“Es necesario que esos ojos descansen”, le dicen al maestro Alonso. Pero el músico hace que no oye y se dirige al Teatro Albéniz para estrenar Veinticinco horas mintiendo. Apenas salido de la clínica, se acerca al teatro y por la noche dirige el intermedio Flor de almendro. Francisco Alonso no para. Entre el público está ese día el doctor Arruga que, por la tarde, le había prohibido cualquier tipo de movimiento. El oftalmólogo se asusta y pasa a verle,...
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