El Teatro Villamarta de Jerez programa la ópera Manon de Massenet, bajo la dirección musical de Carlos Aragón y escénica de Alfonso Romero
Manon de sorprendente final
Por José Antonio Cantón
Jerez, 30-I-2022. Teatro Villamarta. Jules Massenet, ópera Manon. Sabina Puértolas, Ismael Jordi, Damián del Castillo, Javier Castañeda, Manuel de Diego, César San Martín, Natalia Labourdette, Zayra Ruiz, Marina Pardo, Gregorio García, Mario Salas y Jesús Tomás Moreno. Coro del Teatro Villamarta. Orquesta Filarmónica de Málaga. Dirección de escena: Alfonso Romero. Director musical: Carlos Aragón.
El director de escena madrileño Alfonso Romero ha dado una curiosa e interesante orientación a la nueva realización que el Teatro Villamarta ha producido de una de las óperas más relevantes del repertorio romántico francés, fundamentalmente por su lirismo melódico, como es Manon de Jules Massenet. La fantasía formal de su escenografía, como resultado de las ilusiones siempre insatisfechas de la protagonista, y el sorprendente final de la ópera, cambiando su muerte por la quiebra de la libertad de Manon al anclarla en una vida de esposa y madre, lejos de sus aspiraciones juveniles de libertad soñada, han significado un cambio en las intenciones argumentales del libreto quedando su conclusión en una reflexión para el espectador sobre la cosificación de la mujer en una de las sociedades europeas más cultas y avanzadas del siglo XIX como fue la francesa.
Considerada como una de las heroínas más seductoras del repertorio operístico del país galo, estuvo representada por la soprano Sabina Puértolas cuya voz se encuentra en verdadero estado de gracia, como se pudo admirar por la agilidad vocal resultante en momentos como el aria Adieu, notre petite table del segundo acto antes de abandonar a su amado Des Grieux por su acaudalado amante, Monsieur de Brétigny, donde puso la máxima tensión canora expresando con verdadera emoción sentimientos de dolor, tristeza y melancolía. No menos relevantes fue la famosa gavota del tercero, que permitió se luciera el coro del teatro jerezano, bien trabajado por su director José Ramón Hernández Bellido. En el aspecto dramático, la cantante aragonesa cuidó al máximo la dicción ante la multiplicidad anímica que pide el personaje. Expresó así de manera convincente y perfectamente dibujada la personalidad y complejidad psicológica de la protagonista, que va evolucionando y se descubre paulatinamente a lo largo de la obra, desde su coquetería hasta su sinceridad, lo que favorecía y justificaba su precioso cantar belcantista que requiere por la fonética del idioma francés unos resonadores nasales de particular belleza, que Sabina Puértolas supo siempre muy bien activar en una constante y necesaria regulación.
El otro intérprete sustancial de la ópera, el señor Des Grieux, recayó en uno de los cantantes más adecuados para dicho papel; el tenor jerezano Ismael Jordi. Poseedor de un acentuado lirismo, su canto fue un ejemplo de oscilación entre recogimiento e intimidad, como expresó en esa arromanzada aria En fermant les yeux, que interpretó con absoluta musicalidad y exquisito gusto, reflejando apasionada entrega a su amada, sin dejar de tener, en otro de sus momentos estelares, ese grado de realce vocal con el que pudo emitir la famosa aria cuya escena se desarrolla en la famosa Iglesia de San Sulpicio de París, Ah, fuyez douce image, ante las apariciones de imágenes de Manon que van terminar convirtiéndose en realidad, que expresó como si de una apasionada plegaria se tratara, destacando sobre la densidad orquestal que era dinámicamente modulada con gran oficio por el maestro gaditano Carlos Aragón, desde años muy ligado artísticamente al Teatro Villamarta. Éste mantuvo la relevancia de su función a lo largo de todo el espectáculo con esa habilidad natural que le permite su dilatada experiencia de foso y su más que reconocida capacidad de acompañar y dirigir voces.
En cuanto al resto del elenco hay que valorar los registros agudos en su tesitura del barítono ubetense de Damián del Castillo en el papel de Lescaut, demostrando una capacidad actoral pareja a su calidad vocal. También hay que hacer mención a la excelente interpretación del aria Épouse quelque brave fille que hizo en el tercer acto Javier Castañeda como el Conde Des Grieux, derivando su expresividad a bajo-cantante, dando un aristocrático brillo a su emisión, que hacía olvidar su extraña caracterización. Los demás papeles secundarios, Manuel de Diego (Guillot de Morfontaine) y el tenor César San Martín (Señor de Bretigny) así como las tres actrices, Possette, Javotte y Rosette, representadas por Natalia Labourdette, Zayra Ruiz y Marina Pardo, respectivamente, funcionaron con sentido musical ante la diversidad de estilos musicales que se mezclan en esta ópera, que pasa del melodrama a la comedia y de la lírica más íntima al sentimiento más trágico, dignificando un espectáculo que tuvo más que cumplida correspondencia en el equipo artístico dedicado a la escena que ha entendido el sentido de fantasía que ha querido ver su director, Alfonso Romero, en esta obra rompiendo los cánones escenográficos del teatro lírico francés del último tercio del siglo XIX, del que Manon es un absoluto referente.
Con esta nueva y hasta cierto punto transgresora producción, tanto en decorados como en su desenlace, el Teatro Villamarta acrecienta su significación en el circuito operístico de nuestro país, manteniendo capital importancia para nuestra región, con ese más que merecido título de Centro Lírico del Sur.
Fotos: Javier Fergo
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