Libro: 'La música ilustrada de los jesuitas expulsos', de Antonio Gallego (Editorial Arpegio)

LA MÚSICA SEGÚN LOS JESUITAS EXPULSOS

Por Albert Ferrer Flamarich
La música ilustrada de los jesuitas expulsos. Antonio Gallego. Editorial Arpegio. Sant Cugat, 2015. (263 págs). IBSN: 978-84-15798-12-5

   El papel preponderante de los jesuitas en la construcción de la temprana modernidad europea ha sido estudiado desde distintas facetas, también destacando la música tanto en el teatro como en los oficios religiosos, a pesar de que su fundador, Ignacio de Loyola, había limitado la música audible en la Compañía. En esta línea profundiza el musicólogo zamorano Antonio Gallego, uno de los más destacados especialistas españoles de las últimas décadas, que ofrece uno de los baluartes de la colección musical de la Editorial Arpegio.

   Se trata de un trabajo de erudición que simplifica e ilumina un rompecabezas complejo servido con voluntad pedagógica y divulgativa. Como hicieron los autores estudiados, Gallego explora el pasado, lo vuelve a pensar y, en parte, lo reescribe. Parte de la relectura de textos y autores antiguos discutiéndolos con nuevas herramientas de la crítica ilustrada, para ir más allá de utilizar los datos legados y comprender su época y sus protagonistas. Lo hace a partir de una cantidad ingente de trabajos académicos –algunos inéditos-, referencias culturales y bibliografía de difícil acceso como ediciones prínceps en el que, sin duda, es una investigación científica de primer orden.

   Algunos capítulos tienden a la filosofía, otros a la poesía, otros a la lexicografía pero en todos hay un posicionamiento de reflexión estética que versa la amplitud y variedad del colectivo religioso expulsado por Carlos III. Metodológicamente analiza el estado del debate y las fuentes que le preceden estableciendo las influencias de lo que en la parte final del capítulo es el núcleo temático y su intelectual preeminente: desde la novela Fray Gerundio del Padre Isla al debate sobre el sistema igual que había imperado en tiempos antiguos y el sistema proporcional, pasando por la revisitación de Vitrubio y el vínculo de la música con la arquitectura o el influjo del concepto del silencio como música en la poesía española del Renacimiento. No menos significativo es el acercamiento al antiguo sistema de las artes liberales focalizando la expulsión de la música del quadrivium y el consecuente debate sobre la autosuficiencia de la música como lenguaje. Un tema que, como testimonia el autor, se extendía por Europa y enfrentaba a quienes, léase Juan Andrés y Esteban de Arteaga, consideraban la música (y el baile, la decoración pictórica) como meros adornos de la poesía, frente a quienes valoraban la música en tanto que lenguaje autónomo y lenguaje de la pasión, léase Antonio de Eximeno, que fue además el más radical.

   La edición sigue las directrices muy utilitarias, de letra cómodamente legible y diferenciación tipográfica de las citas y extractos que caracteriza Arpegio. No obstante, en este caso, la ubicación de las notas al pie de página al final de cada capítulo entorpece una lectura muy densa y cargada de referencias que al lector no iniciado le costará seguir con fluidez.