Hoy se cumplen 90 años de su nacimiento
Hoy se cumplen 90 años del nacimiento de uno de los más importantes barítonos españoles de la segunda mitad del siglo XX. Manuel Ausensi nació en Barcelona el 8 de octubre de 1919, en una ciudad que vería muchos de sus más importantes éxitos. En 1947 debuta en el Teatro del Liceo, dando comienzo a una exitosa relación de confianza que casi le convertiría en su barítono titular durante las siguientes dos décadas. Once años después lo hace en América, en el Teatro Colón de Buenos Aires. Permaneció en activo hasta 1972. Desde entonces, dedicó su carrera a ofrecer conciertos de carácter benéfico y a potenciar la de jóvenes intérpretes gracias al concurso lírico que lleva su nombre. Era el momento de abandonar la agitada vida del artista de mundo y recogerse en su huerta valenciana, dedicando su cada vez más valioso tiempo a su hogar y aficiones. En 1990 volvió a los escenarios para ofrecer diversos recitales. Finalmente, falleció el 1 de septiembre del 2005 a causa de una larga enfermedad. Si hoy viviera, celebraría 90 años de una de las más fecundas carreras que un artista español ha llevado a cabo sobre un escenario.
Manuel Ausensi fue un intérprete que marcó una época, la de los años 50 y 60 sobre todo. Y lo hizo como un barítono auténtico, un auténtico barítono de voz siempre presente e indudable personalidad. Es sabido que clasificar los diferentes registros líricos es complicado incluso para los expertos y los propios cantantes. Carlo Bergonzi, por ejemplo, comenzó cantando como barítono antes de que se diera cuenta de que podía llegar a ser el fascinante tenor que a la postre fue. Sucede algo parecido con muchos bajos, que cantando papeles de barítono terminan por estropear sus cualidades naturales. Con Ausensi esto no sucedió, porque casi desde el principio se identificó con la figura del barítono, vamos a decir, puro. Un barítono de gran rotundidad y carisma del que, sobre todo, deslumbraba la belleza y mordiente de su timbre, que en ocasiones ensombrecía a sus compañeros de reparto. Cuando hoy en día muchos cantantes se quejan de lo mal orquestadas que están las zarzuelas, y de que la cantidad de los músicos de nuestras orquestas no se asemejaban ni mucho menos a los discretos conjuntos del siglo XIX y comienzos del XX, Ausensi podría situarse entre los pocos privilegiados cuyo volumen vocal restaba importancia a este tipo de cuestiones.
Era un cantante soberbio que partía desde una perspectiva interpretativa meditada, profunda e inteligente, que tenía como premisa básica el estudio profundo de la música y el personaje. Para él, era fundamental emocionar cantando, y no hacer trivial y fría una experiencia que, por definición, debe ser cálida y sugerente. "El cantante debe dominar la voz y no la voz al cantante", y proceder con una carrera medida con prudencia y firmeza, de la mano de la técnica y la musicalidad. En el repertorio operístico destacó en el verdiano, con obras como La traviata, Rigoletto y Nabucco. Desde luego, su carrera operística podría haber tenido mejor suerte en el número de grabaciones, que siendo bastantes, no son suficientes. Pero si por algo será recordado es por su extraordinaria contribución a la dignificación y divulgación de la zarzuela, a través de innumerables grabaciones que han sido, durante décadas, de la mano del mítico Ataúlfo Argenta, auténticas joyas de coleccionista y referencias interpretativas del más genuino género lírico español. De hecho, su nombre ha estado tan indisolublemente unido a la zarzuela, que algunos aficionados casi habían olvidado su vertiente operística Si en la actualidad figuras como el tenor Plácido Domingo o el director de escena asturiano Emilio Sagi se han convertido en verdaderos defensores de la ópera cómica española, Ausensi fue, desde luego, una de las figuras claves que marcaron el camino interpretativo del género.
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