Deutsches Symphonie-Orchester Berlín. Director: James Conlon. Auditorio de Zaragoza, 12/02/2013
La Temporada de Grandes Conciertos de Primavera del Auditorio de Zaragoza abrió el pasado martes su XIX edición con la presencia en la Sala Mozart del director norteamericano James Conlon, al frente de la Deutsches Symphonie-Orchester de Berlín. Esta formación fue fundada en 1946 como la RIAS-Symphonie-Orchester, vinculada a la radio del sector americano de Berlín. En 1956 adoptó el nombre de Radio Symphonie-Orchester Berlín (RSO). Con la reunificación alemana, y para evitar confusiones, se bautizó definitivamente con la denominación que lleva ahora. El conjunto ha tenido a grandes batutas al cargo de su titularidad: Fricsay, Maazel, Chailly, Ashkenazy, Nagano o Metzmacher. Desde la temporada 2012/2013 es el ruso Tugan Sohkiev quien está al frente de su dirección musical.
En esta ocasión, y dentro de una gira por varias ciudades españolas (Oviedo, San Sebastián y Zaragoza), la orquesta presentaba un programa con obras de Wagner, Bernstein y Dvorak. La orquesta posee una indudable solvencia, destacando por una cuerda tersa y brillante y un metal solvente, si bien algo duro en su sonoridad. Cuesta creer que se deba a la labor de Conlon, director invitado puntualmente para esta gira, pero lo cierto es que la orquesta nos transmitió un sonido más bien típicamente americano que germano, merced a un punto siempre brillante y electrizante en su ejecución, lejos de la densidad y la musculatura propias de las formaciones centroeuropeas. No lo decimos como un mérito ni como un demérito, sino como un rasgo que nos llamó la atención y que al menos en esta ocasión casó bien con buena parte del programa que presentaban.
El concierto comenzó con el elocuente y agradecido preludio al acto primero de Los maestros cantores de Nuremberg, de Wagner. Quizá fue aquí donde Conlon dio menos muestras de su buen hacer, tardando un tanto en domeñar el sonido de la formación y el norte de sus dinámicas. A cambio, imprimió un sello netamente teatral a su recreación. Con la siguiente pieza llegó lo más original del programa, si bien no puede decirse que sea lo más inspirado y genial de Bernstein. La Sinfonía no. 2 para piano y orquesta "La edad de la ansiedad" es un complejo y extenso mosaico, una sucesión de variaciones temáticas, a partir de un poema de W. H. Auden. Estrenada por el propio Bernstein en 1949 y revisada en 1965, la obra no explota en un sentido tumultuoso la sonoridad de la gran plantilla orquesta que dispone, sino que hace pie en ese esquema con una vocación más bien experimental, saltando de unos instrumentos a otros. El piano mismo comparece como un instrumento más, con escaso compromiso protagonista, salvo en algunas páginas como el epílogo. Son evidentes las reminiscencias y diálogos con el mundo del jazz y presenta al mismo tiempo pasajes de una rara y muy auténtica espiritualidad. No es una obra sencilla, pero Conlon demostró haberla trabajado a conciencia. El pianista francés Jean-Yves Thibaudet se mostró preciso y eficaz en su ejecución, totalmente mimetizado con el tejido orquestal dispuesto por Bernstein. Nos supo a poco su participación en el concierto, siendo un solista importante en nuestros días.
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