Marianna Prjevalskaya, entrevistada en Codalario por Pablo Sánchez Quinteiro tras su interpretación del Concierto para piano de Clara Schumann en la temporada de la Sinfónica de Galicia.
MARIANNA PRJEVALSKAYA: «Hay más de Chopin que de Schumann en el "Concierto" de Clara»
Una entrevista de Pablo Sánchez Quinteiro | @psanquin
En la temporada 2021-22 de la Sinfónica de Galicia la música escrita por compositoras está teniendo una especial presencia, programándose obras de Louise Farrenc, Alma Mahler, Fanny Mendelssohn y, la pasada semana, el Concierto para piano de Clara Wieck-Schumann. Una muy atractiva obra todavía por descubrir para la mayor parte del gran público. Conversamos con Marianna Prjevalskaya, solista del concierto.
En primer lugar, me gustaría saber cómo surgió la idea de interpretar este concierto, tan infrecuente. Estaba programado para la temporada pasada (con un director distinto al de esta semana Rumon Gamba, pero la pandemia obligó a suspenderlo) ¿Fue motivado por el bicentenario de la compositora, pero más allá de este hecho sentías curiosidad personal por interpretarlo?
Pues la verdad es que fue una propuesta de la Sinfónica de Galicia, por lo que estoy muy agradecida, porque me parece un concierto muy bonito, elegante, también interesante por su forma e ideas innovadoras. Fue tanto para mí como para la OSG la primera vez en que lo llevábamos al escenario. No estoy segura si fue motivado por el bicentenario, pero desde luego ahora podemos escuchar más música escrita por mujeres que anteriormente. Cuando yo era muy niña, siempre me preguntaba por qué hay tantos hombres compositores y poquísimas mujeres. Después, estudiando historia de la música, descubrí la verdad, cuál era la razón. Si Clara, Fanny Mendelssohn o Alma Mahler, por mencionar algunas, tuvieran toda la libertad para componer, ¿cuántas más joyas hubiéramos disfrutado ahora? Estas mujeres tenían un potencial enorme, que desgraciadamente, nunca fue aprovechado. Me alegro de que por fin esta música se está reconociendo ahora. Tiene el derecho de sonar en los escenario; me alegra haber podido presentarla al público coruñés.
¿De forma global qué te parece la obra tanto por su estructura como por sus ideas musicales?
Es un concierto bastante peculiar, muy inusual en su forma. Parece ser que el concierto en sol menor de Mendelssohn, escrito en 1833, el mismo año que Clara empezó a escribir el suyo, ha sido una posible fuente de inspiración. Por ejemplo, no hay pausas entre los movimientos y tampoco tenemos una exposición entera de orquesta en el primer movimiento, ni tenemos cadenzas. Es algo que también veremos unos años más tarde en los conciertos de Liszt.
«Aunque estuve muchos años viviendo en Estados Unidos, La Coruña siempre será mi casa, mi querida ciudad con mi querida Sinfónica de Galicia»
¿Qué destacaría del primer movimiento? A pesar de su brevedad llama la atención por su sensibilidad y por su libertad formal.
Desde luego llama la atención su libertad formal, parece ser que Clara no le dio tanta importancia a la forma. Este movimiento es más bien como una fantasía. No tenemos recapitulación, y después del desarrollo, nos vamos directamente al segundo movimiento en la bemol mayor, una tonalidad aunque a un semitono de distancia, es una tonalidad muy lejana. Este cambio armónico es bastante inusual. En 1838 un crítico había comentado que esta modulación es como los cambios de humor inesperados de una mujer. Me hace mucha gracia esta observación. También destacaría el estilo operístico, declamatorio, con bastante ornamentación como en obras de Chopin.
¿Y de la sorprendente Romanza, escrita sólo para chelo y piano?
Ahí entramos en el mundo de la música de cámara, un momento íntimo entre los dos instrumentos. Este movimiento posiblemente inspiró a Robert Schumann, aunque en el segundo movimiento de su concierto para piano Op.54 no hay un solo de violonchelo, hay una bella conversación entre el grupo de cellos y el piano. Por otro lado, la idea fue adoptada por su amigo íntimo Johannes Brahms en su segundo concierto para piano y orquesta en si bemol mayor Op.83 años más tarde. No sé hasta qué punto Brahms conocía el concierto de Clara para poder decir con exactitud si de verdad ese tercer movimiento Andante ha sido inspirado por la Romanza de Clara o ha sido una coincidencia. De todas formas, me parece bastante sorprendente que la idea de componer un movimiento para dos instrumentos solistas surge a una niña de catorce o quince años. ¡Es impresionante!
