La política no es ajena al arte. Nunca lo ha sido; y mucho menos a uno de los más mediáticos: la ópera. El Teatro Real inauguró ayer miércoles su temporada lírica con la ópera Fausto, de Gounod, con la presencia de Sus Majestades los Reyes de España. La polémica llegó al final de la función, cuando en el momento de los saludos dos miembros del equipo artístico, "el escenógrafo y responsable del vídeo Alfons Flores y el figurinista Lluc Castells, lucían el símbolo político contra el Estado", explica hoy El Español en su relato de los hechos, refiriéndose a los lazos amarillos usados por el independentismos catalán como protesta por los políticos catalanes presos. La importante presencia institucional también incluía a Ana Pastor, Presidente del Congreso de los Diputados, Carmen Calvo, Vicepresidente del Gobierno, Luis Planas, Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, José Guirao, Ministro de Cultura y Deporte, Ángel Garrido, Presidente de la Comunidad de Madrid, Gregorio Marañón, Presidente del Teatro Real e Ignacio García-Belenguer, Director General del Teatro Real. "El público, entre el que había empresarios, políticos y representantes de la cultura, se dividió entre los que aplaudían con ganas la producción y los que la pitaban o abucheaban. Era la diferencia entre los que no se habían percatado de la presencia del símbolo político independentista y los que reaccionaban tras haberlo visto. En el patio de butacas se escucharon numerosos "fuera" y algún "¡Viva el Rey!", relata el redactor de la noticia en El Español.
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