Por José Amador Morales
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 31-X-2018. Tomás Marco, Tenorio. Alfredo García (Tenorio), Nuria García-Arrés (Doña Inés), Manuel de Diego (La Narración/Don Luis Mejía), Susana Casas (Madrigal/Lucía/Doña Ana), Mercedes López Rodríguez (Madrigal), Moisés Molina de Mera (Madrigal), Andrés Pérez Merino (Madrigal). Tenorio Ensemble Orquesta. Manuel Busto, dirección musical.
Intercalada de manera un tanto forzada entre las funciones de la Lucia di Lammermoor donizettiana, el Teatro de la Maestranza ha presentado esta versión en concierto de Tenorio, la ópera de cámara que compusiera Tomás Marco entre 2008 y 2009 para el Estío Musical Burgalés y que, sin embargo, no fue estrenada hasta el pasado año en el Festival de Verano de San Lorenzo de El Escorial.
Creada en torno al mito de Don Juan, la obra es más una sucesión de reflexiones intelectuales en torno a la idea del mito, que un desarrollo dramático y teatral de la historia a la manera tradicional; probablemente ahí radique su principal interés y también su mayor dificultad a la hora de conectar con el público. Este Tenorio sigue la idea de Zorrilla aunque aderezada con aportaciones de Tirso, de Da Ponte, de Molière, Sor Juana Inés de la Cruz o Quevedo. Según el propio compositor, «es una especie de compendio de cómo está hoy por hoy el mito: no termina ni con la salvación ni con la condenación del personaje sino con la transformación de Don Juan en mito (…) En realidad, aunque Zorrilla lo salva y los demás lo condenan, el mito ni se salva ni se condena; sencillamente, entra en nuestro inconsciente colectivo y formula diversos interrogantes sobre el amor. En definitiva, sugiero una fábula y una reflexión basándome en las peripecias del Don Juan de Zorrilla».
La composición requiere un pequeño conjunto instrumental (en el concierto que comentamos compuesto por una flauta, clarinete, fagot, trombón, tres violines, dos violas, dos violonchelos, contrabajo y dos percusionistas), una soprano, un tenor y un barítono así como un cuarteto vocal (con función de comentarista de la acción al estilo del coro griego y de recreación de personajes secundarios).
Musicalmente, en esta lectura sevillana destacaron los cuantiosos hallazgos tímbricos, con momentos realmente hermosos (particularmente los interludios, el dúo de Doña Inés y Tenorio o la escena final) y polirítmicos, así como la fácil comprensión del texto, sello indiscutible de la obra vocal de Tomás Marco. No obstante, la pretendida y continua diversidad sonora, con células expuestas «en potencia» que dan paso sucesivamente a otras en búsqueda de nuevos materiales auditivos, termina saturando al espectador; como el continuo y melódicamente limitado recitativo acaba deviniendo en monotonía expresiva. Por otra parte, a nivel estructural, hay cierta sensación de desorden en las escenas que, a la postre, acaba por perder al espectador que pretende seguir el argumento (algo evidentemente más complejo tratándose de una versión de concierto: aquí las idas y venidas de los cantantes, cambiando continuamente de atril, crearon más confusión que otra cosa).
El Tenorio Ensemble Orquesta al frente del sensacional trabajo del prometedor Manuel del Busto, desgranó las excelencias instrumentales de la partitura. A nivel vocal, el reparto formado por Alfredo García como Tenorio, Nuria García-Arrés como Doña Inés, Manuel de Diego como narrador y Luis Mejía cumplió con corrección y profesionalidad, al igual que los «madrigalistas» procedentes del coro del teatro sevillano.
Foto: Teatro de la Maestranza
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