El ciclo de Ibermúsica acoge un recital de Jonas Kaufmann y Diana Damrau acompañados al piano por Helmut Deutsch
Amores, de Schumann y Brahms
Por Óscar del Saz | @oskargs
Madrid. 7-IV-2022. Ibermúsica. Auditorio Nacional de Música. Orquestas y solistas del mundo Ibermúsica. Serie Arriaga. Concierto A.7. Diana Damrau (soprano), Jonas Kaufmann (tenor), Helmut Deutsch (piano). Obras de Robert Schumann (1810-1856) y Johannes Brahms (1833-1897).
Últimamente, Ibermúsica y el Teatro Real parecen haber entrado en abierta -y entendemos que sana- competencia por ver quién trae los mejores intérpretes de ópera y Lied en sus conciertos extraordinarios. Además de seguirles puntualmente en sus repertorios operísticos, nosotros hemos escuchado por separado a ambos artistas, Diana Damrau (1971) y Jonas Kaufmann (1969), en este tipo de conciertos, donde en alguno de ellos se intenta -por qué no decirlo- promocionar el disco grabado para la ocasión (en ésta, se promocionan otras cosas, que desvelaremos si continúan leyendo), casi siempre con la indispensable participación de uno de los mejores y más veteranos especialistas al piano del repertorio liederístico, Helmut Deutsch (1945), que fue acompañante durante más de doce años del llorado barítono alemán, Hermann Prey (1929-1998). A Diana Damrau también la hemos escuchado -por dos veces- en el especializado Ciclo de Lied coproducido por el CNDM y el Teatro de la Zarzuela y, sin embargo, Kaufmann no ha debutado todavía en él a pesar de ser un consumado Liederista.
Así, después de haber actuado en las salas de concierto más afamadas de Europa interpretando el Italienisches Liederbuch, de Wolf, este trio de artistas ha vuelto en gira -marzo/abril de 2022- a los escenarios más importantes de Europa con un repertorio muy bien hilado de canciones de amor, Liebeslieder, de Schumann y Brahms alternados por grupos de entre 7 y 8 canciones cada uno, actuando en esta velada como debutantes en Ibermúsica, gracias a lo cual no hubo dispersión de autores y estilos, y sí un precioso hilo conductor, cosa que a veces no ocurre en los recitales de Lied, que en realidad, -aunque con intérpretes emparejados, más el pianista-, fue a lo que asistimos.
En total, 41 canciones repartidas casi a la par entre ambos autores, extraídas ad hoc de sus Opus, y cantados bien en solitario, a dúo -con solapamiento de las voces- o con reparto de las estrofas de un mismo poema dando realidad al intercambio de conversaciones amorosas de los protagonistas de los textos, cuyos autores son múltiples, entre los que se destacan Friedrich Rückert, Goethe, Heinrich Heine, Justinus Kerner, Elisabeth Kulmann, entre otros, además de textos populares y otros anónimos. Como nota interesante para entender la relación estilística de ambos, Schumann y Brahms estuvieron muy unidos hasta la muerte del primero. De hecho, se sabe que después de la desaparición de Schumann fue Clara la que inspiró a Brahms en la mayoría de sus lieder amorosos, si bien éste utilizó textos de poetas más prosaicos y menos renombrados que Schumann.
Aún en versión de concierto, la predisposición tanto de Damrau como de Kaufmann hacia la interpretación teatral fue una de sus mayores virtudes; es decir, aquella forma de cantar y comunicar que hace creíbles los personajes, aunque no se ejerza la escena plenamente. Ambos disponen de voces operísticas, pero supieron cómo replegar su voz, supeditar la voz al texto, y utilizar ademanes y arrumacos amorosos escénicos -cercanos algunos al beso explícito- en piezas que idealmente deben de contemplarse y degustarse a distancias cortas, en pequeñas salas y en ‘petit comité’.
También hubo una inequívoca y muy creíble química y complicidad entre ambos, dando como resultado algo mucho mayor que la suma de las partes aunque, obviamente, no pudo ser disfrutada visualmente por todo el público dadas las distancias que se manejan en un gran auditorio como el Nacional y contando con que también se vendieron los asientos del coro, de espaldas a los intérpretes. El acompañamiento de Helmut Deutsch siempre fue un plus, dado que se encuentra en plena forma. Sus manos volaron delicadamente sobre el piano, que juega sobre las frases amorosas y las acaricia: en Brahms, expresando más el aspecto de la emoción que comunica el poema, al mismo nivel que la voz; y en Schumann, interpretando el alma del poema a través de la música como un todo voz-piano.
Haciendo una pequeña apreciación en cuanto a las voces de nuestros protagonistas, diremos que Kaufmann, en el repertorio alemán (y en Lied), su musicalidad y belleza/frescura vocal, línea de canto, etc., son todavía dignas de elogio e incontestables, con virtuosismo en la emisión en la zona aguda, cuando el cantante aplica el recurso expresivo del recogimiento de la voz en falsete, en dinámicas piano o pianísimo, cuando está libre de sonidos guturales, con el requerido timbre y esmalte, no así en el repertorio operístico -y menos en el italiano-, donde estos recursos no debieran de utilizarse porque están fuera de lugar.
