Por Agustín Achúcarro
Aldo Ceccato. Memorias de un maestro. Aurelio Martínez Seco. Codalario Ediciones, 2017. 240 páginas. ISBN: 978-84-697-8907-0.
Lo primero que llama la atención de Aldo Ceccato. Memorias de un maestro es el hecho de que el autor se fije en un director consagrado pero no famoso, así como el carácter periodístico que emplea, lo que se advierte por dos razones: divide en capítulos concretos la vida del director, que a su vez comprenden subcapítulos, y reproduce textualmente muchas de las declaraciones de éste. Lo primero facilita la lectura y centra al lector en un apartado muy determinado de la vida del director, sin que por esto se produzcan compartimentos estancos. Y lo segundo le da un carácter de fidelidad y síntesis.
El origen de estas memorias surge de manera casual cuando, tras una entrevista, al autor de éstas se le ocurre preguntar al director si le habían propuesto alguna vez escribir su biografía. Y a partir de este momento Aurelio Martínez Seco consigue no solo dar una visión muy clara de Aldo Ceccato, sino que contribuye a que otros personajes que circundan o son el eje de su vida adquieran una relevancia muy notable, aunque no se incida excesivamente en ellos.
La forma de contar los hechos hace que no sólo se retrate la personalidad del protagonista, -resulta esencial el que muchas veces sea el biografiado el que describe sus vivencias en primera persona- sino que da pautas sobradas acerca de otros personajes, ya sea a partir de un mero encuentro o por una opinión vertida. Esto es determinante en el caso de personalidades como Victor de Sabata, del que se pone en valor su figura como director y compositor subrayando a la vez su vital importancia en el desarrollo musical y personal de Aldo Ceccato. Ocurre algo parecido, aunque la influencia sea muy diferente, con Sergiu Celibidache; un músico tan presente en la época de formación de Ceccato que merece un capítulo para él solo.
El director rumano es una guía extraordinaria para el director italiano, desde los más mínimos detalles sobre la manera de afinar a una orquesta a la comprensión de magnas obras del repertorio, aunque llegado el momento sabrá liberarse de la presión de su magnetismo. No son éstos los únicos casos, pues en mayor o menor medida ocurre lo mismo con figuras como Franco Ferrara, a veces tan oculto a pesar de ser reconocido por tantos, Herbert von Karajan, que en muchas instancias actualmente parece un personaje olvidado, el extrovertido Leonard Bernstein o un Mstilav Rostropovich, al que Ceccato define como un fuera de serie. Ya se hable de directores, compositores, orquestas, intérpretes, representantes, o familiares, el autor tiene la habilidad de que se produzca una especie de relación de ida y vuelta que va revelando la personalidad de unos y de otros. La curiosidad ante su lectura no sólo se despierta por el protagonista de estas memorias sino por el resto. Por ejemplo, tanto si se conoce como si no la faceta de compositor de Victor de Sabata lleva a querer escuchar una obra como Juventus. Y para quien quiera buscarla y escucharla las nuevas tecnologías le darán cumplida respuesta.
Los primeros capítulos se refieren al desarrollo de un niño nacido en Milán, al que le influirán su entorno familiar, en particular la presencia de su madre, la guerra mundial y determinadas personas y hechos. También se hace un seguimiento claro a sus estudios, ya fueran en el Conservatorio Verdi o la Hochschule für musik berlinesa. Según avanza la biografía ésta se dedicará a relatar su relación con personajes de la música, su mujer, la guionista Eliana de Sabata, para acabar centrándose en las distintas orquestas que dirigió, en las que dejó y le dejaron una impronta. Se podrían citar unas cuantas, pero no es cuestión de destripar nada, aunque si se hará una referencia a una frase dicha por el director ante una de sus orquestas favoritas sobre un motivo musical que a él “le recordaba al sonido que produce una gallina mientras pone un huevo cuadrado”, lo que además de reflejar su sentido del humor le valió un verdadero disgusto.
En todas o casi todas las orquestas que ha dirigido hay varios elementos comunes, pero sobresalen la fecundidad de su trabajo, el rigor y la salida de las mismas, que siempre está ligado al momento en que Aldo Ceccato considera que no es posible que sigan progresando. Se describe con detalle su magnífica relación con formaciones que marcaron su carrera, europeas y americanas, su toma de postura ante la situación de la cultura y las orquestas italianas, concretamente las de la RAI, o su titularidad en la Orquesta Nacional de España y la Filarmónica de Málaga. En todos los casos queda definido el cómo, el porqué y las razones de los desenlaces. En el apartado de su relación con España y su música queda patente su interés por ella, y entre los nombres que surgen están los de Manuel de Falla y Carmelo Bernaola.
Una biografía a la que por supuesto no le faltan ni datos ni fechas concretas, en la que también se trata la relación del director con el mundo sinfónico y la ópera, y cuáles fueron sus compositores más preciados. Se evita, eso sí, que sea una prolija sucesión de cifras que pudieran hacer farragosa la lectura.
El libro deja claro que Aldo Ceccato es un profesional estricto, partidario de la meritocracia para alcanzar los fines artísticos que se propone, de mente abierta, que ama otras músicas como el jazz, que le enloquece el fútbol y los coches, y que es familiar. Aunque el autor se declara admirador del director y se muestra en su línea huye de todo lo que pueda oler a hagiografía.
Este Aldo Cecccato. Memorias de un maestro de la mano del rigor y la amenidad describe la vida de un director que entronca con el pasado de la dirección, que representan Arturo Toscanini, Wilhelm Furtwängler o el propio Victor de Sabata, y aunque considera que ellos y sus herederos fueron los representantes de una etapa que no volverá, deja abierta la puerta al futuro por medio de su interés por la pedagogía.
Tras una coda y una anécdota titulada El madreñogiro, que refleja un detalle relevante de lo vivo que se mantiene actualmente el director, Martínez Seco termina con un detallado listado de su repertorio, que incluye autores, obras, orquestas, lugares y fechas en las que las interpretó, y de sus grabaciones, ante las que el autor lamenta que falten algunas que hubieran sido muy determinantes para comprender mejor la valía de Aldo Ceccato.
Según explica el propio Aurelio Martínez Seco este relato se fraguó en unas fechas y lugares muy concretos. “El lector tiene en sus manos un libro de memorias, las del director de orquesta milanés Aldo Ceccato, recordadas y contadas por él mismo durante el transcurso de varias entrevistas realizadas en su residencia de Bérgamo y en el Hotel Reconquista de Oviedo, entre los años 2009 y 2011, y escritas en los años posteriores por quien firma, bajo el signo de mi admiración por el hombre y el artista”.
Éste es el segundo libro que publica Codalario Ediciones tras La música escénica de Sebastián Durón de Raúl Angulo Díaz.
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