Crítica de Manon Lescaut de Puccini en Bolonia, bajo la dirección musical de Oksana Lyniv
Una velada elegante
Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 26-I-2024. Comunale Nouveau. Manon Lescaut [Giacomo Puccini / varios libretistas]. Erika Grimaldi [Manon Lescaut], Claudio Sgura [Lescaut], Luciano Ganci [Renato Des Grieux], Giacomo Prestia [Geronte di Ravoir], Paolo Antognetti [Edmondo], Bruno Lazzaretti [Il maestro di ballo], Aloisa Aisemberg [Un musico], Cristiano Olivieri [Un lampionaio], Costantino Finucci [Un comandante di marina], Kwangsik Park [Un sergente degli arcieri / L’oste]. Coro y Orquesta del Teatro Comunale. Director de escena: Leo Muscato. Director musical: Oksana Lyniv.
En una atmósfera de gran acontecimiento con la presencia de las máximas autoridades y de un público elegante, se ha inaugurado la temporada de ópera del Teatro Comunale con Manon Lescaut en homenaje a Puccini en el centenario de su muerte. Por numerosa, la autoría del libreto ha quedado en práctico anonimato, dado que junto al propio compositor colaboraron conocidos nombres como Giuseppe Giacosa, Luigi Illica, Ruggero Leoncavallo Domenico Oliva, Marco Praga y Giulio Ricordi, y por otro lado deriva de la novela «Histoire du Chevalier Des Grieux et de Manon Lescaut» de François-Antoine Prévost. Escrito entre 1889 y 1892, la ópera tuvo el estreno absoluto en el Teatro Regio de Turín el 1 de febrero de 1893, y el 4 de noviembre lo hizo en el Comunale de Bolonia con gran éxito en ambos teatros.
Esta nueva producción del Comunale se vale de la dirección escénica de Leo Muscato que, premiado por la crítica teatral como mejor director en 2007 y después por la musical en 2012, colabora con las fundaciones líricas más prestigiosas como el Teatro dell’Opera de Roma o el Alla Scala de Milán. En su visión los protagonistas están en perenne fuga inminente de algo o de alguien y adelanta la presencia del desierto, que en la ópera de Puccini llega solo al cuarto acto. La escenografía de Federica Parolini, sapientemente iluminada por Alessandro Verazzi, recrea sobre aquellas dunas la plaza de Amiens, la elegante casa de Geronte di Ravoir o el muelle de Le Havre con la pasarela de embarque de las condenadas. El bello y acertado vestuario de Silvia Aymonino nos traslada a la Francia de finales del XIX.
La expectativa mayor es la de la música y ciertamente no defrauda. Puccini estaba trabajando en una versión reducida de los Meistersinger von Nürnberg para la Scala de Milán y conocía por tanto las experimentaciones armónicas wagnerianas. La batuta de Oksana Lyniv recoge la función del leitmotiv subrayando con gran acierto los detalles de la refinada orquestación de Puccini, mantiene siempre el delicado equilibrio entre la orquesta y las voces, sin superarlas nunca, y consigue una excelente musicalidad en las escenas colectivas. Secundada por la siempre óptima orquesta del Teatro Comunale, la orquestación mantiene un equilibrio dinámico y un fraseo fiel al lenguaje de Puccini, arrancando un largo aplauso en el bellísimo interludio a telón bajado. Magnífica la prueba del coro preparado por Gea Garatti Ansini.
El reparto vocal es de buen nivel. Erika Grimaldi logró una gran creación vocal e interpretativa incarnando a una Manon inocente y vulnerable, frívola y enamorada. Su voz de grato timbre, bien proyectada, con gran agilidad en los ascensos y una impecable resolución de la coloratura, entusiamó al público que la aplaudió en especial en el aria del último acto «Sola perduta, abbandonata». El tenor Luciano Ganci es el jóven estudiante Renato Des Grieux con una perfecta línea de canto, óptimo timbre, gran proyección y facilidad en el registro agudo como demostró en las páginas más dramáticas como «Pazzo io son» o en el largo dúo final. Claudio Sgura es un Lescaut desenvuelto en escena con un bello timbre baritonal y una emisión suave y bien proyectada. Giacomo Prestia es un convincente Geronte di Ravoir tanto vocal como dramáticamente. El tenor Paolo Antognetti es muy creíble con bella voz como Edmondo. Aloisa Aisemberg como Músico cantó bien. Correctos los comprimarios Bruno Lazzaretti, maestro de baile, Cristiano Olivieri, un farolero, Costantino Finucci, un comandante de marina, y Kwangsik Park en el doble papel de sargento de los arqueros y hostelero.
El público apreció la representación y aplaudió y ovacionó largamente a los intérpretes.
Fotos: Andrea Ranzi
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