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Crítica: «Luisa Miller» de Verdi en el Teatro Comunale de Bolonia

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Autor: Aurelio M. Seco
6 de junio de 2022

Daniel Oren dirige la ópera Luisa Miller de Verdi en el Teatro Comunale de Bolonia, con  Gregory Kunde y Myrtò Papatanasiu en el reparto

Gregory Kunde

Un luminoso espectáculo

Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia. 3-VI-2022. Teatro Comunale. Luisa Miller [Giuseppe Verdi / Salvadore Cammarano]. Myrtò Papatanasiu [Luisa], Gregory Kunde  [Rodolfo], Marko Mimica [Il Conte Walter], Martina Belli [Federica], Gabriele Sagona [Wurm], Franco Vassallo [Miller], Veta Pilipenko [Laura], Haruo Kawakami [Un contadino]. Orquesta y Coro del Teatro Comunale. Dirección de escena: marionanni. Director musical: Daniel Oren.

   El estreno de Luisa Miller tuvo lugar en el Teatro San Carlo de Nápoles el 8 de diciembre de 1849. Derivada del drama de Friedrich Schiller Kabale und Liebe, es una ópera de transición entre el primer y segundo periodo de la producción de Verdi. Contiene páginas de gran fuerza melódica y la protagonista preanuncia el carácter de Violetta, así como la música es más íntima que la de las óperas del primer periodo.

   Se ha confiado la dirección de escena a «marionanni», que se ocupa también de la escenografía y del vestuario con la ayuda del plantel técnico del Teatro Comunale. A Mario Nanni se le conoce como el artista de la luz, en la que encuentra su lenguaje artístico y forma de comunicación, que considera el vehículo relacional entre todas las artes. Es director artístico del museo Marino Marini de Florencia y ha ganado el concurso internacional para la iluminación de la Alhambra de Granada. Vive y trabaja en su casa museo Virgola en Bolonia y en esta ópera quiere que la luz, en armonía con la música y el canto, narre el espectáculo y las emociones de los protagonistas. Y en efecto es la luz, que abre y cierra con una inquietante pupila vertical su discurso de estilizadas imágenes proyectadas, la que crea la escenografia en un magnífico juego de tonalidades, perfectamente plasmadas también en el vestuario que subraya el carácter de cada personaje. Citamos tan solo a Luisa siempre de blanco y a Wurm de oscuro impreciso, insidioso y tétrico como su personaje.

   El escenario es desnudo, esencial, un espacio universal en el que, según el director, «la luz, la sombra, la pausa, y el vacío, permiten liberar asociaciones y sensaciones inesperadas». Solo hay cuatro objetos: una gran lámpara central que se transforma en sol, en cielo, según los diferentes momentos de la ópera, un árbol símbolo del mundo sencillo y campesino, una butaca símbolo del poder y de la maldad, y una mesa simplemente equipada. Este último elemento es muy significativo porque es un importante soporte del humano afán: estudio, trabajo, alimentación y convivialidad, y según Mario Nanni marca la división entre el rico y pobre, entre el bien y el mal. Sin duda la ópera contrapone la prevaricación del potente sobre el débil. Nos parece una bellísima escenografía para un espectáculo óptimo también musicalmente.

«Luisa Miller» en el Teatro Comunale de Bolonia

  Conocemos al maestro Daniel Oren, que en enero de este mismo año ha inaugurdo la temporada lírica del Teatro Comunale dirigiendo Tosca. Internacionalmente conocido como director en los más importantes teatros europeos y americanos, es ahora director musical del San Carlo de Nápoles. En esta ocasión, ya desde la ouverture ha sabido acentuar la extraordinaria riqueza de la orquestación verdiana, evidenciando los múltiples refinamientos instrumentales y las intervenciones solistas, en especial del clarinete. Ha valorizado el canto, las cabalettas muy vivas en contraste con arias y concertantes que subrayan momentos dramáticos, y la psicología de los diferentes personajes. La orquesta del Teatro Comunale ha dado una óptima prueba, así como el coro, preparado por Gea Garatti Ansini, que en esta ópera tiene un gran protagonismo.

   El cast es excelente y a todo él va el mérito de la óptima velada lírica. Myrtò Papatanasiu borda una Luisa al principio feliz y enamorada para pasar al desengaño, a su muerte y a la del amado. Su voz se enfrenta sin dificultad a su difícil papel, luciendo ligereza y coloratura, con emisión regular y segura también en los agudos. Gregory Kunde es un Rodolfo dramáticamente perfecto, con magnífica línea de canto, un color vocal atractivo, brillante en el registro agudo y muy ovacionado en el aria «Quando le sere al placido». Perfecto en el trágico duo con Luisa del último acto que se transforma en trío con la llegada de Miller padre, interpretado por el barítono Franco Vassallo, de gran proyección vocal, brillante en el agudo y perfecto en la difícil cabaletta «Ah, fu giusto». Marko Mimica dibuja un cumplido Conte Walter, padre duro e inflexible, con voz caudalosa. Se mueve sinuosamente Gabriele Sagona, el malvado Wurm, que aprovecha la situación para acosar lujuriosamente a Luisa. También el vestuario monacal oscuro, al principio con el rostro casi oculto por la capucha, subraya su maldad. Su nombre, aquí y en la tragedia de Schiller, tiene la oportuna significación de «verme» (gusano) en italiano. Martina Belli, Federica, sabe expresar perfectamente su despecho al ser rechazada por Rodolfo. Su voz resalta en el duo con Kunde en el primer acto y en el encuentro con Luisa. Correctos también Veta Pilipenko como Laura y Haruo Kawakami, de la Scuola dell’opera del Teatro Comunale, como un campesino.

   Un magnífico espectáculo, durante el cual el público ha aplaudido y vitoreado numerosas veces al maestro tras la ouverture, a Gregory Kunde, a Myrtò Papatanasiu y a Franco Vassallo. Al final el entusiasmo de los espectadores se ha extendido a toda la compañia y al director de escena.

Fotos: Andrea Ranzi

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