Por Jordi Maddaleno
Volvía a su cita anual el Concurso Internacional Montserrat Caballé, en su XV edición, octava desde que se celebra en Zaragoza. Éxito de participantes, 304, de 57 países, llegando a la final 13 concursantes, 7 mujeres y 6 hombres de 8 países, con dos españoles en la prueba final. Los finalistas por orden de participación en la final fueron: Leonor Bonilla, soprano (España), Diana Haller, mezzo (Croacia), Levy Sekgapane, tenor (Sudáfrica), Qi Yang, soprano (China), Mario Chang, tenor (Guatemala), Marc Sala, tenor (España), Lai Ling Kwong, soprano (China), Xiqiu Zhang, tenor (China), Yuriy Yurchuk, barítono (Ukrania), Anamarija Knego, soprano (Croacia), Kyoung A Yim, soprano (Corea), Aikaterina Koufochristou, soprano (Grecia) y Justo Pastor Rodríguez, tenor (Paraguay). Destacar a primera vista el equilibrio de géneros en la final, donde en muchas ocasiones suele haber una mayoría de voces femeninas, en su mayoría sopranos, la presencia de dos voces españolas y dos hispanas, y la confirmación plausible de la nueva oleada de cantantes chinos que parecen relevar a la hasta hace poco omnipresencia de cantantes coreanos de los últimos años. También notar la gran presencia de voces de tenor, 5 de 13. La final celebrada ayer sábado 12 de septiembre en el Auditorio de Zaragoza, recordemos, de entrada libre para el público, así como han sido las eliminatorias, la semifinal, y serán las Masterclas que impartirá Montserrat Caballé esta semana y también el concierto final de seleccionados de las mismas. Pareció mejorar la respuesta del público zaragozano en la final comparado a años anteriores, con un ambiente atento y agradable, muy cálido con la recepción de los finalistas, el jurado y por supuesto la presencia de Montserrat Caballé. El jurado estuvo formado por: Fernando Sans-Rivière (Presidente del jurado y director de la revista Ópera Actual), Dalmau González (tenor), Roger Alier (crítico, y profesor emérito de historia de la música y de la ópera de la Universidad de Barcelona), Aldo Mariotti (agente artístico), Carlos Caballé (productor discográfico y agente artístico) y el crítico musical Luis Alfonso Bes.
El joven tenor sudafricano, ganador de los 12.000 € del primer premio, destacó desde el principio gracias a una voz fácil, bien timbrada, fresca y muy comunicativa, con una naturalidad canora envidiable y un color muy atractivo y peculiar, que recordaba lejanamente por el sonido y colocación a William Mateuzzi pero sobretodo al tenor estadounidense, Lawrence Brownlee. Levy abordó el aria “Languir per una bella” de la Italiana in Algeri de Rossini, de manera impecable, expansiva y con una aparente facilidad técnica envidiable, mostrándose como un tenor ligero rossiniano de libro, una voz ideal para el repertorio mozartiano y rossiniano y un primer premio justo y de alguna manera poco sorpresivo. Levy venía de ganar el primer premio del concurso Hans Belvedere en Amsterdam este pasado mes de agosto, cantando también la misma aria de Rossini en la final. Habrá que estar atentos a la nueva hornada de voces que proceden de la University of Cape Town Opera School, escuela de donde procede Levy y que dirige el pianista y director musical, Kamal Kahn, responsable también del lanzamiento internacional de la hoy en día mediática y multimpremiada soprano Pretty Yende.
El barítono Yuriy Yurchuk, segundo premio, dotado de 6.000 €, sorprendió con una voz recia y muy sonora, de gran igualdad en todo el registro, bien modulada, de color oscuro y con esa técnica tan característica de la escuela ruso-eslava, que les da una personalidad reconocible al punto. Cantó “Nemico della patria” del Andrea Chénier de Giordano, con seguridad, imponente sonido verista, en algún momento quizás demasiado ortodoxo, pero sin duda con un uso impactante de los resortes vocales, fraseo mejorable y agudos imponentes. Un segundo premio bien merecido. El jurado falló en conceder el tercer premio, por valor de 3.000€, ex aequo a la soprano griega Nina Koufochristou, quien interpretó la extensa y difícil aria-escena de Zerbinetta de la Ariadne auf Naxos de Richard Strauss y al tenor chino Xiqiu Zhang, quien cantó la inefable “La dona è mobile” de manera bastante hiperbólica para quien esto escribe. Intachable la afinación, control del fiato y medias voces, sobreagudos y coloratura de la soprano griega, pero no tanto el canto tendente a lo estentóreo, del tenor chino, quien demostró tener un agudo espectacular pero no tanto un sentido del belcanto ni del estilo verdiano.
Del resto de finalistas, llamó también la atención la voz del tenor de Guatemala, Mario Chang, ganador del primer premio Operalia 2014, nada menos, quien interpretó la bella “Angelo casto e bel” de Il Duca d’Alba de Donizetti, mostrando una voz de tenor lírico de dimensiones importantes, color particular, con tintes oscuros de spinto, que hacen pensar en un instrumento ideal para un rol como el Don Carlo verdiano. También es cierto que la colocación y la emisión de su canto producen cambios de color que perjudican lo atractivo de una voz de indudable calidad. También para el firmante, la voz lírica y pulida de la soprano croata, Anamarija Knego, quien cantó un seductor “Si, mi chiamano Mimí" de La Bohème pucciniana hubiera merecido un premio. Dueña de una instrumento terso, generoso en volumen, de lírica plena y gran control técnico, demostró además elegancia en el fraseo y una convincente caracterización del personaje. Por último destacar las dos voces españolas en la final, la valiente y estilosa soprano sevillana Leonor Bonilla, quien interpretó “O zittre nicht" de la Flauta Mágica de Mozart, con carácter y recursos, además de buen estilo y dominio de las tablas. Fue la favorita del público quien la eligió como premio popular, un reconocimiento simbólico sin contenido económico pero muy apreciado siempre por los cantantes. El tenor barcelonés Marc Sala cantó el célebre “Ah! mes amis" con seguridad escénica y un fraseo impoluto, demostrando un conocimiento y estilo belcantista admirables, control en los agudos y un timbre cálido y atractivo cerrando su intervención con holgura y nobleza. Mención de honor para el pianista acompañante de la final, el siempre atento y profesional Ricardo Estrada, quien volvió a mostrar su gran valía artística.
Por último mencionar la llamada de atención de la soprano Montserrat Caballé, en su habitual speech final, al Ayuntamiento de Zaragoza, de reciente cambio político y ausente cualquier representante del mismo en la entrega de premios. La soprano catalana defendió la importancia del certamen para la ciudad de Zaragoza y la salud musical de la misma, y se declaró esperanzada en la continuidad del apoyo del Ayuntamiento. Tuvo la confirmación verbal por parte del sponsor financiero de Químicas del Ebro, quien públicamente se comprometió a seguir con su compromiso económico para la futura edición del 2016. Que así sea y el Concurso dure por muchos años en Zaragoza.
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