Por Albert Ferrer Flamarich
La música en el siglo XVIII. John Rice. Ediciones Akal. Madrid, 2019. 349 págs.
En los dos últimos años Ediciones Akal ha publicado la traducción de una nueva colección sobre la historia de la música repartida en seis volúmenes que llega hasta el siglo XXI. Lo hace con la calidad, elegancia y estilo idiosincráticos de este sello que tanto ha contribuido a dotar de una bibliografía de calidad al panorama musical español. Es decir, cubiertas con solapas, papel satinado, un grafismo cómodo de leer y la inclusión de ilustraciones y extractos de partituras. Su línea es claramente útil como complemento académico u obra de introducción en la materia, la profundidad en la cual reside la interrelación de campos de conocimiento tanto en el detalle como en lo genérico. En parte, para ofrecer un contexto que pretende realzar las relaciones entre campos y disciplinas como la historia, la sociología, la estética musical y el análisis formal consiguiendo una diseminación de repertorios y centros musicales. En este caso, del periodo comprendido entre 1715 y 1815. Un glosario y un índice onomástico cierran este volumen dedicado al siglo XVIII que John Rice ha dividido en diecisiete capítulos rematados cada uno por un breve resumen u observación siguiendo la metodología aplicada a toda la colección.
Traducido con la profesionalidad que caracteriza a Juan González-Castelao y como toda la serie, se dirige a un público diverso que va desde el melómano hasta el músico profesional. Plantea una historia evolutiva que construye una faceta paritativa en las convivencias e interrelaciones de estilos, personajes, tendencias, centros musicales y obras reuniendo un poco de todo, lejos de la matriz positivista tradicional y con una aplicación metodológica que mezcla el enfoque diacrónico -el basado en una continuidad cronológica- con el sincrónico -basado en el contexto-. Confiere algunos puntos sugerentes como las prácticas sociales; es decir, no se limita únicamente a los objetos y agentes sonoros sino también a los actos que los motivan. Con la habilidad para enlazar ideas, Rice demuestra tener un instinto eminentemente pedagógico y su redacción consigue exponer con notable agilidad los ejes discursivos integrando un imponente aparato documental. Por ejemplo, el hecho de tomar como eje nodular la contraposición y coexistencia entre el estilo erudito y el estilo galante (desde el capítulo 2); la importancia del esclavismo en el desarrollo económico y musical; y la diversificación de los núcleos geográficos con que otorga significativos oasis dedicados al Nuevo Mundo, Rusia y Praga. Además, trata elementos concretos en lo general y a la inversa: el marco teórico en el análisis musical, y el hecho histórico en la importancia de las obras.
Este último punto queda ejemplificado con la acertada selección de unas pocas composiciones para ser desgranadas con un análisis morfológico musical conciso pero serio, bajo criterios que no responden a la fama sino al valor compositivo dentro de los contextos históricos, formales y de evolución de géneros. Lo ejemplifican un amplio abanico de composiciones desconocidas por el gran público como las sonatas de Anna Bonn, la Missa Pastoral de Vanhal, la Missa Sancti Francisci de Michael Haydn, las ópera-comique Le diable a quatre de Sedaine y Tom Jones de Philidor o la ópera-ballad Love in a village de Arne. De este modo también introduce algunas obras con relación a su recepción localizada, como La buona figluola de Piccini e Il barbiere de Siviglia de Paisiello en Rusia. Incluso comentando obras ineludibles como la Sinfonia “Heroica” de Beethoven aporta datos y una perspectiva sugerente (páginas 37 y 300-302). También lo hace con personalidades como Ludwig Dülon en Londres, Johann Friederich Peter en los asentamientos moravos en Pensilvania; mecenas y compositores como Joseph Bulogne y su Concierto para violín número 1, op. 3; al tiempo que la actualización de informaciones vinculadas a posibles autorías e intérpretes que encargaron y estrenaron obras. Un ejemplo es la referencia al Concierto para piano y orquesta núm.9 K. 271 de Mozart (pág. 141).
Con todo ello crea un relato riguroso que evita muchos lugares comunes y busca trazos característicos sin abandonar un horizonte razonado y aleccionador con oportunas referencias que enlazan datos de los capítulos. A diferencia de otros volúmenes de la colección, hay menos síntesis de procesos históricos, incisos científicos e influencias filosóficas. También rebaja el monopolio del protagonismo por parte de Haydn, Mozart y Beethoven tan frecuente en compendios parecidos. Incluye pinceladas de musicología urbana, etnomusicología y de musicología feminista (Caterina Gabrielli, Therese Jansen). En este último caso, olvida compositoras concretas como Marianna Martines. Como es habitual en iniciativas similares hay diferentes aspectos excesivamente reducidos y flojos como la ausencia de la zarzuela novecentista, la tonadilla escénica y la ópera en España en general. Tampoco lo compensan las pocas líneas dedicadas a Boccherini, demasiado centradas en su faceta como impulsor de ediciones musicales más que como músico de la corte española o como padre del cuarteto de cuerda. Igualmente se echa en falta una aproximación al desarrollo de la música programática -a pesar de la cita a las sinfonías de von Dittersdorf en la página 308-; los artefactos técnico musicales que dieron origen a recursos escénicos y a la evolución instrumental; al basso alberti; así como a la etapa napoleónica y revolucionaria con el uso político de la música y composiciones concretas de Le Sueur y Spontini. Al abordar la
Pastoral olvida referirse al clarísimo precedente de la sinfonía que Julius Heinrich Knecht publicó en 1785, también en cinco movimientos con una tormenta y un canto de acción de gracias y que Beethoven conoció con toda seguridad. En conjunto, se trata de un acercamiento al siglo XVIII en una discurso muy bien trabajado, pedagógico y metodológicamente acertado que, a pesar de las diferentes lagunas mencionadas, se presenta como uno de los mejores volúmenes de la serie junto con el dedicado a los siglos XX y XXI. La agudeza de su enfoque lo convierte en una lectura que entusiasma en algunos capítulos y resulta altamente enriquecedora en otros, manteniendo los ejes de transversalidad, novedad y abertura hermenéutica bajo los cuales Akal está lanzando esta colección en seis volúmenes.
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