Por Albert Ferrer Flamarich
Estudios musicales del Clasicismo. Germán Labrador (coordinador). Editorial Arpegio. 208 págs. ISBN: 978-84-15798-06-4.
Son muchos los esfuerzos que desde la musicología española se han realizado durante las tres últimas décadas para compensar la falta de estudios historiográficos específicos. Un ejemplo es el llevado a cabo por Jaime Tortella, principal valedor de la obra de Luigi Boccherini (1743-1805) dentro de nuestras fronteras. Su incansable tarea junto a la de otros musicólogos autóctonos y foráneos ha contribuido de manera decisiva a un profuso crecimiento de la bibliografía sobre el compositor italo-español. Así lo refleja la Editorial Arpegio, no exclusivamente dedicada a la música, que añade otro título a los distintos que ha comercializado gracias a la Asociación Luigi Boccherini, Investigación y Difusión Musical. Lo hace a partir de comunicados y artículos de investigación fruto del Congreso Internacional Luigi Boccherini y la Música de su Tiempo II, celebrado en la Universidad Autónoma Madrid en noviembre de 2011.
Coordinado por Germán Labrador, este compendio incluye cinco análisis expuestos sin retórica, con estilo directo y mayoritariamente en castellano. Fernando Antón aborda la españolidad de Boccherini a partir del fandango y la representación musical del taconeo en su función semiótica como memes asociado a éste baile en los quintetos con guitarra. Abundan los fragmentos de partituras, los cuadros sinópticos y corona su exposiciones con referencias muy oportunas a la obra de Domenico Scarlatti y el Padre Soler. Eso sí, y al igual que Aurèlia Pessarrodona y María José Mayordomo en los apéndices de su comunicación, podría haber traducido las citas procedentes y extractos de otros idiomas en una nota al pie. Ello es necesario cuando hay la voluntad que el producto pueda llegar a un público algo más amplio de lo estrictamente académico.
Por otro lado, las citadas investigadoras tratan la vertiente corporéutico-musical, es decir, la relación con la danza a partir de esquemas rítmicos y análisis coreográficos de los pasos de los minuetos. Es un estudio de carácter interdisciplinar, denso y exigente para el melómano común. Se fundamenta en los íncipits de los cuartetos para cuerdas y generan su propia clasificación abriendo vías de investigación. La exposición metodológica es excelente así como lo es el uso de herramientas científicas y estadísticas o la inserción de extractos de tratados y manuales de danza.
El tercer capítulo lo firma Sandra Myers Brown y lo dedica a la “Tía Faustina” o “Condesa viuda”, apodo de Doña María Faustina Téllez-Girón y Pérez de Guzmán. El eje principal es el mecenazgo y la actividad cultural y lúdica en la Casa de Osuna. Por ello trae a colación los encargos a Ramón de la Cruz y Fernández de Moratín, y los testimonios de viajeros como Joseph Townsend. No faltan las referencias al Capricho número 55 de Goya como el reflejo de una “vieja vanidosa y loca”.
En la cuarta aportación, Isabel Lozano Martínez se centra en la recuperación y programación de Boccherini en la España de los 50 y la actividad del violinista Federico Senén (1901-1960), la ASE (Asociación de Solistas Españoles) y las actividades llevadas a cabo durante el 150 aniversario de la muerte del compositor. Con ello traza un arco en el que se percibe la tímida y puntual incorporación de las obras boccherinianas al canon. El único trabajo escrito en lengua no castellana lo firma Daniel Cattaneo en italiano y plantea las reflexiones sobre el concepto de españolismo en relación a la literatura española para tecla entre los siglos XVIII y XIX. Es el capítulo más breve y complementa aportaciones de figuras como Thomas Schmitt en el desglose de algunas de las características y problemáticas del llamado estilo español.
Por último Jaime Tortella cierra este conjunto de comunicaciones con una exhaustiva relación documental vinculada al compositor ítalo-español y su entorno en el periodo comprendido entre 1768 y 1809. La excepción la marca el registro testamentario del nieto del compositor, Fernando Boccherini Gallicioli de 1861. La mayoría de estas fuentes históricas aparecen en transcripción completa o parcial y proceden de contratos, testamentos, actas de defunción, el inicio de las epístolas con Pleyel, etc. Se trata de un capítulo claramente pensado como fuente de consulta para investigadores, analistas y biógrafos.
En conjunto la edición es utilitaria, con letra legible, variedad tipográfica y adecuada en los recursos visuales para facilitar la comprensión del contenido. No dude el lector que se trata de otra aportación muy significativa de la Asociación Luigi Boccherini que corrobora la calidad y dignidad de la musicología española y sus componentes. Si les interesa el tema, disfrutarán.
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