Por Aurelio M. Seco
Georg Solti ha sido un artista único. Leer y releer su biografía, de la que ya hemos hablado en alguna ocasión, es una oportunidad para descubrir buena parte de lo que ha ocurrido entre bastidores en el mundo de la música del pasado siglo. En sus memorias, Solti es sincero hasta límites que rozan lo excesivo. Quizás por eso, su biografía, que es autobiografía, es una de las más interesantes que se han escrito sobre un director de orquesta. Personalmente, encuentro a este director fascinante y muy importante. No sólo por su franqueza como músico, algo que ya es una característica rara de encontrar, sino por su sonido. Porque, efectivamente, hay un "sonido Solti", una manera de tocar y hacer música propia de él, que resulta fácil de identificar y contraponer con la visión de directores de la talla de Celibidache, Victor de Sabata o Karajan.
Es cierto que todo el mundo tiene su sonido. Cuando alguien dirige, la orquesta, obviamente, suena. Pero hay sonidos interesantes, que reflejan la personalidad de quien lleva las riendas de la interpretación y sus criterios técnicos, y otros que simplemente son reflejo de las circunstancias del momento. En el sonido de Georg Solti yo siempre he percibido ...
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