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Crítica:  José Antonio López en el Ciclo de Lied del CNDM

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Autor: Óscar del Saz
14 de febrero de 2024

Crítica del recital de José Antonio López en el Teatro de la Zarzuela dentro del Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM]

José Antonio López en el Ciclo de Lied del CNDM

Gran éxito de José Antonio López

Por Óscar del Saz | @oskargs
Madrid. 12-II-2024. Teatro de la Zarzuela. XXX Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM]. Recital 7. Obras de Maurice Ravel (1875-1937), Gerald Finzi (1901-1956), Antón García abril (1933-2021), Antoni Parera Fons (1943). José Antonio López (barítono), Daniel Heide (piano).

   Estamos de acuerdo en que el Ciclo de Lied del Centro Nacional de Difusión Musical [CNDM] es uno de los más importantes, ciclo de un altísimo nivel, estable -XXX ediciones le contemplan ya-, no solo de Europa, sino en el mundo, que ha traido a los mejores Liederistas del momento -a algunos de forma repetida, incluso cuasi anual-, introduciendo también jóvenes promesas, verificando su recorrido, etc. El «pero»… Nuestra impresión siempre ha sido que la apuesta por las voces españolas se queda muy corta. Y a las estadísticas nos podemos remitir. 

   En 30 años, según la nómina de cantantes aportada por el propio CNDM, han concurrido un total de 129 artistas diferentes, de los cuáles sólo 16 son -o han sido- españoles (lo que representa sólo un 12,4%), de los cuáles ninguno ha repetido aparición. Con los pianistas, el porcentaje es algo peor… De 85 pianistas convocados en total en estos 30 años, sólo 9 son -o han sido- españoles (lo que representa sólo el 10,6%). Tampoco ninguno ha repetido en el Ciclo. Aunque pensamos que ya se estará encima de estos desfavorables guarismos, creemos que es muy importante que se proyecte y se ejecute una mayor apuesta por la voces y pianistas españoles, de forma que se puedan integrar en el Ciclo, como mínimo, una o dos por cada edición.  

   En la velada que nos ocupa, atendimos interesadísimos al debut en el Ciclo -nos preguntamos si no podía haber sido antes- del polivalente y excelente cantante, el barítono José Antonio López (1973), que se hizo acompañar al piano por Daniel Heide (1976). Ambos interpretaron un extenso y duro programa, que incluyó el estreno absoluto del ciclo de canciones La voz a ti debida del compositor, pianista y productor manacorí Antoni Parera Fons. También se ofrecieron dos tandas de canciones de Maurice Ravel, que abrieron y cerraron la velada, un grupeto de canciones inglesas de Gerald Finzi y tres, en torno a Valldemosa, del llorado Antón García Abril. 

José Antonio López en el Ciclo de Lied del CNDM

   Como se ha comprobado por su ya nutrida trayectoria, es la voz de José Antonio López muy dúctil y apropiada para muy distintas disciplinas -el oratorio, la ópera-, barriendo posibilidades para hacer servir obras desde el barroco a la música contemporánea. La voz es de apreciable volumen, muy rica en cantidad de armónicos, manejada desde un apoyo profundo, nunca utiliza trucos en la emisión -falsete, falsettone- y posee sólidos graves y buen centro de la voz, aunque en los extremos agudos quizá tienda hacia una emisión abierta. El barítono recrea adecuadamente las medias voces y sabe emplearse en la riqueza dinámica. Su dicción es clarísima y muy bien trabajada en todos los idiomas en los que cantó, con muy buena administración del fiato, con fraseos y legatos muy bien trabajados.

   Empezando por el estreno, La voz a ti debida, con prólogo musicado de los endecasílabos -Égloga III- pertenecientes a Garcilaso de la Vega (1501-1534), encuadra en siete canciones, y de forma muy íntima, los versos del primer libro de la trilogía del universal poeta, el madrileño Pedro Salinas (1891-1951), cuya temática orbita alrededor de aquello que trata de descubrir el enamorado en lo más íntimo -la esencia- de la mujer a la que se ama. Como bien señala la autora de las notas al programa, Carmen Noheda, el músico balear consagra su proceso creativo a cada voz en particular, como ocurre con la de nuestro barítono, que ya había sido protagonista de su última ópera L’arxiduc (2022), como narrador de lo insólito en las últimas voluntades del anciano archiduque enamorado de Mallorca. 

   Por ser canciones pensadas por y para la palabra, son de factura compleja, prolijas para el canto y para el público, de discurso musical un tanto errático, caracterizado por una forma en «diente de sierra» no exenta de discontinuidades, que sirven al texto de forma muy ceñida, y con un acompañamiento pianístico muy despegado de melodía alguna, encargándose el instrumento de señalar sólo algunos eventos y rupturas dramáticas o de apuntalar ciertas ambientaciones. 

