Por Albert Ferrer Flamarich
Dolores de Pedroso y La Quica. Dos mujeres unidas por la danza. Mercedes Albi. Ediciones Cumbres, 2019. 185 págs. ISBN: 978-84-947063-4-9.
En España durante las dos últimas décadas, se ha ido compensando la falta de estudios historiográficos específicos sobre danza. No obstante, a pesar del constante surgimiento de novedades, acontecimientos y destacadas tesis doctorales aún hay campos faltos de aportaciones referenciales o que, al menos, supongan un primer paso serio. Uno de estos terrenos es el de algunos bailarines y figuras españolas, a menudo, sólo abordado gracias a modestas pero significativas y comprometidos ejercicios biográficos de melómanos y aficionados. Un nuevo ejemplo en este sendero lo firma la jurista y divulgadora de la danza y del flamenco Mercedes Albi, de quien la solapa interior de la cubierta expone sus méritos pero no su lugar y fecha de nacimiento. Lejos del sensacionalismo, la ausencia de estos datos dificulta ubicar los autores tanto a historiadores como críticos. La publicación se debe a Ediciones Cumbres, uno de los sellos españoles más volcados en las artes escénicas, y la danza en particular, manteniendo la fidelidad a su diseño: fotografías e ilustraciones en un abanico visual abundante, letra de cuerpo grande, márgenes espaciosos y una cubierta y contracubierta con un granulado en el papel.
Mercedes Albi toma la línea de ese estilo biográfico de antaño en una aproximación sucinta, elemental y voluntariosa para elaborar los perfiles biográficos de la condesa Dolores de Pedroso y Sturdza (1907-1986), gran aficionada y divulgadora del flamenco, y de Francisca González Martínez La Quica (1905-1967), una de las bailaoras más destacadas de la primera mitad del siglo XX español, con proyección internacional y casada con el también bailaor Francisco León «Frasquillo» (1898-1940). Ambas fueron mujeres vitales, idiosincráticas, intensas y libres que nacieron en ambientes sociales, culturales y económicos diferentes pero que compartieron su pasión por la danza convertida en eje de sus vidas (o uno de ellos) y se cooperaron en algunos actos y actividades.
Metodológicamente se trata de una aportación muy libre y con una redacción coloquial que rezuma admiración. La autora expone lo más confeccionando una herramienta útil como reunión de datos y matriz para futuros trabajos. Además, ha incluido dos de las conferencias que de Pedroso ofreció sobre el flamenco: la del 7 de mayo de 1948 en el Teatro Español de Madrid, y sobre la escuela andaluza y sus danzas, en la Lonja de Valencia en 1960. Fueron charlas divulgativas y orientativas sobre algunos puntos históricos de la materia con una explicación técnica de los bailes (seguidillas manchegas, boleros, tanguillo, soleares,…) y citas a personalidades destacadas en la evolución de éstos. El volumen, que se lee con una rapidez encomiable, es rematado por dos entrevistas: una Mercedes Zúñiga, nieta de La Quica, y otra al también bailaor Alberto Portillo, quien trató a las biografiadas.
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