Joan M. Martí firma el libro Las herederas de Euterpe. Una historia de la música en clave femenina
Herencias de Euterpe
Por Albert Ferrer Flamarich
Las herederas de Euterpe. Una historia de la música en clave femenina. Joan M. Martí. Ma non troppo. Barcelona, 2022 (228 págs.). IBSN: 978-84-18703-32-4.
Tras unos cuantos devaneos con aportaciones francamente decepcionantes como la Otra historia de la ópera de Fernando Saez Aldana, el sello barcelonés Redbook ha acertado con su última novedad bibliografía. En esta ocasión Las herederas de Euterpe. Una historia de la música en clave femenina de Joan M. Martí presenta mayor rigor y sustancia discursiva, gracias a que el autor no es un diletante como prueban su currículum y sus cuatro títulos bibliográficos anteriores para la misma editorial. Su propuesta puede inscribirse dentro de la «compensatory history» o historia contributiva más centrada en recuperar la faceta histórica de las mujeres en la música que en realizar un análisis en profundidad de las causas que llevaron a su invisibilidad. En este sentido participa de la historiografía por géneros, sociológica, lo que implica un concepto de evolución, de mejora y progreso algo darwiniano con el que se contribuye a integrar la musicología feminista desde un impulso reivindicativo contra el sesgo androcéntrico de la historiografía y de la actividad musical. Para ello establece puentes entre espacio, poder y conocimiento donde la mujer como objeto y sujeto de la historia; además de fortalecer la deconstrucción occidental de su historia musical –y cultural- apartándose del monólogo analítico en el que las mujeres han sido la otredad del otro y el otro de sí mismas como se ha escrito en ocasiones.
La de Joan M. Martí es una síntesis de numerosas lecturas y contralecturas que transita de la información general a la concreta a partir de una ordenación cronológica dentro de cada bloque organizado temáticamente con la que agrupa a compositoras e intérpretes en bloques de una cierta lógica temática tan acertada como discutible por recaer en etiquetas ante las que, como es obvio, puede alegarse aquello tan soporíferamente manido de ser todas las que están, pero no estar todas las que son. El autor las reparte –con alguna reiteración puntual- entre las vinculadas a la educación, a conventos y monasterios, instrumentistas, en las orquestas, compositoras de óperas, con un último capítulo sobre pioneras y luchadoras –he ahí, la etiqueta más polémica-. De este modo estructura un amplio abanico de nombres y personalidades desde la Antigüedad y la importancia de su reflejo en los relieves escultóricos y su vínculo con la religión hasta las escuelas para señoritas londinenses, los orfanatos venecianos o la Academia de Canto de Berlín inaugurada en 1790 por Carl Friedrich Christian Fasch; pasando por las esclavas cantoras en el islam; así como deteniéndose en las españolas de distintas épocas (siglos de Oro, XIX y XX). Todo ello con extractos de la prensa de la época; inserción de retratos, fotografías y otros recursos visuales.
Su redacción resulta accesible, a veces demasiado directa, con párrafos desiguales y algo cansinos por su afán enumerativo de periplos vitales y nombres de obras compuestas, pero que encajan con el estilo del sello editorial. Un sello que no parece contar con criterios de revisión dados los muchos desatinos en libros anteriores y unos pocos nada graves y fácilmente subsanables en este. Por ejemplo, uno de mecanografía: el de Kalbrebber en vez Kalkbrenner (pág. 182). Y dos de planteamiento de ideas: por un lado, se debería mencionar que la austríaca Elisabeth Blahetka (1809-1885) era una niña prodigio para justificar que “sus composiciones instrumentales se distribuyeron comercialmente en varias ediciones a partir de 1822” como se indica en la página 183; mientras que, por otro lado, hubiera sido oportuno clarificar en qué consistió la progresión musical de catorce notas en lugar de las doce del dodecafonismo creada por Elisabeth Lutyens (pág. 193), más allá de presentarlo como dato hagiográfico más que musical, de difícil asimilación para la mayoría de lectores.¡
Y es que no hay profundidad en la descripción musical que motive al lector a escuchar las composiciones a las que se refiere, más allá de presentar abundantes audiciones linkadas en códigos QR y una playlist en Spotify que redondean unas convincentes y actualizadas bases documentales en cuanto a bibliografía y webgrafía. En general no aporta nada que no se haya escrito antes -incluso en la distribución temática-, pero condensa suficientemente muchos aspectos que lo convierten en un manual de consulta apropiado para estudiantes y melómanos curiosos, en la línea del ya casi ilocalizable Música, femení singular de Isabel Rosselló (Di7 Comunicació, 1997) y de Los sonidos del silencio. Aproximación a la historia de la creación musical de las mujeres de Anna Bofill Levi (Editorial Aresta, 2015). Como éstos, el primero de los cuales no aparece entre las fuentes de bibliografía aun siendo similar y de los más completos y primerizos publicados en España, la labor de Joan M. Martí supone una herramienta decente y fértil para un primer acercamiento sobre el tema pensado para el público en general y como fuente de consulta para carreras de Humanidades, Historia del arte y algunas asignaturas de Historia y ciencias de la música. Eso siempre que no se busque información sobre compositoras nacidas aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XX en adelante: no hay ni rastro.
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