La Voz de Asturias (Lunes/7/6/10)
A pesar del tiempo que Max Valdés lleva establecido en Asturias, su perfil biográfico apenas ha trascendido. Pocas personas sabrán, por ejemplo, que su madre, Sylvia Soublette, es una reconocida compositora (que estudió en París con Messiaen y Milhaud), cantante e instrumentista chilena, que ha desarrollado una importante labor en la cultura musical del país; o que su padre, Gabriel Valdés Subercaseaux, fue un influyente político chileno que llegó a ser Presidente del Senado; o incluso que uno de sus dos hermanos (también está su hermana María Gracia), Juan Gabriel Valdés, que trabajó como Ministro de Estado durante la presidencia de Eduardo Frei, fue nombrado delegado por la presidenta Michelle Bachelet para liderar la entrega de ayuda humanitaria en Haití, tras el gran terremoto que asoló el país este año.
Maximiano Valdés nace en Santiago de Chile el 17 de junio de 1949, en el contexto de una familia perteneciente a la alta burguesía chilena, cuyo interés por la música ya había dejado una cierta impronta en el país gracias al trabajo desarrollado por su madre. Su padre, Gabriel Valdés Soublette, abogado de profesión, procede en un primer momento de la derecha conservadora y católica, para posteriormente entrar a formar parte de la primera célula de la democracia cristiana chilena que, junto al presidente Eduardo Frei, da paso una juventud crítica con los movimientos reaccionarios en América Latina. Cuando sus padres se casan, se trasladan a vivir a Francia, donde su madre estudia composición, para luego fundar en Chile el Conjunto de Música Antigua. Este es el momento en el que aparece el pequeño Maximiano, en el que su propia madre percibe, ya desde muy joven, un talento artístico mayor que el de sus hermanos. Es ella quien decide que el niño comience a estudiar música a los 6 años. Tras realizar sus primeros estudios en la Escuela Moderna de Música de Santiago, ofrece su primer concierto público como pianista a los 12, con la Orquesta Filarmónica de Santiago, bajo la dirección de Zoltan Fischer. Durante la adolescencia, quizás bajo la fuerte influencia de su padre, decide dejar la música durante un tiempo para entrar en la universidad, con la intención de estudiar Derecho. La vida política también se convirtió en una tentación que rápidamente se disipó de su campo de interés. Con 20 años, tras la boda de su hermana y la marcha de su hermano fuera del país por estudios, se queda solo en Chile tras haber realizado tres años de Derecho, con un nivel pianístico que no era suficiente para definir su futuro artístico. Ante la indecisión del joven, su padre decide embarcarle en el carguero de un amigo que hacía la ruta de Chile a Japón, con la intención de que la experiencia del viajar fuese un estímulo para reflexionar sobre su futuro. Max Valdés se embarca 6 meses junto a otros dos amigos, el ex senador Ignacio Pérez Walker y el arquitecto Benjamín Marambio
En 1970 pasa una temporada en Japón y, poco después, toman el Transiberiano y atraviesan, en pleno invierno, toda la Unión Soviética. Después llegarían Polonia, Inglaterra, Alemania, Yugoslavia y, finalmente, Italia, donde decide no ser abogado. Ya en Chile, dedica un año al estudio exclusivo de la música y, cuando su padre se desplaza a EE.UU., le acompaña. Dadas sus importantes relaciones sociales, Gabriel Valdés mantenía una gran amistad con la esposa de Leonard Bernstein, lo que posibilita un encuentro entre Max Valdés y el propio Bernstein, quien le aconseja estudiar en la Juilliard School de Nueva York, donde entra como pianista. Más tarde, el propio Bernstein le habla del trabajo Franco Ferrara en Italia, un país que, aparte de contar con algunos familiares, en aquel momento resultaba mucho más atractivo para el joven músico que EE.UU. Viaja a Roma e ingresa en el conservatorio de Santa Cecilia, donde estará 6 años. Allí estudia composición con Goffredo Petrassi, además de piano y violín. De su período en Roma, que concluye en 1977, resulta interesante el estímulo de maestros como Vincenzo Vitale, el propio Franco Ferrara y, naturalmente, Sergiu Celibidache, uno de los directores más influyentes del siglo XX. En 1976 es nombrado director asistente del Teatro La Fenice de Venecia y, al año siguiente, director invitado del Festival de Tanglewood, donde trabaja con Leonard Bernstein y Seiji Ozawa. En 1980 obtiene el primer premio en el Concurso Nicolai Malko para jóvenes directores en Copenhague, el primer premio en el Concurso Vittorio Gui en Florencia y el segundo premio en el concurso para directores organizado por la BBC de Londres y la Fundación Rupert. Después de trabajar en países como Dinamarca, Finlandia o Noruega, conoce a Gelmetti, un importante empresario que le ofrece la oportunidad de dirigir "Orfeo" en la Radio de París, como explica el propio Valdés: "Una semana antes del estreno se me ocurre llamar para confirmar que se tocaría la versión de Viena, y me dicen que no era el "Orfeo" de Gluck sino el "Orfeo en los infiernos" de Offenbach. Contaba con muy poco tiempo y sólo tenía la partitura para piano y voz. Tras el primer acto vinieron dos o tres agentes, a los que les había gustado mi trabajo. Me ofrecieron dirigir en la Ópera de París. ¡Menos mal que no se quedaron al segundo acto!".
