Por Inés Tartiere | @InesLFTartiere
Bilbao. 13-V-2017.Palacio Euskalduna. Concierto de ABAO-OLBE. Fundación BBVA. Leo Nucci (barítono), Daniela Barcellona (mezzosoprano) James Vaughan (pianista). Obras de G. Rossini, G. Verdi, G. Donizetti, A. Thomas, F. Cilea y U. Giordano.
Un milagro. Así se definió el barítono Leo Nucci en una entrevista concedida hace tres temporadas a CODALARIO, y en este gran concierto en Bilbao no ha hecho más que certificarlo. Su voz no es la de antes, qué duda cabe, pero aún así, sigue siendo el barítono más demandado por los teatros más importantes del mundo. Ha cantado Rigoletto más de medio millar de veces, y bisado "la vendetta" prácticamente en las mismas ocasiones. Porque Nucci es espectáculo, y pocos septuagenarios son capaces de mover tantas sensibilidades y despertar este entusiasmo enfervorecido.
Desde su primera aparición, quedó patente el énfasis que despierta entre el público bilbaíno, que le aplaudió a rabiar en cada aria. La elección de empezar y acabar el concierto con el Fígaro rossiniano, tenía más sentido como homenaje al primer personaje que interpretó en un teatro, allá por el año 1967, que como adecuación a su actual estado vocal, dejando claros signos de fatiga en ambas arias. Porque este concierto ha sido un homenaje a sus cincuenta años de carrera, aunque el título sea "Un viaje a través de la ópera del siglo XIX".
Con "Largo al factotum" destacaron más su carisma y su vis cómica, ya que en el aspecto vocal se evidenciaron sus problemas con las agilidades y su corto fiato, aunque culminó con un agudo squillante que recorrió toda la sala.
Rossini dio paso a Verdi, donde más cómodo se siente sin duda hoy en día la voz del barítono nacido en Bolonia. "Alzati…eri tu" de Un ballo in maschera, y la preciosa aria de Rodrigo de la ópera Don Carlo, "Felice io son…per me giunto è il di supremo", fueron las elegidas en la primera parte del concierto. Su comunicatividad y sensibilidad en la primera, junto con un excelente dominio de la voz en la segunda y un registro agudo que sigue intacto e impresionando, entusiasmaron a un público que ya estaba rendido a sus pies.
"Di Provenza il mare, il suol", de La traviata continuó con el homenaje a Verdi. Germont es un personaje que también ha interpretado en incontables ocasiones, y no podía faltar en un concierto como éste, aunque los resultados esta vez no fueron los más esperados. Con más oficio que voz, pareció relajarse durante la interpretación de la misma centrándose en resolver la franja aguda, en la que se sabe infalible, y evidentemente bordó. Verdi dio paso a una de las óperas cumbres del verismo, Andrea Chénier, y su famosa aria-monólogo de Carlo Gérard "Nemico della patria". Probablemente su mejor momento de la noche, en la que dio una exhibición de medios y potencia. En la platea pudimos ver muy concentrado al barítono italiano Ambrogio Maestri, ya que casualmente interpreta esta semana en el Auditorio bilbaíno este mismo rol de la ópera de Giordano, junto con Gregory Kunde y Anna Pirozzi.
Daniela Barcellona fue una excelente compañera de éxitos. Con una primera parte de tutto belcanto, sus agilidades en "Cruda sorte" de L´italiana in Algeri, no salieron como seguramente ella tenía planeadas. Mejoró en su siguiente Rossini: "O patria…di tanti palpiti", de la ópera Tancredi que interpretará el mes que viene en el Palau de les arts de Valencia y que, ateniéndonos a los resultados aquí obtenidos, merece la pena la cita, ya que nos deleitó con un sentido de la musicalidad excelente y mucho más segura en la coloratura. Curiosamente sus mejores momentos de la noche llegaron con sus arias francesa "Lái je bien entendu…o mon Fernand", de La favorite de Donizetti, que cerró la primera parte del concierto y el aria "Connais-tu le pays" de Mignon, mostrándonos un legato y una línea de canto exquisita, a parte de una tesitura envidiable con unos graves siempre bien emitidos y unos agudos seguros que se proyectaban por todo el Euskalduna.
Realmente impactante fue su aria de Adriana Lecouvreur, "Acerba volluta...o vagabonda stella d´oriente", llena de dramatismo, haciendo las delicias del respetable que aplaudió impetuosamente.
Barcellona nos hizo partícipes de su carisma, espontaneidad y gran presencia escénica durante todo el concierto. Junto con el de Leo Nucci, convirtieron el dueto "Dunque io son", en el broche perfecto, demostrando ambos una complicidad y solvencia escénica realmente envidiables, antes de los esperados bises.
La preciosa "Non t'amo più" de Tosti, abrió la parte final del concierto, interpretada por el barítono italiano con gran delicadeza y musicalidad, pudiendo recrearse en el fraseo. Bizet y su inmortal Carmen sonaron a continuación en la voz de la mezzo italiana, que otra vez en el repertorio francés obtuvo el triunfo, con un "Prend garde à toi" final vibrante.
Si algo no podía faltar en este concierto-homenaje era, cómo no, Rigoletto, el de Nucci, y su "Cortiggiani". Es impresionante la forma en la que ha hecho suyo este personaje. Por muchos peros que se le puedan poner a su encarnación del bufón, siempre será el Rigoletto de referencia, por lo menos para quien esto escribe, que no pudo escuchar a los Milnes, Bastianini, Gobbi, Cappuccilli, por citar a algunos. Lo que está claro, es que por ahora nadie le baja del podio, y ateniéndonos a su incombustibilidad, parece que todavía por varios años.
Por último, y no menos importante, es inevitable destacar el excelente trabajo del maestro James Vaughan durante toda la velada. Muy agradecidos estuvieron ambos cantantes con el acompañamiento exquisito del pianista, y no era para menos. Totalmente entregado a las voces de los italianos, dotó a cada interpretación del énfasis necesario, destacando la elegancia en cada nota, siendo capaz de compartir protagonismo con dos de los cantantes más carismáticos del panorama internacional, y colaborando fervientemente con el gran éxito de este concierto. Porque ha sido todo un éxito.
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