JENUFA ACEPTABLEMENTE SERVIDA
Jenufa. Janácek. Teatro Real 11 de Diciembre de 2009. Amanda Roocroft, Deborah Polaski, Miroslav Dvorsky, Nikolai Shukoff, Mette Ejsing,Károly Szemerèdy, Marta Matheu, Marta Ubieta, Miguel Sola, María José Suárez, Sandra Ferrández. Director Musical: Ivor Bolton. Director de escena: Stéphane Braunschweig
Continua el "ciclo Janácek" en el Teatro Real con una de las grandes óperas del estupendo compositor moravo. Una obra con una música maravillosa, una orquestación fascinante y una fuerza teatral y dramática extraordinaria. No obstante, se esperaba más de esta Jenufa. Resultó una buena función pero, ni logró estremecer, ni emocionar como esta ópera merece y como lo ha hecho otras veces. Deborah Polaski cantó muy bien La Sacristana pero le falto garra y temperatura dramática. Pasó por el primer acto sin ningún relieve. En el segundo, por supuesto, fue a más. Emitió algunas notas en piano y mórbidas que demuestran una buena escuela de canto ya vista en los Wagners y las Elektras. En algunos momentos, la merma del instrumento resultó tan patente que se hizo difícil escucharla; pero lo más importante fue que faltó voltaje. Polaski fue una Kostelnicka severa y digna, pero sin ese plus necesario para conmover, para ponerte la carne de gallina, provocarte taquicardias y llegarte a las entrañas como al que suscribe le ocurrió con la Marton en Barcelona y, no digamos, la inolvidable Rysanek hace muchos años en La Zarzuela. Amanda Roocroft mostró una voz ayuna de graves, pobre en el centro pero que gana timbre en la zona alta (si bien con alguno destemplado), cantó bien y ofreció una lectura del personaje muy trabajada. Una buena Jenufa. Bien Nicolai Shukoff como Steva: voz grata y bien utilizada. Miro Dvosrsky, lo de siempre, rudo y vociferante pero tiene material, entrega y domina su papel. Irregular y poco convincente la dirección musical de Ivor Bolton, con una orquesta incapaz de hacer justicia a la magistral partitura. En muchos momentos morosa, caída (el primer acto resulta 5 minutos más largo que en la versión de Charles Mackerras), en otros se torna más rápida, en otros aumenta algo el pulso... En fin, incapaz de ofrecer un discurso coherente con una firme, uniforme y verdadera tensión teatral. Prodigó unos silencios excesivos, larguísimos. Unos silencios bien situados y en su justa proporción son bienvenidos y ayudan al juego de tensión-distensión, pero éstos me parecieron exagerados y fuera de lugar. La producción funcionó. Ayudó a seguir la obra aportando algunas buenas ideas. Buenas prestaciones de los secundarios, destacando las jóvenes españolas Marta Matheu, Marta Ubieta y Sandra Ferrández. A pesar de todo, es una buena función y totalmente adecuada para aquéllos que no conozcan la obra o no la hayan visto nunca en teatro. No se la pierdan, disfrutarán y se emocionarán con una ópera maravillosa y que está más que aceptablemente servida.
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