De esta manera, su carrera da comienzo como director de ópera. Su primer contrato fue el "Romeo y Julieta" de Gounod en la Ópera de París, con Alfredo Kraus como protagonista. "Yo no era muy consciente del privilegio de hacer aquella ópera en el Palais Garnier de París. Alfredo Kraus, que era una gran estrella, me decía: esto lo hago así, esto otro de la otra manera. Me dirigía él a mí". La Ópera de París le contrata para hacer "Norma", "Don Carlo", "La bohème" o "Carmen", de las que salieron contratos para la Ópera de Roma, Liceo de Barcelona, Venecia, Catania, Bolonia o Palermo. Valdés empezó a ser requerido para el repertorio del bel canto, pero lo que realmente le gustaba era el sinfónico. "Yo debo mucho a España, que es dónde comenzó de verdad mi carrera como director de orquesta". Aquí conoce a Alfonso Aijón, Tomás Marco y Jesús López Cobos, que le proporcionan la posibilidad de dirigir a la Orquesta Nacional de España, de la que es principal director invitado desde 1984 hasta 1987. Tras su debut con la ONE llega la Orquesta Sinfónica de Euskadi, que dirige durante tres años y que deja "porque la expansión de mi carrera operática en París no me dejaba mucho tiempo". En 1987 acepta una invitación de Semyon Bychkov para dirigir la Filarmónica de Buffalo e, inmediatamente, vuelve al año siguiente. En 1989 fue nombrado director titular de la Filarmónica de Buffalo, un cargo que mantendría hasta 1998. Con base en Norteamérica, dirige a algunas de las más importantes orquestas de EE. UU. y Canadá, entre las que están las de Chicago, Baltimore, Seattle, San Francisco, Filadelfia e Indianapolis, Toronto y Montreal. "Buffalo me pareció una oportunidad. Bychkov estaba buscando a alguien que le reemplazara y, sin pensármelo dos veces, me fui a EEUU a hacer repertorio sinfónico". Mientras tanto, decide acercarse a Europa. "Quería estar cerca de mis dos hijos: Marco y Mateo". Este es el momento en el que Jessi Levine le invita a dirigir en Asturias. "Inmaculada Quintanal era la gerente. Me llamó me dijo que este proyecto no se podía hacer en menos de 15 años, cosa que yo nunca creí que pudiese cumplir". En 1994 se traslada a Asturias para comenzar su trabajo al frente de la OSPA. Durante su último concierto como titular de la Filarmónica de Buffalo, en 1998, conoce a Jody Snyder, su actual esposa. "Nos casamos en EE.UU. hace diez años. Ella tenía una empresa de marketing, pero lo dejó todo para venirse conmigo. Me dio muchos ánimos cuando decidí irme de Asturias, y me ayudó a tomar la mejor decisión para mi futuro, que es la Sinfónica de Puerto Rico". En el 2004 es nombrado director titular de la Orquesta Filarmónica de Chile y de su Teatro Municipal y, en marzo del 2008, es nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. El 4 de junio de 2010 dirige su último concierto como titular de la OSPA en el Auditorio de Oviedo.
Maximiano Valdés ha dirigido, en Francia, a la Orquesta Nacional, Nouvel Philharmonique, Opera de París, Lyon, Burdeos y Estrasburgo; en Inglaterra, la London Symphony, Royan y London Philharmonic y la English Chamber Orchestra; En Polonia, la Orquesta Nacional de la Radio Polaca y la Orquesta Filarmónica de Varsovia. En España, a la Orquesta de la Ciudad de Barcelona, Orquesta de Radio Televisión Española y Sinfónicas de Bilbao, Málaga y Valencia, entre otras. En chile, la Orquesta Filarmónica. En México, la Orquesta de Xalapa y la Filarmónica ciudad de México. En Caracas, la Orquesta Simón Bolívar y la Sinfónica Nacional. Además, ha realizado grabaciones con las Orquestas Filarmónica y Sinfónica de Londres, la Orquesta Simón Bolívar de Caracas y con la OSPA. Ha dedicado buena parte de su trabajo a estrenar obras contemporáneas de autores como Marco, Halffter, De Pablo, Bernaola, Prieto, Guinjoan, Zulema de la Cruz y Carlos Cruz de Castro, entre otros.
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