Crítica de la ópera La valquiria de Wagner en Bolonia, bajo la dirección musical de Oksana Lyniv
Una ejecución vigorosa e impecable
Por Magda Ruggeri Marchetti
Bolonia, 19-X-2024. Auditorium Manzoni. Die Walküre [Richard Wagner]. Stuart Skelton [Siegmund], Albert Pesendorfer [Hunding], Thomas Johannes Mayer [Wotan], Sonja Šarić [Sieglinde], Ewa Vesin [Brünnhilde], Atala Schöck [Fricka], Yuliya Tkachenko [Gerhilde], Lisa Wittig [Ortlinde], Egle Wyss [Waltraute], Maria Cristina Bellantuono [Schwertleite], Chantal Santon [Helmwige], Eleonora Filipponi [Siegrune], Marina Ogii [Grimgerde], Federica Giansanti [Rossweisse]. Orquesta del Teatro Comunale de Bolonia. Director: Oksana Lyniv.
La Tetralogía El anillo del nibelungo denuncia los efectos devastadores del afán de poder, al que se contrapone el amor, único antídoto a la voluntad de dominio del mundo. El amor entre Siegmund y Sieglinde es un amor adúltero e incestuoso, pero es tan intenso que está dispuesto a quebrantar todas las reglas. De este amor nacerá Sigfrido. Brunilda es la verdadera protagonista de la Tetralogía y en contacto con el sufrimiento humano se transforma al conocer la generosidad a que pueden llegar los humanos. Siegmund, que pone la lealtad y el afecto a su amada por encima de su propia comodidad, provoca que la valquiria llegue a envidiar la condición humana. El auténtico héroe libre es Brunilda, que desobedece a Wotan el cual no puede tolerar que alguien obre con total autonomía y la castiga dejándola adormentada a la merced del primer hombre que se acerque a ella. Sus ruegos y súplicas, reclamando que con su comportamiento quería realmente interpretar la verdadera voluntad del dios, conseguirán que éste la deje al menos protegida por un cerco de llamas que solo un héroe puro se atreverá a atravesar para despertarla.
Aun siendo en forma de concierto, la ópera no carece de teatralidad con entradas y salidas e intervenciones fuera de escena de los cantantes, que se muestran también óptimos actores. El barítono Thomas Johannes Mayer, con potencia vocal y buen fraseo, prisionero de la soledad y los compromisos de quien tiene el poder supremo, se ve obligado a ordenar contra su propia voluntad que Brunilda ayude en el combate a Hunding en contra de su hijo Siegmund. Magnífico el monólogo del segundo acto, especialmente su final «Das ende, das ende!». La mezzo Atala Schöck fue Fricka, con voz redonda y sobrada proyección que fluye sin forzadura. La valquiria Brunilda, la gran protagonista de esta ópera, fue la soprano Ewa Vesin que, conmovida por el profundo amor entre Siegmund y Sieglinde, desobedece a su padre. Su voz tiene volumen y en la zona alta luce riqueza tímbrica y expansión. Siegmund, encarnado por Stuart Skelton, tiene un centro bien armado y graves consistentes con canto matizado y noble, voz plena bien timbrada y de gran proyección. Siegmund fue más humano que heroico, en especial cuando Brunilda le anuncia su muerte. Albert Pesendorfer fue un Hunding con voz de atractivo timbre, carisma e incisividad de acentos, que después de matar a Siegmund es fulminado por el dios. La soprano Sonja Šarić encarnó a Sieglinde caracterizándose por la gran clase de su fraseo, su bello timbre, un óptimo registro agudo y gran proyección.
Bueno el grupo de las valquirias Yuliya Tkachenko [Gerhilde], Lisa Wittig [Ortlinde], Egle Wyss [Waltraute], Maria Cristina Bellantuono [Schwertleite], Chantal Santon [Helmwige], Eleonora Filipponi [Siegrune], Marina Ogii [Grimgerde] y Federica Giansanti [Rossweisse]. Análogamente a otros cantantes pincipales del repertorio wagneriano vistos en Bolonia, algunas de ellas son veteranas de la Tetralogía que ya hemos conocido, repitiendo roles, o como Hijas del Rin u otros personajes más centrales, en la primera jornada El oro del Rin en concierto bajo la batuta de Lyniv. En esta ocasión se aprecia una mayor internacionalización del reparto y presencia italiana, signo seguramente de un esfuerzo de selección al servicio de la calidad del espectáculo.
La concertación de Oksana Lyniv es apremiante y arrolladora ya desde la tempestad que abre el primer acto, para llegar a su culmen en la Cabalgata. Su dirección obtiene una música dinámica, rica de contrastes, imprimiendo fluidez a la ópera. Los vientos ofrecen un sonido amalgamante mientras las cuerdas alcanzan la nitidez y la densidad necesarias para comentar, desarrollar e impulsar el drama. La óptima orquesta del Teatro Comunale, reforzada por cuatro arpas, tubas wagnerianas y otros instrumentos, siguió la batuta de la directora con brillo y vigor, consiguiendo óptimos resultados. De nuevo la opción de representar a Wagner en concierto es decididamente apreciada por gran parte del público. La mesurada actoralidad de los cantantes y la sobria vestimenta, dominada por el negro salvo Brunilda de blanco y Fricka de azul, ayudan a destilar la pureza musical del evento. El público se mostró entusiasta, aplaudiendo y ovacionando largamente a los cantantes y a la directora.
Fotos: Andrea Ranzi
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