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LUCRECIA COLOMINAS, directora artística de la OSCyL: «Soy de las que primero prefiere escuchar y conocer la realidad»

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Autor: Agustín Achúcarro
25 de septiembre de 2024

Agustín Achúcarro entrevista a Lucrecia Colominas, nueva directora artística de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León

Lucrecia Colominas

LUCRECIA COLOMINAS: «Soy de las que primero prefiere escuchar y conocer la realidad»        

                                   

Una entrevista de Agustín Achúcarro
Cuando su piano aún navega camino de Valladolid, Lucrecia Colominas lleva algo más de un mes en su puesto de Directora Artística de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León [OSCyL]. A punto de comenzar la temporada, esta argentina de nacimiento, que ha pasado parte de su vida entre Brasil y Nueva Zelanda, nos comenta cómo fueron sus inicios, cuáles son sus proyectos y las ideas que trae. Pero antes de empezar ese recorrido deja unas palabras sobre el primer concierto de la Temporada de la OSCyL, que comienza justo esta semana, días 26 y 27, en el Auditorio de Valladolid, al tiempo que recuerda que no ha sido confeccionada por ella, sino por su antecesor Jesús Herrera. 

¿Qué nos puede decir acerca de este primer concierto de la OSCyL y de esta temporada 2024-2025?

Me parece que es un programa genial para empezar la temporada, que habla mucho del espacio en el que trabajamos, de la cultura musical creada aquí, y que además luego irá de gira por Alemania. Es como mostrar a la orquesta como embajadora del patrimonio cultural del país con el Concierto de Aranjuez y las Suites de El sombrero de tres picos. Y Kauyumari de la compositora Gabriela Ortiz, compositora residente, no deja de ser parte de la cultura hispanoamericana.

Creo hay conciertos para todos los gustos y artistas muy variados, por lo que pienso que lo más probable es que en cualquier actuación siempre haya algo que le va a gustar al público. También hay muchas sorpresas, obras que toca por primera vez la orquesta, y algunos estrenos. 

Háganos un resumen de su carrera, desde sus inicios 

Soy argentina, nacida en la provincia de Chaco, en donde inicié mis estudios, en la Escuela Provincial de música, donde empecé a estudiar piano y educación musical. Soy ante todo docente, maestra en educación primaria y especialista en música y piano, algo que llevo con muchísimo cariño. Tengo gran admiración por la labor docente y mucho respeto por el trabajo educativo de las instituciones culturales. De mi tierra me fui a Brasil, a estudiar en la Universidad de San Pablo. Soy licenciada en música, con la especialidad de piano, y empecé a trabajar para la Sinfónica de San Paulo, que fue mi entrada en el mundo de la gestión. No coincidí allí con Thierry Fischer, pues en aquella época iniciaba la dirección Marin Alsop. Fui a Chicago a hacer un máster en educación artística y pasé una breve estancia en Portugal, estudiando en la Universidad de Coimbra. Y luego he estado siete años en Nueva Zelanda, trabajando para la Sinfónica Nacional de Nueva Zelanda, hasta que me llamaron de aquí.

¿Qué le queda en su memoria de aquellas épocas?

Recuerdo muy vívidamente la primera clase de piano, en la que me maravilló ver a mi maestra probándolo, haciendo rapidísimo una escala cromática en toda la extensión del instrumento. Desde ese momento tuve una fascinación con esa gama de sonidos, de los más graves a los más agudos. También recuerdo con cariño la Escuela Provincial de Chaco, por ser un espacio de muchísimo afecto. Pasé un considerable tiempo allí, no me gustaba la escuela normal, pero sí la de música. Poseían una infraestructura modesta, pero tenían una dedicación ejemplar. Tuve la suerte de tener maestros muy entregados, que nos daban clases hasta en las vacaciones. A esa escuela le estoy eternamente agradecida. 

La mudanza a Brasil que, aunque es limítrofe con Argentina, tiene diferencias bastante marcadas, me permitió conocer nuevas formas de ver el mundo. Me recibieron en la Universidad del Estado de San Pablo, en el Instituto de las Artes. El contacto con otras disciplinas artísticas era continuo y pasé allí mucho tiempo, incluidos sábados y domingos, pues es donde tenía el piano.

Lucrecia Colominas

¿Cómo fueron sus primeros contactos con la OSCyL?

Básicamente, ellos me contactaron. Estaba de vacaciones en Argentina, con mi familia, concretamente cerca de las cataratas del Iguazú, con una hermana de 17 años, a la que amo profundamente. Me llamaron y me dijeron que Jesús Herrera había comunicado que se iba, y que si yo tenía algún interés en realizar alguna comunicación con la OSCyL. Además, tengo a mi madre en Vigo por lo que, tras siete años en Nueva Zelanda, me gustaba la idea de venir a España. Respondí que sí y ahí empezamos con entrevistas, a hablar sobre lo que estaban buscando y si era acorde con mi perfil.

