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Crítica: Michele Mariotti y Eva Gevorgyan en Bolonia, con obras de Sibelius, Shostakóvich y Schubert

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Autor: Magda Ruggeri Marchetti
23 de junio de 2024

Crítica del concierto dirigido por Michele Mariotti en Bolonia, con obras de Sibelius, Shostakóvich y Schubert en el programa y la pianista Eva Gevorgyan como solista

Michele Mariotti

El calor de un retorno 

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 17-VI-2024. Auditorium Manzoni. Temporada sinfónica del Teatro Comunale. Vals triste de Jean Sibelius. Concierto nº. 2 en fa mayor para piano y orquesta op.102 de Dimitri Shostakóvich. Sinfonía nº. 9 en do mayor «La grande» D. 944 de Franz Schubert. Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Pianista Eva Gevorgyan. Director: Michele Mariotti.

   Un caluroso y largo aplauso del público saludó la subida al podio de Michele Mariotti, muy querido en Bolonia por haber sido el director musical de la orquesta del Teatro Comunale durante diez años, asociados en el recuerdo a la sede histórica ahora en obras de puesta al dia. Ha guiado además la orquesta en giras en varias ciudades italianas y a Tokio, Moscú y París. Distinguido con el 36° premio Abbiati como mejor director de orquesta, ha sido huésped de los principale teatros y festivales italianos e internacionales, de los que citamos solo La Scala de Milán y la Opera de París. Desde 2022 es Director Musical del Teatro de la Ópera de Roma.

   El concierto inició con el Vals triste de Sibelius, una breve famosa composición que en Italia fue conocida precisamente en un concierto sinfónico del Teatro Comunale. El fragmento fue escrito como música de escena para el drama Kuolema (Muerte) de Arvid Järnefelt, pero tras la primera ejecución en 1904 como pieza autónoma, el Valse se convirtió en una de las más emblemáticas del compositor. 

   Siguió a continuación el Concierto para piano y orquesta de Shostakóvich, que durante muchos años trabajó bajo la supervisión del régimen soviético en la época de la represión artística. En 1957, pasados cuatro años de la muerte de Stalin, el compositor de San Petersburgo realizó una de las obras más deslumbrantes de su producción. Tras años de terror, a los que el compositor reaccionó con páginas dramáticas no exentas de toques irónicos, llegó este repentino deshielo y Shostakóvich escribió este concierto como regalo a su hijo Maxim, pianista, por su cumpleaños. La página tiene un tono lírico, afectuoso, que expresa también el alivio por el fin del estalinismo. Tras el Allegro inicial, el segundo movimiento, Andante, tiene un carácter sentimental impregnado de romanticismo. Es increíble la sensación de alegría del primer y del tercer movimiento, que comparten la misma atmósfera. El final es una carrera con toda la orquesta desplegada en un clímax al que es imposible sustraerse. 

   En el piano la veinteañera ruso-armenia Eva Gevorgyan, que ha sido ganadora de más de cuarenta concursos de piano entre los cuales los primeros premios de la Cleveland International Piano Competition for Young Artists de 2018, de la Van Cliburn Young Artist Competition de 2019 y del Prix du Bern en Suiza en 2023. Ha actuado como solista con las orquestas más importantes y ganó la prestigiosa beca en el Klavier-Festival Ruhr 2020 de Eugenij Kisin. La jóven pianista fue repetidamente aplaudida y ovacionada hasta conceder un bis que confirmó ulteriormente su virtuosismo.

   En la segunda parte de la velada Mariotti propuso la Sinfonía n. 9 «La grande» de Schubert. Rechazada en 1826 y 1828 por la Orquesta de la Gesellschaft der Musikfreunde de Viena por considerarla demasiado larga y difícil, quedó olvidada en un cajón y fue redescubierta por Robert Schumann solo en 1839, once años después de la muerte del autor. Fue dirigida por Félix Mendelssohn en Leipzig el 21 de marzo de 1839 y publicada en 1840. La novedad y el atrevimiento de la sinfonía, de los que el compositor era plenamente consciente, se han puesto a menudo en relación con la gran Novena de Beethoven. Emblema de esta sinfonía son las primeras notas de las trompas en el Andante de la introducción que proveerán la materia para el largo Allegro ma non troppo, tema que sumerge al oyente en el romanticismo. Cantable y rico de claroscuros es el segundo tema, y gran relieve asume un tercer tema confiado a los trombones. El Scherzo (Allegro vivace) presenta una extensión excepcional entre vigor popular y cantabilidad vieneses. El grandioso final está recorrido por un impulso arrebatador que parece abrir con gozosa inmediatez la utopía de la liberación.n El público aplaudió y ovacionó repetidamente a Michele Mariotti y a toda la orquesta.

Foto: Fabrizio Sansoni

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