Por Albert Ferrer Flamarich
Ganarse la vida en el arte, la literatura y la música. Javier Gomá Lanzón (Dir.). Varios autores. Galaxia Gutenberg, 2012. (250 págs). IBSN: 978-84-8109-962-1
Con éxitos en su catálogo como El canto de las sirenas y La imaginación sonora del filósofo Eugenio Trías o El humor en la música de Casablancas, Galaxia Gutenberg también abonó su parcela musical –ni que sea tangencialmente- con la edición de seis ensayos coordinados y dirigidos por Javier Gomá Lanzón. Los autores, todos pertenecientes al mundo de la docencia e investigación artística e intelectual española, realizan una auditoria sobre la idealización del arte y la posición del artista desde la sociología. Ofrecen un punto de vista renovador que valida el hecho social como generador del fenómeno artístico. Es decir, la vida artística como una suite de sucesos que tiene como base la vida social y las repercusiones de ésta.
Desde distintos ángulos, cada uno en su especialidad, los autores trazan una historia de la cultura que acerca al lector a la perspectiva de cómo se ganaron la vida poetas, novelistas, dramaturgos, pintores, filósofos y músicos. Para ello parten de un caso concreto (Alejandro Vergara aborda Rubens; Joan Oleza a Blasco Ibáñez y Juan José Carreras a Beethoven) o desde la generalidad de unos preceptos que reflejan cómo cada sociedad tiene su momento y su motor económico. Los textos evidencian que los autores pertenecen a ese linaje de historiadores con dotes narrativas, poseedores de la habilidad para evocar datos y sucesos, manteniendo vivo el relato y la exposición de su tesis. El estilo lógicamente es fluido; la estructura y acotación de los parámetros, adecuada; y de la lectura se desprende un voraz apetito por la información a la par que una genuina capacidad de reflexión sobre la realidad del arte.
En conjunto, el libro sigue uno de los modelos británicos que en los últimos veinticinco años han modernizado el perfil de publicaciones divulgativas útiles tanto al aficionado como al profesional. El discurso, aunque focalizado y ultraespecializado, es transversal, heterogéneo y con ejemplos que van desde la conquista de la variabilidad del criterio de éxito o el conflicto de los derechos de autor hasta el estatus y formación intelectual del artista frente al artesano, así como el carácter funcional del arte. Sobresalen aspectos como los vínculos de los creadores con los centros de poder (Rubens); los procesos de mercado de arte y sus consecuencias (el negocio de Blasco Ibáñez; Beethoven y sus sempiternos conflictos con sus editores); o el resurgir y nuevos enfoques de debates como la utilidad frente a la estética del arte en cuanto a su valor simbólico y su valor comercial (como lo trata José-Carlos Mainer); o la posición y categoría de la música en la clasificación de las artes y su consideración filosófica (como realiza Antonio Gallego).
Se trata de un excelente testimonio para comprender como desde la Modernidad y en la Contemporaneidad el cambio de orientación del antiguo sistema de mecenazgo y la aparición de un público burgués generó nuevas demandas. Éstas afectaron tanto a la historia como a la estética y, por supuesto, a los espacios artísticos. El resultado contribuyó decisivamente a una diversificación de los productos culturales que, a su vez, dieron un nuevo perfil a las profesiones intelectuales.
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