En cuanto a la voz actual de Damrau, también es muy apropiada para este repertorio, porque no se necesita ni la zona aguda extrema -y mucho menos la sobreaguda, que antes poseía-. Ahora mismo, tiene mucho repertorio por desarrollar en un cambio que ya empezó a acometer hace tiempo, habiendo realizado en 2021/22, por ejemplo, el debut de Anna Bolena. También realizará una gira con repertorio de canciones de Strauss.
Como anécdota del recital, contaremos que en la segunda de las piezas, después de la primera de Kaufmann, Diana Damrau paró en seco a Deutsch aludiendo a que el aire acondicionado estaba muy fuerte y la atmósfera muy seca y que se podría quedar sin voz… Y, claro está, Kaufmann como buen caballero salió del escenario para comunicar dicha contingencia. Después, a su vuelta, risas y apoyo por parte del público, con lo que el recital continuó sin ningún otro suceso. Al hilo de esto, y como nota al margen diremos -desvelando lo que arriba prometimos-, que esta gran «diva» de la ópera actual, en la prestigiosa gira europea que nos ocupa, luce vestidos de noche de Talbot & Runhof, y joyas de Chopard. En la segunda parte, por esta razón, hubo cambio de vestido y ella lució -menos mal- más abrigada…
Porque sería prolijo entrar en cada una de las canciones que se interpretaron, y siendo la mayoría de ellas de nuestro gusto, del universo Schumann destacaremos, Widmung [Dedicatoria], que fue el primer Lied del recital, cantado por Kaufmann, uno de los más conocidos atribuidos al enamoramiento de Clara Wieck, toda una rendición al amor perfectamente dibujada, con el apasionado acompañamiento brindado por Deutsch. Spanisches Liederspiel, op. 74, son nueve poemas, para una voz y para más de una, como el dúo para soprano y tenor In der Nacht, donde la melodía es melancolía, expresada primero por el piano, y luego muy apropiadamente por nuestros dos protagonistas, que interpretan a dos amantes que han de estar separados, invadidos por la tristeza y la nostalgia.
Nos gustó mucho también la tríada de poemas de Heine titulada como Tragödie [Tragedia], y que da lugar a una sucesión de episodios de la tristeza en el amor -en el sentido más romántico, no lo olvidemos-, o cuando el amor se acaba porque la vida también llega a su fin, donde se alternaron Kaufmann, Damrau y finalmente cantaron en dúo: en la primera, Huye conmigo y sé mi esposa (porque si no huimos me moriré aquí); la segunda, Cayó una helada en la noche de primavera; y la tercera, En su tumba hay un tilo. De la última sección de Schumann destacamos también el precioso dúo Er und Sie [Él y ella], con texto de Justinus Kerner: «Cuando salgo a mi ventana a la luz de las estrellas, ya pueden ser todas muy bellas, yo sólo miro a una».
En cuanto a Brahms, destacamos Verzagen [Desánimo], cantada bellamente por Damrau, con virtuosismo por parte de Deutsch armando muy bien la atmósfera de un mar embravecido que en realidad es el amor que no logra calmarse como sí lo hacen los vientos y la espuma de las olas. También fue muy adecuada la interpretación de Im Waldeinsamkeit [En la soledad del bosque], cantada por Kaufmann con gran apasionamiento, y denotando también el nerviosismo físico de estar junto a la amada. La réplica la dio adecuadamente Damrau en la triste Nachtigall [El ruiseñor], donde los cantos de esta ave sirven para despertar el amor que ella no sentía desde hace tiempo. De igual forma, nos encantó la arrebatadora interpretación de Meine Liebe ist grün [Mi amor es verde] por parte de Diana Damrau: «Mi amor tiene alas como el ruiseñor, y se remonta con las alas floridas, y se alegra y canta, ebrio de perfumes, apasionadas canciones amorosas».
El recital fue muy del gusto del público, ya rendido de antemano al arte de Damrau-Kaufmann-Deutsch, que llenaba casi prácticamente el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Aunque fueron dos horas de recital, se nos hizo corto porque lo difícil, cuando se hace fácil -porque la grandeza de los convocados así lo permitió-, con un repertorio tan cuidado y tan bien elegido, llega más y mejor al escuchante. Y aunque pensamos que no habría propina, sí la hubo, y fue Untern Fenster [Bajo tu ventana], de Schumann, un cómico dúo que narra las conversaciones de dos amantes por la ventana, que quieren verse todos los días, pero ella se «niega» a abrir la puerta y tampoco quiere que nadie se entere de que él la visitará.
Fotos: Rafa Martín / Ibermúsica
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