Lugar: Teatro Campoamor. Fecha: 27 de enero. Inva Mula, soprano. Genc Tukiçi, piano
YA "INVA" SIENDO HORA
Por fin, el pasado miércoles, la prodigiosa soprano albanesa Inva Mula saldó su cuenta pendiente con la Temporada de Ópera de Oviedo, tras su cancelación en "La bohème" del año pasado, con un recital en el Campoamor que llega en un contexto institucional ciertamente preocupante, que obligará a la Ópera de Oviedo a recortar drásticamente sus actividades en torno a los títulos operísticos. Inva Mula es una de las grandes divas del canto de la actualidad, una de esas sopranos intocables que, desde hace años, reina en los más importantes coliseos líricos del mundo, un auténtico fenómeno que, personalmente, hemos visto, hace dos temporadas, dejar en un discreto segundo plano en el Festival de Orange, a los mismísimos Roberto Alagna y René Pape. Resultó todo un lujo asistir al recital que ofreció en el Campoamor, pero también es justo decir que, con todo, la velada desilusionó un poco por alguna cuestión, como puede ser el programa elegido por la artista, que no resultó todo lo exigente y vistoso que el aficionado esperaba. Que Inva Mula cancelase su participación en aquella "Bohème" ya dio bastante que pensar del poco respeto que tuvo por nuestra principal temporada de ópera. Tristemente parece que, año tras año, esta pérdida de respecto de las grandes figuras va "in crescendo", cosa que, ni programadores, ni instituciones ni críticos deberíamos seguir permitiendo. Que se le haya obligado a volver, posiblemente en circunstancias económicas poco ventajosas para ella, pudo influir en que su actuación, aún estando a un gran nivel lírico, dejase ver una cierta dejadez de la cantante. Lo que menos gustó de la noche fue que se incluyeran las obras de Genc Tukiçi, pianista albanés que, como compositor... también demostró ser un gran pianista. Tukiçi aprovechó el recital para tocar como solista, e incluir varias piezas de su cosecha. Acompañó a la artista de manera exquisita durante toda la noche. Los dos se acoplaron tan bien que casi resultó una unión ideal. Los "Tres sonetos de Petrarca" de Liszt dejaron ver el elegante registro agudo de una intérprete de voz templada y excepcional magisterio técnico, que sólo se mostró generosa a la hora de prolongar la velada. Resultó excesiva su tendencia a reiterar sus portentosos filados sobreagudos. En Puccini encandiló. Referencia absoluta en "La bohème", su "Mi chiamano Mimí" fue toda una lección de canto, de cómo frasear y decir, incluso, la última frase de la célebre "D´onde lieta usci". Tras la primera parte, sólo se echó en falta que su voz mostrase una mayor amplitud de registros. Por ejemplo, fue imposible oír un "forte" o un "crescendo" en todo el recital. Parecía que la intérprete no se tomaba del todo en serio la cita, como si pasase un trámite, como si, de alguna manera, también se nos diese gato por liebre, o más bien Tukiçi por Mula, e incluso Obradors por Gounod o Verdi. En el repertorio español, se puso de manifiesto un claro problema de dicción que, cuanto la soprano canta en otro idioma, pasa desapercibido por el embelesamiento que produce su extraordinaria belleza canora. Genc Tukiçi quiso convertirse en otro de los protagonistas de la noche ofreciendo un semi recital de infausto recuerdo, que deslució bastante la velada. Su música no resultó tan estimulante como su trabajo como acompañante. La estética fue de lo más típica y agotadora, casi más propia de una improvisación que de una obra bien escrita. Unos acordes básicos ornamentados a lo albanés de manera un tanto cursi y un discurso plural ciertamente excéntrico, convencieron al público de que el blanco del traje del pianista no era una simple casualidad. Mula interpretó el repertorio de su tierra con más interés del que mostró el público en aplaudirlo, y aunque al final se arregló un poco la imagen de la velada con la inclusión del repertorio español de Obradors, la respuesta de los asistentes dejó ver que, además de costar más de un esfuerzo el haber asistido al recital, seguramente por el poco interés del programa, tampoco se pudo aplaudir a una de las mejores intérpretes de la actualidad como se hubiera deseado, y no precisamente porque faltasen ganas, si no, más bien, ocasión.
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