Albert Ferrer Flamarich
El baúl de los genios, el despertar del músico olvidado. Antonio Pardo Larrosa. Ediciones Rosetta. Murcia, 2018. Págs. 254. ISBN: 978-84-948655-1-0
Sellos independientes como La mà de Guido, Verso, Columna Música, Glossa y un estimable etcétera, a la par que distribuidoras españolas como Diverdi y Semele -y hasta hace poco más de un lustro, la sección española de Harmonía Mundi, LR Music, Gaudisc, hoy día desaparecidos- contribuyeron a permeabilizar al melómano español hacia un abanico de repertorios mucho más amplio que el integrado en el canon.
Este proceso, como es frecuente en nuestras lides, no tuvo su exacto reflejo en el campo bibliográfico. A pesar de la cantidad de novedades editoriales sobre música y musicología, la ausencia flagrante de monografías serias en lengua española sobre compositores como Händel, Mendelssohn, Bruckner, Dvorak, Donizetti o Puccini son la punta de una desesperanzadora lanza que, aún con honrosas excepciones, afecta de lleno la inmensidad de compositores de segunda línea y los coloquialmente conocidos como “raros”. Por este motivo, El baúl de los genios, el despertar del músico olvidado comercializado por Ediciones Rosetta suponía una sugerente vía de divulgación de esos compositores –mujeres incluidas-, cuya trayectoria queda casi en la inopia para el melómano alejado de grabaciones discográficas muy concretas, que consulte poco internet o sin acceso a bibliografía académica o extranjera.
No obstante, lo compilado aquí puede calificarse de voluntarioso esfuerzo pero estéril por tratarse de un proyecto que llega de quince a veinte años tarde, tanto por el enfoque como por el contenido. En él, el comentarista musical Antonio Pardo Larrosa propone una selección de compositores olvidados, fuera del canon, mayoritariamente de los siglos XVIII y XIX. Pero la exposición de datos es tan sucinta y generalista que la mera consulta en cualquier gran enciclopedia de música o bases de datos (por no citar la denostada wikipedia, a veces construida con aportaciones de músicos y musicólogos) deja obsoleta esta monografía.
Sin duda, un libro sobre esta temática era y es necesario. Pero su realización debería haberse enfocado desde un prisma más sustancial, e incluso personal, a partir de una percepción más completa sobre la trayectoria y obras. Es obvio que en este tipo de selecciones puede reiterarse el tópico de que son todos los que están pero no están todos los que son, sino fuera porque la selección peca de desigual: letras como la I, la J y la T cuentan con escasas entradas, algo más lógico en letras como la O, la Q y la Y. Además, solo incluye tres españoles (Baguer, Reixac, Inglada), algunas pocas mujeres (Andrée, Beach, Chaminade, Farrenc, Smith y Smyth) y un portugués (Seixas). Se echan de menos figuras como Conrado del Campo, Pedro Miguel Marqués, Jesús de Monasterio en el caso nacional; Pejacevic, Salvador, Strozzi o Viardot entre las compositoras; así como Atterberg, Enna, Giuliani, Gottschalk, Gouvy, Hausegger, Herzogenberg, Onslow, Pfitzner Ries Röntgen, Spohr en lides occidentales. Todos los nombres citados cuentan con suficientes referencias discográficas y documentales en otros idiomas para ofrecer algo más que un sucinto perfil. Además, falta la correspondiente cronología en el índice y en cada voz, aunque se insiera dentro del breve relato biográfico.
Por otro lado, en la acotación “con lupa” se recomienda una obra –o varias- de cada compositor, pero éstas recaen sin justificación aparente en la música de cámara y la música sinfónica. Ningún otro campo salvo algún oratorio. Naturalmente, esta determinación resulta muy parcial y discutible, al margen de que en algunos casos como Gernsheim, Raff, Wagenaar o Weingartner sus obras más significativas no son las señaladas. Estos cuatro compositores, junto a Alfvén, Berwald, Ciurlionis, Garth, Kalliwoda, Pierné o Schmidt, entre otros, suponen una satisfactoria inclusión.
Por otro lado, el autor afirma en el prólogo que ha “pretendido contar esa pequeña –pero no por ello menos importante- parte de la historia de la música que en uno u otro sentido ha quedado en el olvido”. Y añade que su voluntad ha sido la de “reflejar la naturaleza de la música clásica”. La contraargumentación a esto llevaría un ensayo estético prolijo: ni tan pequeña, aunque sí importante, ni tan próxima a la naturaleza de la música clásica puesto que ésta no puede reflejarse por un puñado de compositores olvidados y alguna obra.
La edición es correcta, estándar y utilitaria con letra cómodamente legible y diseño gracia austero y eficaz. Insisto: agradecido, voluntarioso pero obsoleto y estéril bajo este enfoque. En este sentido, se cuece en las lides españolas un libro en forma de ensayo sobre algunos de estos compositores extraños que será tratado de manera divulgativa ofreciendo informaciones mucho más amplias tanto de su devenir biográfico, su contexto histórico y musical, un comentario de sus principales composiciones e, incluso, la recensión de parte de su discografía.
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