Por Albert Ferrer Flamarich
El cuarteto de cuerda. Laboratorio para una sociedad ilustrada. Cibrán Sierra. Alianza Música. Barcelona, 2014 (255 págs.) ISBN: 978-84-206-9338-5
En la tendencia –a veces incluso moda- editorial de los libros de iniciación sobre campos humanísticos, la ópera se ha beneficiado por su cliché de cultura elevada, entre otros motivos y prejuicios. Menos frecuente ha sido abordar territorios como el sinfónico o el camerístico sin plantear una colección. Y esto se corrobora con el segundo de los títulos de la nueva apuesta de Alianza Música en su Biblioteca básica, dirigida por Javier Alfaya.
Se trata de un título sugerente en lengua castellana del que no hay sobreabundancia de referencias, al margen de guías de análisis de obras de cámara e historias de la música. El autor, Cibrán Sierra (Ourense, 1979), es el miembro fundador del Cuarteto Quiroga que es una de las agrupaciones más aplaudidas y premiadas de las nuevas generaciones de músicos españoles. Ha dividido su aportación en cinco capítulos a los que se suman las notas al pie, desplazadas al final por convención editorial y que incluyen aclaraciones terminológicas entre otras informaciones. El segundo capítulo presenta una historia del género desde una perspectiva positivista que combina los grandes nombres con la explicación de algunas obras. En este sentido sobresalen los comentarios de los cuartetos Razumovsky de Beethoven y los de Béla Bartók. No obstante, aún con oportunas pinceladas sobre la autonomía de la música instrumental y puntuales incisos estéticos hay apartados débiles. El más evidente es el repaso a la segunda mitad del siglo XX. Éste es una mera enumeración muy generalista que abunda más en el adjetivo que en la descripción de las composiciones citadas.
También hay consideraciones obvias pero no sobreras en planteamientos divulgativos, aunque el contenido es un tanto reincidente en los apartados tercero y cuarto. Especialmente en la interpretación muy política del engranaje del cuarteto, como ejemplo de civismo. En este sentido sobresale una mirada sociológica, muy pragmática, que insiste en la igualdad de los roles de los instrumentistas y en la realidad de formación en cuánto a trabajo, ensayos y repertorio. El último capítulo se aproxima a la actualidad desde el comentario del negocio y la actividad en salas, festivales, concursos, instituciones y una relación de los conjuntos activos durante las últimas décadas. Finalmente hay un extraordinario organigrama que es un árbol genealógico de las formulaciones según maestros, nacionalidades y preceptos formativos y estéticos. La edición es utilitaria con una letra y tamaño cómodamente legible. No falta el índice onomástico, algo que en los últimos tiempos no siempre aparece.
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