de la vida y obra del compositor de Salzburgo quedó retratada en el extenso legado epistolar que conocemos en la actualidad. En aquellas cartas, muchas de ellas dedicadas a Leopoldo Mozart, daba cuenta de sus trabajos e inquietudes. La escritura de la Misa catalogada como K427 también quedó plasmada en aquellas cartas, por las que sabemos que fue realizada sin las influencias del arzobispo Colloredo y como voto por la recuperación de una enfermedad de Constanze, su futura esposa. Hasta aquí el capítulo meramente circunstancial de la obra. Lo esencial, la profundidad de la partitura se encuentra en la propia experiencia del músico ante la divinidad y la influencia del maestro de Santo Tomás a través del contrapunto y el estilo fugado que se une al lenguaje temático inspirado por Haydn.
Jordi Casas, quien fuera director del Coro de RTVE, fue la batuta invitada por la Filarmónica de Málaga en el tradicional abono dedicado a la Semana Mayor. Casas aúna en su dirección un especial cuidado en los tiempos creando dinámicas elaboradas, que atrapan la atención del oyente desde el primer instante. Si a ello unimos un cuarteto vocal brillante y una masa coral bien trabada gracias al trabajo del maestro González Ávila el resultado del concierto a grandes rasgos apeteció sobresaliente.
Mozart oculta tras una aparente sencillez estructuras que exigen, al conjunto, precisión para engarzar los distintos motivos en ese estilo inconfundible que no siempre queda enmarcado en el contexto musical en el que desarrolló su obra. En este sentido, la OFM optó en otras ocasiones por un estilo musical romántico, sirva de ejemplo la versión del Requiem de la temporada pasada. En el caso de la Gran Misa, pudimos escuchar el mejor Mozart en muchos años.
Eugenia Boix y María Hinojosa FUERON las sopranos solistas del cuarteto vocal completado por Gerardo López y el bajo Marc Pujol. Boix e Hinojosa se mostraron generosas en sus instrumentos. Muy afinadas y con fraseos similares defendieron las distintas partes a solo y dúo consiguiendo momentos únicos gracias a la capacidad de empaste de ambas solistas, que no desaprovecharon los pasajes de coloratura para su lucimiento. Más discretos estuvieron el tenor y el bajo.
Carmina Nova, en ciertos momentos nos recordó tiempos pasados que al igual que el Coro de Ópera de Málaga hoy son un tanto lejanos. A pesar de los refuerzos del coro el intenso trabajo de González Ávila afloró tanto en la emisión como en la apuesta del maestro por el constante ajuste de las cuerdas. Quizás un conjunto coral más reducido y seleccionado nos hubiese proporcionado una versión un tanto más ágil y solvente. Pero como venimos señalando el resultado sorprendió y fue aclamado con generosidad. No nos gustan las propinas, cruelmente rompen el regusto de cualquier programa y en este caso la Misa en do menor tuvo en el Ave Verum una adición muy a propósito del programa.
Compartir