Crítica de José Antonio Cantón de la ópera Madama Butterfly de Puccini en el Teatro Cervantes de Málaga
Excelente homenaje a Puccini
Por José Antonio Cantón
Málaga, 24-XI-2024. Teatro Cervantes. Ópera Madama Butterfly de Giacomo Puccini. Reparto principal: Claudia Pavone, Antonio Gandía, Željko Lučić, Nozomi Kato, Luis Pacetti, Javier Castañeda, Marcelo Solís y Sophie Burns. Coro ‘Intermezzo’ del Teatro Cervantes de Málaga. Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM). Dirección de escena: Emilio López. Director musical: Giuseppe Finzi.
El Teatro Cervantes de Málaga ha tenido en cuenta el centenario de la muerte de Giacomo Puccini, que se cumple el 29 de noviembre, con la presencia en su temporada lírica de uno de los más destacados títulos de su repertorio como es la ópera Madama Butterfly. Tal auto-compromiso lo ha cumplido contando con la aplaudida producción escénica del Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia integrado por un elenco musical acorde con la trascendencia artística del espectáculo.
El planteamiento de Emilio López ha sido, como seña de identidad de su importante función como director de escena, tomar como referencia la emocionalidad que se transmite a través de la genial música de Puccini para crear la muy lograda plasticidad de esta producción acorde con la esencial vitalidad que requieren los personajes. Lo ha conseguido plenamente contando, en el segundo aspecto, con el arte canoro y profesionalidad dramática de un elenco equilibrado desde la integradora acción musical del muy experimentado maestro italiano Giuseppe Finzi, que supo sacar en todo momento lo mejor de cada uno y la mejor sonoridad de la OFM con gran agilidad de metro, combinada siempre con la acción actoral, y una destreza dinámica verdaderamente significativa, en aras a mantener máxima atención dentro y fuera del escenario. La lograda coordinación de ambos directores ha constituido uno de los secretos del éxito de esta representación.
Entrando en una somera valoración de cada uno de los principales cantantes del reparto, hay que decir que supuso una sorpresa muy agradable disfrutar del recitativo sentido lírico de la soprano italiana Claudia Pavone en el papel protagonista de Cio-Cio San de manera creciente a lo largo del desarrollo de la obra, con un volumen de emisión vocal que le permitía siempre destacar sobre la sonoridad orquestal como en las arias Un bel di vedremo y Che tua madre del segundo acto, manteniendo siempre una destacada acción dramática que culminó en la escena final. Su partner en el argumento, el tenor alicantino Antonio Gandía haciendo de Pinkerton, derrochó seducción en el primer acto (Amore o grillo) y dramática desenvoltura en la parte conclusiva de la ópera (Addio, fiorito asil), mostrando a su vez un lirismo que se aprecia cada vez más aquilatado que está favoreciendo acentuadamente el próspero estado actual de su carrera.
Fue digna de admiración la humanidad exhibida por el muy experimentado barítono serbio Željko Lučić, dando una lección de cómo conservarse en su inevitable declive canoro, creciendo en su acción dramática dando siempre sentido a las frases del cónsul Sharpless. También llamó la atención la importante intervención de la mezzosoprano japonesa Nozomi Kato en el papel de Suzuki, doncella de Cio-Cio-San, por su siempre cuidado recitato, dejando un contrastado efecto a la brillantez vocal de la protagonista, como quedó patente en el precioso y poético «dúo de las flores», dada la ternura expresada por ambas cantantes. El experimentado tenor malagueño Luis Pacetti, en sus contadas intervenciones como el casamentero Goro, dejó constancia de su vocal carácter ligero y un adecuado sentido escénico.
La orquesta se mostró siempre airosa por la claridad de su sonido lo que estimuló al coro que se estrenaba en el escenario cervantino, bien ahormado por el maestro malagueño Santiago Otero como quedó de manifiesto en el famoso pasaje a bocca chiusa del segundo acto implementado por la delicada plasticidad de las evoluciones de danza realizadas por Fátima Sanlés, que atraían la atención del público por su curiosa y elástica sincronía con la tenue expresividad de su música.
El Teatro Cervantes ha acertado de nuevo con esta producción en la que, desde el punto de vista musical, el maestro Finzi ha propiciado que el espectador se imagine esa apreciación que muchos entendidos han recalcado sobre maestría de Puccini en esta ópera, al entender que extrajo de la urdimbre psicológica contenida en el libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica la razón de ser de su extraordinario melodismo y sentido del canto, poniendo de alguna manera las directrices de todo lo que significaría en el siglo XX la cultura del género musical de la banda sonora cinematográfica como un paso más sustancioso en protagonismo derivado de la música incidental.
Fotos: Daniel Pérez
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