Un reportaje de Agustín Achúcarro
La 61 Semana Internacional de Cine de Valladolid y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León proyectan con música en directo, hoy día 28, a las 20h, Nosferatu de Murnau, desde las 20h, en el Auditorio vallisoletano. Se escuchará la música compuesta por Hans Erdmann para el estreno en Berlín de 1922 y la partitura ha sido reconstruida por Berndt Heller, con motivo de la restauración de la película realizada por Luciano Berriatúa entre 2005 y 2006. Un acontecimiento que no es la primera vez que afrontan la OSCyL y la SEMINCI, con títulos tan señalados como La aldea maldita de Florián Rey, Napoleón de Abel Gance (que curiosamente dirigió Carmine Coppola padre del famoso director Francis Ford Coppola) Metropolis de Lang o El acorazado Potenkim de Eisenstein, y que no por eso ha perdido su gran relevancia.
Al frente de la Sinfónica de Castilla y León estará David Hernando, un director polifacético, que conoce a la perfección lo que es dirigir y grabar una banda sonora. “Primero hay que saber cómo se sincroniza la música con la película y, básicamente, hay tres formas de hacerlo: existe un sistema con unos puntitos o unas rayitas grabadas en la película que indican el tempo y en donde empieza cada uno de los bloques de la película; otra posibilidad es hacerlo con un metrónomo y un cronómetro para saber más o menos la longitud de cada bloque, algo que desde hace unos 30 años no se hace y se emplea una claqueta que va constante con la música, y ésta es la metodología que he usado yo”. En el caso de Nosferatu David Hernando apunta ciertas características que le son propias: “En la película existen muchos puntos de sincronía, en donde la música tiene que empezar o debe acentuar algo que sucede en la película, por ejemplo cuando aparece un muerto, y a eso le corresponde un acento o un acorde, por lo que todo debe ser muy exacto”. Al desentrañar un poco más su labor el director se refiere a algunas cosas concretas. “Así que primero mi trabajo ha consistido en crear un mapa de tiempos que necesita la música para estar cuadrada con la película, un estudio exhaustivo de los puntos de sincronía con la obra, teniendo en cuenta cuándo sucede algo especial o hay un cambio de plano, que curiosamente esto es lo que hacen los compositores de música de cine, pero justo al revés, pues ellos reciben la película, analizan los puntos, solos o con el director, y luego estructuran la música en base a esos momentos de sincronía”, aclara.
Hernando se ha sentido muy bien en los ensayos con la OSCyL en el Auditorio de su ciudad natal, aunque recuerda que ya lleva más tiempo trabajando en Bratislava. “La verdad es que con la orquesta ha ido muy bien, yo tengo un metrónomo y ellos tocan, por lo que no puede haber ninguna variación de tiempo, pero aún así todo ha ido muy rápido y en seguida han cogido mi método de trabajo”, confirma el director para a renglón seguido avalarlo con parte de una charla que ha mantenido con algunos músicos de la OSCyL. “Les he comentado que la diferencia existente entre la música de concierto y la música para el cine es que los planos son diferentes, pues por psicoacústica cuando hay, por ejemplo, un solo de trompeta en un concierto, ves al trompetista tocando y aunque no toque tan fuerte, se filtra al resto para escuchar al solista, mientras que en el cine apoyan a la imagen y el público tiene que notarlo mucho más, por lo que las dinámicas tienen que ser mas exageradas, así como los efectos y los matices, pues si no se quedaría en un mero acompañamiento, que es lo que no queremos, y no en un apoyo a la imagen”.
Al referirse en concreto a la película el director advierte que poco puede añadir que no se sepa sobre Nosferatu, pues existe un acuerdo casi unánime de que es una obra maestra, que refleja el expresionismo alemán y el estilo victoriano. Si acaso, él quiere insistir en algunos puntos: “En Nosferatu, que viene de Drácula, en la música se percibe ese culto hacia la muerte, a lo oscuro, al espiritismo, salvo algunos toques románticos al estilo wagneriano, algo muy típico de 1920, época de la película”. Para Hernando hay algo de especial e indefinible al participar en la proyección de una película con música en vivo: me encanta cómo se le puede dar vida, y darle color con la música, y eso es algo fascinante para mí como director”.
Hernando lleva una carrera como director en la que no se le ha resistido nada. “Hago un poco de todo, música sinfónica, ópera, música de cine, música para publicidad, pop, y para esto tengo a la Orquesta Sinfónica de Bratislava, con la que realizo un promedio de 50 grabaciones al año, para todos los países, desde China a Finlandia”, apunta el que fundó esta orquesta en el año 2000. Desde este año también es el director principal invitado de la Orquesta de la Radio Nacional eslovaca. “Con ella tengo previsto realizar grabaciones de obras de compositores eslovacos y en junio estrenar un concierto para chelo de un compositor alemán, al que no sé si en el programa le acompañará una obra de Ginastera o de Manuel de Falla”, avanza el director. En medio de todo esto David Hernando ha buscado tiempo para sacarse una espinita que tenía clavada. “Estoy haciendo un doctorado sobre grabaciones de música antigua en espacios históricos, que trata de captar lo más natural en una sala, es decir todo lo contrario de lo que hago con la música de cine”, declara en relación a este sueño hecho realidad.
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