09/12/13. Juventudes Musicales. Auditorio Nacional. Madrid. Martha Argerich, piano. Ivry Gitlis, violín. Eduardo Hubert, piano. Jing Zhao, violonchelo. Michael Guttman, violín. Mauricio Vallina, piano. Marek Denemark, clarinete. Anton Martinov, violín. Lyda Chen Argerich, viola.
Por una vez en este tipo de acontecimientos -los que incluyen la palabra "amigos" en el título-, parecía que nos encontrábamos ante un caso real, de verdadero interés, y no en una de esas ocasiones impuestas o conseguidas por determinados agentes o programadores, con el punto de mira puesto más en lo publicitario del hecho que en la calidad del producto. La cuestión es que a los amigos de verdad, como es el caso, hay que quererlos como son, con sus virtudes y sus defectos, que en este caso, no fueron pocos.
Martha Argerich, siempre con la habitual discreción y pavor al público que le caracteriza, se mostró en todo momento en un segundo plano, cediendo todo el protagonismo a sus invitados. Apenas pisó el escenario para abrir y cerrar la primera parte del programa, y para intervenir en el Quinteto que ocupaba la segunda. En su primera intervención con la Polonesa brillante de Chopin estuvo acompañada al cello por Jing Zhao, un artista de insuficiente imaginación y habilidad. Su interpretación estuvo carente del cuerpo y el color necesarios para dar vida a una obra que en la que tendría que haberse convertido en protagonista. Desafinaciones varias y sonidos arrastrados, con errores llamativos incluso en los pizzicatti, echaron a perder la pieza.
El pianista argentino Eduardo Hubert, siempre frío y distante durante toda la velada y un perdido Ivry Gitlis al violín interpretaron Nigun de Bloch. A Gitlis ha de reconocérsele toda su gran carrera como virtuoso del violín, con sus interpretaciones magistrales de obras de Paganini o sus visiones de grandes del XX como Stravinsky o Bartók. La cuestión es que el israelí ya tiene la friolera de 91 años y sigue tocando, eso sí, un tanto a su manera. Le costó mucho, muchísimo afinar su instrumento sin terminar de conseguirlo. Necesitó un apoyo donde reposar su violín mientras tocaba, dado lo avanzado de su edad, aunque terminó por levantarse, esforzándose por alcanzar de alguna manera las notas necesarias. Recordar sus interpretaciones de años atrás de la misma pieza llegó a resultar doloroso.
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