Crítica de José Amador Morales de La vida breve en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, bajo la dirección musical de Lucas Macías y escénica de Giancarlo del Monaco
Nuevo éxito de Arteta en Sevilla
Por José Amador Morales
Sevilla, 18-III-2023. Teatro de la Maestranza de Sevilla. Manuel de Falla: La vida breve. Ópera popular española en tres actos y cinco cuadros. Ainhoa Arteta (Salud), Alejandro Roy (Paco), María Luisa Corbacho (La abuela), Rubén Amoretti (Tío Sarvaor), Sebastián Cruz (Un cantaor), Gerardo Bullón (Manuel), Alejandro del Cerro (Voz en la fragua), Helena Ressurreição, Alicia Naranjo, Kenia Murton (Vendedoras), Moisés Molina (La voz de un vendedor/Una voz lejana). Manuel Herrera (guitarra). Coro de la A.A. del Teatro de la Maestranza (Íñigo Sampil, director). Escolanía de Los Palacios. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Lucas Macías, director musical. Giancarlo del Monaco, director de escena. Producción del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia.
Nos disponíamos a adentrarnos en el Teatro de la Maestranza cuando fuimos recibidos por los propios miembros de la Sinfónica de Sevilla que a la entrada del Teatro de la Maestranza repartían hojillas en las que daban a conocer – de nuevo – una convocatoria de huelga que afectará a todas las actuaciones públicas de la misma previstas entre los próximos 23 de marzo y el 17 de junio. En las mismas explican que han tomado esta decisión debido a la falta de «financiación necesaria para recuperar una temporada digna, para cubrir el coste del mantenimiento y para el cumplimiento del convenio colectivo». Alguien a nuestro lado susurraba con toda la razón que nadie imaginaría tal situación habida cuenta de la entrega de los músicos en las últimas apariciones (en la Jenufa de hace un mes, su actuación fue particularmente brillante). Pero son ya muchos, demasiados años de tiras y aflojas, de huelgas y de transferencias extraordinarias que solo tapan parches en una situación que es estructural y organizativa más allá de lo económico, que también. Y lo peor es la hipocresía con la que se presentaban y fotografiaban todos los cargos públicos de unas y otras administraciones concernidas por la ROSS directa o indirectamente y que a lo largo de todos estos años, ya demasiados, decían defenderla…
Ya en el interior nos esperaba la «cuota española» de la temporada, en esa suerte de apartado dedicado a la música escénica española en la programación del coliseo sevillano, habitualmente en los meses de febrero o marzo: La vida breve, la ópera que Manuel de Falla tuviera que estrenar en Niza hace ciento y diez años porque no encontraba un teatro español para ello. En esta ocasión subía al escenario del Maestranza bajo la conocida propuesta escénica que ideara Giancarlo del Monaco para el Palau Les Arts de Valencia y que Codalario ya refirió a raíz de su reposición en el Teatro de la Zarzuela. La visión del director italiano hace de Salud la protagonista absoluta con una continua presencia en escena, incluso ya aparece presa de sus tribulaciones antes de ser atacado el primer compás de la partitura. Por otra parte, este drama rural centra el conflicto en torno a la lucha de clases entre el mundo de los jornaleros (primer acto) y el de los señoritos (segundo acto) así como en las convenciones sociales, sobre todo con respecto a la importancia vital de la pureza de la mujer antes del matrimonio. Rasgos que hacen vislumbrar ya a los ejes esenciales de la futura La casa de Bernarda Alba lorquiana, paradigmático relato basado en la cruda realidad de una Andalucía que tan bien conocían tanto Falla como el poeta – y amigo – granadino.
Encerrada entre tres enormes muros revestidos de rojo intenso, Del Monaco prescinde de todo atrezzo innecesario, dejando casi únicamente las sillas de mimbre en escena para concentrar la trama en los protagonistas y anulando con acierto todo resquicio de los tópicos habituales; algo que se extiende a las coreografías, musicalísimas y elegantes a un tiempo sin perder la esencia folclórica.
En el apartado vocal Ainhoa Arteta triunfó ante un público sevillano que la ha apreciado desde siempre. No en vano, su entrega en todos los sentidos, ciertamente exigida en los escénico, fue indiscutible. La soprano navarra encarnó una Salud atormentada y ardiente al mismo tiempo, sirviéndose de una voz algo rígida pero suficiente en los agudos que se expandía espléndidamente por el teatro y a la que dotó de puntuales reguladores de hermoso efecto expresivo. También excelente Alejandro Roy en su cometido gracias a una materia prima de conveniente metal y extraordinaria proyección, logrando caracterizar un Paco dominante, chulesco e hipócrita. Muy apropiada María Luisa Corbacho como abuela e imponente Ruben Amoretti como Tío Sarvaor. Igualmente destacó en su corto cometido Gerardo Bullón, la voz entre bastidores de Alejandro del Cerro y Sebastián Cruz al cante.
El coro maestrante y la Sinfónica de Sevilla brillaron a gran altura bajo la batuta de Lucas Macías, a la sazón actual director titular de la Orquesta Ciudad de Granada, que hacía así su debut en el Teatro de la Maestranza. Su dirección resaltó el potencial tímbrico de la obra de Falla, obteniendo un sonido orquestal realmente refinado en el que echamos en falta un mayor contraste rítmico y vehemencia expresiva.
Fotos: Guillermo Mendo
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