El tercer movimiento es mucho más grandilocuente y enérgico, pero el primero en componerse. Curiosamente me suena más próximo a Mendelssohn que a Schumann ¿Qué nos puede decir de él?
Sí, es el movimiento que Clara compuso primero, en 1833, el Konzertsatz, con alguna ayuda de Robert Schumann en la orquestación. Los otros dos movimientos los escribió después y estrenó el concierto bajo la batuta de Felix Mendelssohn en 1835 a los 16 años. A mí también me suena más próximo a Mendelssohn que a Schumann. Lo que me parece fascinante es que lo ha escrito una niña de trece años, esto significa que ella podía tocarlo con todas las dificultades técnicas que este movimiento ofrece. El movimiento está basado en ritmo de polonesa, es posible que aquí también se note influencia chopiniana.
Clara Schumann, en una conocida recreación del artista Hadi Karimi.
La obra es el fruto de una joven adolescente tan próxima a Robert Schumann. Como intérprete ¿Hasta qué punto aprecia la influencia de Robert Schumann en su escritura pianística?
La verdad es que me parece que la escritura pianística a veces se parece más a Chopin que a Schumann. El padre de Clara, Friedrich Wieck, consideraba que jóvenes pianistas aprenderían mucho tocando las obras de Chopin y sabemos que Clara ya a los doce años tocaba varias de sus obras, como las variaciones Là ci darem la mano Op.2, por ejemplo. En general, gracias a Clara y a Liszt, muchas composiciones de Chopin se presentaron delante del público europeo. También sabemos que Clara conoció al compositor polaco en persona e incluso tuvo la oportunidad de tocar para él en varias ocasiones, en 1832 en París y unos años más tarde en Leipzig. Chopin quedó muy impresionado con el talento de la joven y le regaló una copia del manuscrito de su concierto en mi menor. Así que creo que mi intuición no me ha fallado: hay más Chopin en esa escritura que de Schumann. Quizás también se notan características típicas de la época como de Kalkbrenner y Herz, y de Mendelssohn. Por otro lado, varias partes en el primer y tercer movimientos que incluyen saltos, diría saltos acrobáticos, me recuerdan a Schumann, como por ejemplo su Estudio de Concierto sobre Paganini Op.10 No.1 (1833), o Paganini mismo del Carnaval Op.9, (1835), obras que Clara obviamente ya conocía.
Quiero de paso mencionar que escuché varias grabaciones de este concierto, y varios pianistas optan por simplificar estas partes, cambiando notas y eliminando los saltos. En mi opinión, la dificultad técnica tiene su intensidad y atractivo para el público. Sabemos perfectamente que en el siglo XIX todo el mundo estaba loco por el virtuosismo, así que en mí opinión, eliminando estas dificultades de la partitura, la música pierde brillantez y así mismo desaparece el esfuerzo del intérprete.
Ha sido interpretado en España en Sevilla hace unos meses ¿Piensas que podrá permanecer en el repertorio?
Y no sólo en Sevilla, hace días también ha sido interpretado por la Baltimore Symphony Orchestra con la pianista Isata Kanneh-Mason. Yo creo que debe permanecer en el repertorio, por supuesto. Siempre escuchamos los mismos conciertos, el primero de Tchaikovsky, el segundo de Rachmaninov, por ejemplo. Obviamente, menciono los más tocados. Incluso si miramos a las finales de los concursos, siempre se tocan los mismos conciertos para piano y orquesta. Y ahora, por fin, tenemos algo «nuevo», un concierto que tiene frescura, compacto por su forma, romántico e incluso, en algunos momentos, algo sentimental en su espíritu, es que tiene que gustar a cualquier público. Yo creo que es un momento ideal para incorporarlo en el repertorio pianístico. Supongo que los directores también están cansados de dirigir lo mismo.
¿Finalmente, qué supone para usted tocar una vez más con la orquesta de su ciudad, ante familiares, amigos, colegas, y sobre todo ante un público que te tiene muchísimo cariño?
Tocar con la Sinfónica de Galicia para mí es siempre una alegría enorme. Primero, porque es una orquesta excelente, con una calidad altísima, con muchísima experiencia, que ha tocado con artistas brillantes. Y segundo, por supuesto, es una alegría tocar con personas que te han visto crecer, es una sensación muy especial y difícil de describir. Debo confesar que con el paso de los años, haciéndome mayor, cada vez aprecio más a personas cercanas a mí, a mis amigos, a mi familia, a la ciudad donde he crecido, a los espacios que me rodearon desde mi infancia. Aunque estuve muchos años viviendo en Estados Unidos, La Coruña siempre será mi casa, mi querida ciudad con mi querida Sinfónica de Galicia.
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