Jorge López-Escribano ofrece un recital de clave en el Museo Bellas Artes de Oviedo dentro del ciclo de música antigua "Sonidos de la Historia"

CUESTIÓN DE IMAGINACIÓN 

Por Javier Labrada

Oviedo. 16/04/15. Museo de Bellas Artes. Ciclo de Música Antigua Sonidos de la Historia. Solista Jorge López-Escribano. Obras de Weckmann, Kerll, Froberger, Krieger, Buxtehude y Muffat.

   El pasado Jueves se cerraba el ciclo Sonidos de la Historia con un último concierto dedicado al Barroco, y más concretamente a la música para clave enmarcada dentro de un estilo muy peculiar: el Stylus Phantasticus. Una forma de componer que ya se venía desarrollando desde el Barroco temprano, suponiendo para el compositor una forma de romper hasta cierto punto con los esquemas compositivos impuestos hasta entonces, haciendo uso para ello de los tiempos libres y la ornamentación.

   En este caso el programa nos presentaba obras de los principales exponentes de dicho estilo en el siglo XVII, haciendo quizás especial hincapié en uno de ellos: Jakob Froberger, aunque sin olvidar otros como Krieger o Muffat.

   Con un programa acertado y ciertamente representativo de los derroteros que tomó dicho estilo en los países al norte de Europa el éxito del concierto dependía sólo del modo en que fuesen abordadas las obras elegidas. La interpretación corrió a cargo de Jorge López-Escribano, quien, al igual que el anterior solista traído por el ciclo, realiza una labor docente paralela a su actividad como concertista, impartiendo clases en el Conservatorio de Santander.

   El Stylus Phantasticus, que hace un llamamiento a la improvisación y la imaginación, parece visto sin embargo por Escribano de una forma meditada y previamente muy estudiada, algo que, sin bien puede atentar en parte contra esa deseada espontaneidad, le sienta muy bien al virtuosismo de las obras, que agradecieron, y mucho, el trato que les procuró el intérprete a la hora de ejecutar mordentes y trinos, sonando estos concisos como normal general.

   Aunque centrada en el virtuosismo la interpretación de López-Escribano buscaba atender también a la expresividad, a esos matices que tan difícil resulta conseguir cuando se toca un clave que no contempla otra forma de legato más allá de la obtenida al pulsar una tecla. También resulta difícil, o más bien imposible, tocar forte o piano, algo que, si bien podría conseguirse sin mayor esfuerzo con un instrumento como el moderno piano (o pianoforte), resulta todo un reto en el clave. Para suplir entonces la falta de “sensibilidad” de su instrumento, Escribano iba jugando ligeramente con el tempo de las obras, tratando de enfatizar así algunas notas y de apagar en la medida necesaria otras.

   Fue necesario emplear todos esos recursos a la hora de interpretar la Partita “Auff die Mayerin” de Jakob Froberger, cuya lectura supuso, al menos para quien firma, uno de los momentos claves de la noche.

   También gustó, y mucho, la propina elegida: “Lamento para evitar la melancolía” obra que emergió especialmente sincera y sentida del clave tan genialmente empleado por Escribano, quien no quiso marcharse sin antes invitar al público a conocer el instrumento, continuando así con la actitud docente a la que este ciclo que ya termina nos ha tenido, por fortuna, acostumbrados.

   No podemos sino animar a los organizadores del mismo a continuar con nuevos conciertos la temporada próxima, conciertos que, de ser como los que hemos podido escuchar estos días, contribuirán a fomentar el interés por la música antigua en todas las personas que a ellos asistan y que esperamos sean cada vez más.