La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia comienza su temporada de conciertos bajo la dirección de Jaime Belda y Virginia Martínez, en una cita que rinde homenaje a Octavio de Juan López
Emocionante merecido homenaje
Por José Antonio Cantón
Murcia. Auditorio ‘Víctor Villegas’.12-IX-2024. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Dirección: Jaime Belda y Virginia Martínez. Obras de Ludwig van Beethoven, Miguel Franco y Franz Schubert.
La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM) y el Auditorio de dicha capital han querido que el concierto inaugural de la temporada haya estado dedicado a una de las figuras más relevantes de la vida musical de la ciudad de Murcia en las últimas cinco décadas como fue Octavio de Juan López, profesor, investigador, divulgador, promotor y crítico musical del diario La Verdad, fallecido el 16 de agosto de 2022, quien fue cofundador y presidente de la Asociación Promúsica de Murcia, verdadero germen de la transformación de la vida musical de la región culminada con la construcción e inauguración del Auditorio en 1995, y la creación de formaciones como la Orquesta de Jóvenes de la Región de Murcia, decana en su clase en España, y la Orquesta de Cámara de la Región de Murcia, antecedente de la actual orquesta sinfónica fundada en 1996. Para este merecido homenaje se ha querido contar con el director y extraordinario saxofonista Jaime Belda en la primera parte del concierto y en la segunda con Virginia Martínez que sustituía al maestro hispano-venezolano Manuel Hernández-Silva, inicialmente anunciado, que no pudo actuar a causa de una indisposición de último momento.
Para esta ocasión se ha tenido también la feliz idea de propiciar el estreno de Preludio al ocaso, del compositor murciano y gran contrabajista Miguel Franco, obra dedicada al homenajeado con quien mantuvo una estrecha relación de amistad personal y vínculo profesional. El maestro Belda captó plenamente el sentir de la obra, transmitiendo ese carácter elegíaco que contiene a través de la lenta serenidad de sus compases hasta su extinción, que dejaba en el oyente la sensación de un profundo silencio que llevaba a evocar la eternidad. Los componentes de la orquesta, conscientes de la trascendencia de la partitura, convirtieron el mensaje recreado por el director en una interpretación que llenaba de emoción a un público que con su aplauso rubricaba los sentimientos entrañables que se producían en el escenario materializados por el efusivo abrazo entre el compositor y Octavio de Juan Ayala, eminente profesor y violista, que entre los compañeros de la sección de su instrumento de cuerda quiso intervenir en este concierto homenaje a su padre.
Se cerró su primera parte con una clarificada conducción de la Sinfonía inacabada de Franz Schubert. En ella, Jaime Belda supo encontrar ese equilibrio entre la energía orquestal de Beethoven y el supremo melodismo del autor, consiguiendo ese dolorido y a la vez tierno discurrir del primer movimiento así como ese determinante carácter cíclico del segundo, realzado por el impulso que dio a los vientos, sección instrumental con la que se identifica este director de forma muy especial. La serenidad que transmite este músico, aún en los pasajes más tensos en dinámica y ritmo, significa todo un plus de satisfacción para los melómanos del género sinfónico, cuando éste deviene bien comprendido en esencia y potencia. El cerrado aplauso así lo terminaba confirmando.
Fue la Quinta sinfonía de Beethoven la que cerraba el programa con un verdadero ejercicio de energía estética por parte de Virginia Martínez, directora honorífica de la ÖSRM, formación de la que ha sido titular durante más de una década. Con el brioso allegro inicial se pudo percibir el alto nivel de concentración que se irradiaba desde pódium como medio sustancial para materializar en sonidos la profunda emotividad y esencial dramatismo de la obra, alcanzando esa atractiva y a la vez inconformista imaginación que desprende este primer movimiento. Siguiendo con el mismo grado de condensación emocional, afrontó el sentido cantable que impregna la variedad de episodios que contiene el Andante con moto, al llevar su expresividad a ese alto nivel que absorbe toda la capacidad perceptiva del oyente especialmente en sus provocativas y acentuadas alternancias tonales. Sostuvo en todo momento el carácter scherzante del tercer tiempo configurando progresivamente la intensidad del mensaje de su discurso en su misión de derivar sin solución de continuidad en el triunfal y luminoso allegro final, que fue dirigido con densa emotividad y gran excitación sensitiva que, como ejemplo, afirmaban con máximo una de las esenciales características del pensamiento musical del compositor. El público respondió con un cerrado aplauso ante el feliz reencuentro del instrumento orquestal y la que ha sido su batuta durante tantos años.
Se cerraba así un sentido y merecido homenaje integrado por dos de las sinfonías que más apreciaba Octavio de Juan y cuyas interpretaciones, junto al estreno absoluto de Miguel Franco, han de ser tenidas como integrantes de uno de los programas memorables tanto de la ÖSRM como del Auditorio Regional de Murcia.
Fotos: OSRM
Compartir