¿Y qué estaban buscando?

A alguien que tuviera experiencia amplia en programación internacional. Me preguntaron bastante sobre mi labor en el área socio-educativa y de cobertura del territorio, algo que me lo daba mi trabajo en Nueva Zelanda, en donde teníamos que cubrir las dos islas que componen el país. Les expliqué las diferentes formas en las que desarrollamos la estrategia de cobertura territorial y cómo lo veíamos transversalmente; no solo desde lo territorial, sino en el tipo de oferta de la parte tradicional, la experimental, la educativa… Creo que eso aportó bastante, unido al hecho de que trabajase con una red internacional.

¿Y qué le llamó a usted la atención de Castilla y León?

Me atrajo el que posee la orquesta más joven que he dirigido, en el sentido de que no tiene 40 años. Sentía que se podían hacer varias conquistas y realizar primeros experimentos, algo que se puede hacer mejor en una institución joven. Había oído hablar muy bien del espacio en el que trabajan, conocía a algunos músicos, que habían estado en la OSCyL, me interesaba mucho el trabajo de Thierry Fischer, un maestro al que admiro mucho. Y desde el punto de vista personal, me atraía la proximidad con la familia.

No es muy diferente el mundo de las orquestas con las que he estado y las de España, en concreto la de Castilla y León. Aun así, hay mucho del contexto local que todavía tengo que conocer. Probablemente, si me hacen la misma pregunta dentro de seis meses, podría decir detalladamente qué cuestiones me parecen distintas. De momento, en unas seis semanas, compruebo que la formación orquestal, la plantilla, es muy similar a la de Nueva Zelanda, pero la parte organizativa es diferente, en cuanto a la constitución del equipo que trabaja al servicio de la orquesta. Y la temporada también tiene una estructura diferente. En Nueva Zelanda teníamos una gran cobertura territorial, la programación era más chica, pero se repetían muchas veces los programas en diferentes ciudades. En relación a la de San Pablo realizábamos muchos programas diferentes, pues era una ciudad de 20 millones de habitantes.

Y luego está el camino que cada orquesta emprende para reflejar la cultura local y cómo se proyecta internacionalmente.   

¿Por cuánto tiempo viene?  ¿Cuáles son sus retos más reseñables?

Mi contrato es por tiempo indefinido. En cuanto a mi labor, hay dos formas de trabajar: Se puede partir de una visión personal, con la que cuando llegas de fuera no conoces el contexto. Y la otra, consiste en intentar chocarse con la realidad y, a partir de ahí, crear una visión que uno juzgue que es la necesaria para la institución. Yo soy de las personas que prefiere primero escuchar y conocer la realidad. De momento, creo que ya he recaudado bastante información, pero pienso que queda mucha todavía. Sé que hay cuestiones básicas, como el compromiso de la orquesta con la Comunidad de Castilla y León, la Temporada de abonos y el proyecto Socio-educativo, que se van a mantener indiscutibles. Una debe colocar estrategias diferentes dependiendo de la realidad con la que se encuentre. Y en cuanto a la parte internacional, queremos que sea una práctica que nos lleve a salir todos los años.        

¿Qué le ha satisfecho más y qué menos?

Hay un ambiente de compañerismo y eso es muy bueno. Existen unas fluidas relaciones interpersonales, lo que hace que se pueda trabajar bien. Me ha gustado mucho el calor del público, como apreciando el trabajo que realizan los músicos, la posibilidad de trabajo que hay, los proyectos que se pueden hacer en una estructura como el Delibes. Hay labor para hacer, se puede mejorar la acústica, pero es un espacio que posibilita el trabajo que conduce a la excelencia.    

 Háblenos de la figura del concertino

Tenemos concertinos invitados y Luis Suárez vendrá en la mayoría de los conciertos de la temporada de abono. De todas formas, este es un apartado que corresponde al director titular, pues el concertino es como su mano derecha, y en ese sentido la idea que una pueda tener, es secundaria. En la forma en la que estamos trabajando, y va a seguir, la idea es la de un concertino invitado principal, que como he dicho es Luis Suárez. Y para cuando él no trabaje, se traerán invitados. Todos los modelos tienen ventajas y desventajas, a mí personalmente me parece muy bien la posibilidad de contar con personas de fuera, tener un áncora, en este caso Luis, y traer invitados, que incluso puedan ser propicios para determinado repertorio. 

Lucrecia Colominas

¿Cómo se plantea la relación en el día a día con los músicos, con los trabajadores y con el director?  

 La relación con los colegas es profesional y tiene que tener la base del compañerismo, el trabajo en equipo, el respeto y la imparcialidad, por lo que uno no es necesariamente amigo. Con el director tiene que ser de estricta colaboración, muy fluida. Hace poco lo hablaba con otra persona que hace un trabajo similar, y comentábamos que hay que encontrar el balance perfecto, la sincronía de ideas, y cuando se cuestiona algo, hacerlo, porque ese diálogo ayuda al otro a repensar y así se llega al mejor resultado posible. He trabajado con directores de personalidades muy diferentes, pero siempre he tenido una buena relación con ellos, en la  que una se sienta en la libertad de cuestionar cosas cuando se ha pensado una determinada idea de forma diferente. Se aprende escuchando del otro, proponiendo, y dejándose sorprender.

