Kemal Gekic nos regalada una interpretación sublime de una de las más conocidas obras de Chopin, su Estudio nº 12, op. 25
De referencia
Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
Ya se sabe que la importancia de un artista no siempre se corresponde con la jerarquía mediática del presente. Hay muchos artistas famosos mediocres; y maravillosos, sublimes artistas poco conocidos por el gran público. Kemal Gekic es de los segundos: un pianista de gran prestigio dentro del gremio, pero que siempre ha permanecido un tanto alejado de los mecanismos publicitarios más mediáticos. El pianista croata, que en 1999 se trasladó a Miami, desarrolla su carrera como pianista recitalista y profesor fundamentalmente en EEUU. El presente escrito trata de llamar la atención sobre las grandes implicaciones de su interpretación del Estudio nº 12, op. 25 de Chopin, que Gekic dejó grabado en 2002, durante un recital ofrecido en Japón. La importancia de su versión de la obra rebasa con mucho lo que se pueda decir en estas líneas, yendo más allá de un concepto de estudio, para convertir la partitura de Chopin en una obra dramática, de múltiples capas y una dramaturgia compleja que vivifica la pieza de forma tan inédita como preciosa. Estamos ante una de esas versiones de referencia que pueden servir como piedra de toque crítica respecto a otras versiones cuyo mapa sonoro de esta la partitura nos resulta, por comparación, más pobres, simples, yermas.
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