La orquesta agranda su repertorio con dos sinfonías
Un reportaje de Agustín Achúcarro
Jesús López Cobos dirige a la Sinfónica de Castilla y León, los días 16 y 17 de diciembre, en el Auditorio de Valladolid, un programa inédito para la OSCyL, con la Sinfonía Nº6 en re mayor, Hob.1/6, “La mañana” de Haydn y Una sinfonía alpina, op. 64 de Richard Strauss. “Psicológicamente uno sabe que la orquesta lo toca por primera vez y que no es lo mismo que cuando conoce ese repertorio, por lo que existe más preocupación, mientras que de cara al público sucede todo lo contrario, ya que éste lo que desea es escuchar obras que no ha oído y máxime si se trata de la Sinfonía alpina, que es fantástica”, argumenta López Cobos, a lo que agrega dos motivos de carácter positivo: “para mí es un placer dirigir obras que la OSCyL tocapor primera vez, ¡en pleno siglo XXI!, y para la orquesta es un reto, por lo que la cogen con mucho interés”.
De hecho, el director se ha inclinado por estas dos sinfonías con la idea de “establecer el contraste de cómo se pusieron las bases de la sinfonía y cómo evolucionó hacia el gran poema sinfónico”.“Todo lo que tiene que ver con la forma sinfónica-añade el director- se basa en trabajar con los motivos y desarrollarlos, y eso ocurre igual con Haydn que con Strauss, pueséste sin emplear la forma de la sinfonía clásica, en cuatro movimientos, la técnica de escritura que usa es prácticamente la misma,de hecho en la Sinfonía alpina hay siete u ocho motivos cortos, que se desarrollan”.
Tras estos datos de carácter general López Cobos valora las naturales diferencias marcadas por la evolución que se produce en la música entre los siglos XVIII y XX.“Claro, Strauss cuenta con muchos más medios ysu sinfonía no deja de ser una obra que requiere una plantilla de ciento y pico músicos”.
Para un director que ama y domina la obra del compositor alemán es fácil señalar sus enormes cualidades. “Lo grande de Strauss, no en vano fue el gran orquestador junto a Mahler, es que es capaz de alcanzar momentos íntimos y luego llegar a esa gran explosión orquestal, y esto es lo que la hace a esta sinfonía tan interesante, el que junto a esa grandiosidad tenga esos momentos de intimidad, tan líricos, que van perfectamente con la descripción de ese viaje por los Alpes”. Unaexcursión, como ideario de partida, que lleva a la obra a caminarsin interrupción por los siguientes episodios: Noche, Salida del sol, El ascenso, Al entrar en el bosque, Camino junto al arroyo, Por la cascada, Aparición, En los prados floridos, En los pastos, Perdido en la espesura y la maleza, En el glaciar, Instantes de peligro, En la cima, Visión, Aparece la niebla, El sol se oscurece paulatinamente, Elegía, Calma antes de la tormenta, Temporal y tormenta, descenso, Puesta del sol, Epílogo, Noche.
La obra de Strauss requiere una plantilla excepcional, que incluye, entre otros, una máquina de viento, tubas wagnerianas, órgano y una banda externa.Y en relación a las trompas para las doce “voces” se contará con diez trompistas. Singularidades que han podido influir en la manera de abordar los ensayos previos al concierto. “Mi trabajo no ha variado mucho, pero al ser la primera vez que interpretaban la Sinfonía alpina ha habido que trabajar más por grupos, hacer seccionales, y en este caso, por ejemplo, mandéa los vientos al descanso y trabajé con la cuerda, y luego lo hice al contrario, porque si no es tan grande todo, que hasta para ellos mismos, que están dentro de la orquesta, puede ser difícil saber lo que está pasando”, manifiesta López Cobos.
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