¿Cuándo será la primera temporada que lleve el sello exclusivo de Lucrecia Colominas y qué tiene pensado para ella? 

En la 2025-2026 hay elementos que ya estaban, no tanto de repertorio, sino de artistas ya contratados. Es algo que Jesús Herrera hizo muy bien, pues hay que realizarlo con tiempo, para no llevarse sorpresas. Así que la mayor parte de la decisión sobre el repertorio va a recaer en mí. Y ya la temporada 26 y 27 será mía totalmente. Me interesan muchos repertorios, en cuestiones generales busco que sea plural, y hacerlo en conversación con Fischer. Hay que pensar en cosas, como si se quiere hace un ciclo determinado, que van unidas a la sonoridad sinfónica que se desea alcanzar, como está pasando ahora con el hecho de interpretar todas las sinfonías de Beethoven. No puedo desvelar lo que ya tengo, por no estar todavía cerrado.

La parte de lo experimental es de lo que más me interesa, entre otras cosas, porque es de la que reconozco aquí menos presencia. Hay muchas formas de trabajarla, y de manera general me interesa el diálogo entre disciplinas y otra forma de presentación de los conciertos. Obviamente, no para que ocupen el espacio de la temporada de abonos, sino para que lo complementen. Esto implica la relación con otras disciplinas, estrenos de música nueva y relecturas de clásicos, desde otra perspectiva. Es algo que estoy pensando, pero como depende de muchas cuestiones, incluidas las administrativas, no podría poner una fecha concreta. Con optimismo, podríamos hablar del curso 25-26 y con realismo del 26-27. En lo relacionado con la parte socio-educativa, todavía no terminé el análisis, que debe ser exhaustivo, pero hay proyectos, que supongo que se dejaron por la pandemia, que me gustaría retomar. Planes de cuño social, que deberían volver por el impacto tan bueno que tuvieron. Estamos analizando también la estrategia de la Orquesta Joven y qué tipo de acciones son necesarias. Decir ahora qué vamos a hacer sería precipitado.

Al hilo de esto, qué va a pasar con el coro de la orquesta, los proyectos sinfónico-corales, la ópera, la zarzuela…

Seguimos trabajando con el maestro Jordi Casas, por tanto, los proyectos sinfónico-corales van a seguir programándose regularmente, como se ha hecho hasta ahora.

En cuanto a la ópera o la zarzuela, aún no he hablado con los responsables del Teatro Calderón. Sobre la cuestión vocal, va a seguir existiendo, de hecho, esta temporada terminamos con las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss, y también hay música para voz en el Ciclo de cámara. En relación a la ópera en concierto, tendrá que ser algo complementario a la oferta existente, pero de momento el proyecto es prioritariamente sinfónico.

¿Cómo se plantea los viajes internacionales y la idea de los músicos en residencia o asociados?

Esta temporada tenemos Artistas en residencia como Pahud o Tamestit, y la idea es seguir con esas colaboraciones, que incluyen máster, clases y música de cámara. Es muy importante mostrar a los músicos en todas sus facetas, no solo en la interpretativa, y lo de los Artistas en residencia da pie a conocerlos mejor en aspectos más humanos, que van más allá de lo meramente interpretativo. 

¿Qué querría que se reconociese como su legado?

Me gustaría que quede una institución abierta a experimentar cosas nuevas, cuya excelencia artística vaya unida a su compromiso social. 

¿Qué le gusta realizar en su tiempo libre a Lucrecia Colominas?

En estos trabajos hay poco tiempo libre, pero una de las cosas que pretendo hacer es mantener la relación con mi familia y amigos, de hecho mi madre ya ha venido a visitarme dos veces. Intento pasar bastante tiempo con ellos, ya sea a través de una llamada telefónica, video llamadas... Mantengo amistades en América latina y Nueva Zelanda y quiero conservar ese vínculo vivo. Me gusta mucho leer y mi piano está viniendo en barco desde Nueva Zelanda. Cuando llegue deseo ocupar con él parte de mi tiempo libre. Lo más difícil de mantener son las relaciones personales, pero las que son fuertes van a estar ahí. Tengo amistades desde mi infancia y mi adolescencia, y cuando recuperamos el vínculo, la relación no ha perdido fuerza, se mantiene viva como si nos hubiéramos visto la semana anterior. 

¿Quiere usted añadir algo más?

Estoy muy feliz de estar aquí y tengo conciencia de que es un privilegio poder hacer el trabajo que hago. Espero desarrollarlo desde la entrega y el afecto.

Foto de portada: Facebook Lucrecia Colominas
Fotos: OSCyL

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