Un reportaje de Pedro J. Lapeña Rey
Aprovechando que Joaquín Achúcarro va a interpretar los dos conciertos para piano de Maurice Ravel este fin de semana, la Orquesta Nacional de España ha celebrado el octogésimo quinto cumpleaños del maestro bilbaíno y ha presentado su nuevo disco. En él, Joaquín Achúcarro, “el pianista de referencia” como le ha calificado Félix Alcaraz, director artístico de la Orquesta y Coro Nacionales de España, ha grabado junto a la ONE bajo la dirección de Juanjo Mena, cuatro de las obras señeras del repertorio español para piano y orquesta: Noches en los jardines de España y el Concierto para piano y cinco instrumentos, ambas de Manuel de Falla, la Rapsodia sinfónica de Joaquín Turina, y la Rapsodia española de Isaac Albéniz. Aunque el disco se grabó hace ya tres años, la ONE ha esperado a su reencuentro con el Sr. Achúcarro para lanzarlo.
A pesar de un molesto ataque de ciática que sufre desde hace tres días, en el diálogo posterior, el pianista ha aprovechado para responder a todo tipo de preguntas. Es la tercera vez en su vida que va a tocar los dos Conciertos para piano de Ravel en la misma sesión. Aun así no le parece algo fuera de serie, ni que suponga un desgaste físico y mental mayor que otras obras, aunque eso sí, “primero hay que tocar el Concierto en Sol, porque si tocas antes el Concierto para la mano izquierda, la mano derecha se queda dormida”. También comentó las similitudes –ambas tienen fuerte influencia del jazz, género musical que amaba y que había frecuentado junto a George Gershwin en su gira por los EE.UU. en 1928– y las diferencias –mayor complejidad en el de la mano izquierda– entre ambos conciertos, y el origen de éste último (encargado por Paul Wittgenstein, quien había perdido su mano derecha en la Primera Guerra Mundial donde ambos militaron en los bandos enfrentados, Ravel no estaba muy contento con los cambios que el austriaco hacía en sus interpretaciones y respiró al pasar los 5 años de exclusiva, con lo que otros pianistas pudieron tocarlo).
El Sr. Achúcarro también se ha referido a aspectos técnicos como lo mucho que aporta a un pianista su dedo gordo de la mano izquierda y sin embargo, lo mucho que estorba el de la mano derecha. También ha comentado varios de los conciertos que interpretará próximamente –Las noches en los jardines de España el próximo enero en Fort Worth y el Concierto en Sol de Ravel y el Segundo de Rachmaninov en Japón en 1919– y lo que le sigue gustando interpretar a Mozart, a Brahms, y a “su amigo Beethoven”, que aún hoy le sigue dando quebraderos de cabeza.
Por último ha negado que esté pensando en la retirada. “No me aburro, sigo estudiando entre 4 y 6 horas a diario y seguiré en la brecha mientras el cuerpo aguante, salvo que la ciática me lo impida”.
Foto: Enrique Moreno Esquibel
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