   Fueron abordadas con una gran profundidad por parte de José Antonio López y Daniel Heide, mostrando a las claras -y por no analizar todas- el ensimismamiento y regodeo canoro de la cuarta, «Ayer te besé en los labios», o el carácter enigmático de la sexta, «Hablamos, ¿desde cuándo?» o el puro sentimiento agitado de la séptima «¡Qué gran víspera el mundo!». Fue la única parte del recital en la que el cantante -dado que se trató de un estreno- utilizó la partitura.

José Antonio López en el Ciclo de Lied del CNDM

   Maurice Ravel eligió los poemas de Jules Renard (1864-1910) -que alcanzó fama con sus Histoires naturelles (1906) por humanizar a los animales y bestializar a los hombres-, para escribir un ciclo de cinco canciones, en las que da protagonismo al pavo real, el grillo, el cisne, el martín pescador o la pintada (pavilla o gallineta). El escándalo del día del estreno, dicen que fue antológico. Cada canción exige unas ambientaciones, acciones e imágenes que se han de sugerir de forma vocal y pianística en la interpretación, de forma caricaturizada pero sin excesos, como hicieron muy adecuadamente el binomio López-Heide en el comienzo del recital. 

   Así, se encargaron de mostrar elegancia y ceremoniosidad en el cortejo del pavo real; de describir de forma detallada las actividades del grillo -ayudado por las digitaciones del piano-; de imitar el acuático levitar del cisne que busca en el lago el reflejo de las blancas nubes; de contar la peripecia del pescador que en primera persona canta cómo su competidor -el martín- se posa sobre su caña de pescar creyendo que es una rama de un árbol, o de dar vida a las movidas peripecias de la frenética pintada, incorregible en el corral o lo abandona cuando le viene en gana.

   Nos gustaron mucho, con soberbia interpretación, las cinco canciones de Gerald Finzi, de orígenes italo-germanos, compuestas para su libro Let us garlands bring [Traigamos guirnaldas], sobre poemas de Shakespeare, y pensadas para voz de barítono, todas de carácter amoroso y ejemplarizante, sobre todo la más famosa, Fear no more the heat of the sun [Nunca más temáis el calor del sol]. Los fraseos, los melismas, el poder de la palabra, las melodías, la intensidad creciente según avanzan las canciones y los curiosos ritmos en el piano cuadraron muy bien con la estética que entendemos es más afín al carácter y aptitudes vocales de José Antonio López. 

   Del universo de García Abril se eligieron tres de sus nueve Canciones de Valldemosa -en honor al lugar de donde se recluyó Chopin con George Sand- , autor que siempre estuvo pendiente de dar preeminencia al texto, a la palabra sobre la música, obviamente sin descuidar el canto ni tampoco la melodía, como método para realzar la palabra, aunque sean las palabras las que realmente tienen su propia melodía según como sean pronunciadas, máxime tratándose de textos de poetas tan reconocidos como Luis Rosales, José Hierro o Gerardo Diego. 

José Antonio López en el Ciclo de Lied del CNDM

   Es por ello por lo que destacó sobremanera la titulada Pareja en sombra sobre fondo de oro, en los que la Isla de Mallorca representa la vida misma, entendiendo que se balancea con los ritmos cambiantes de un «chopiniano» piano cuando iza sus velas, navega o arriba a puertos… Se trata de vivir, a pesar de lo que existe dentro de nosotros, hasta que la muerte acecha.

   El recital finalizó de nuevo con Ravel y las famosas y estilizadas tres melodías de Don Quijote a Dulcinea que vinieron muy bien para dulcificar las ambientaciones más filosóficas previas y añadir los ritmos de la guajira, en la Chanson romanesque; el zortzico, en la Chanson épique; y la jota aragonesa, en la Chanson à boire, reelaboradas convenientemente por el filtro de Ravel. Las tres fueron perfectamente dibujadas.

   Muy aplaudidos y vitoreados fueron José Antonio López y Daniel Heide -este año vendrá dos veces a visitar el Ciclo-, haciéndoles salir a saludar hasta cuatro veces, momento en el que el barítono agradeció la invitación al Ciclo y anunció que la Nana de Falla sería su propina. 

   Un regalo que sonó extremadamente delicado, en un excelso pianísimo, algo muy difícil de conseguir con la voz de un barítono que siempre canta a voz… En suma, un recital de alta densidad sensitiva y artística, de emocionada perfección, con repertorio poco ejercitado habitualmente, un tanto más largo de la cuenta, pero nada fácil.  Sería de recibo que el barítono José Antonio López rompiera la estadística que hemos comentado al principio y regresara a este Ciclo de Lied.

Fotos: Elvira Megías / CNDM

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