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Crítica: Al Ayre Español hace «Il martirio di Santa Teodosia» de Alessandro Scarlatti en Zaragoza

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Autor: David Santana
26 de marzo de 2025

Crítica de David Santana del Martirio di Santa Teodosia de Alessandro Scarlatti en Zaragoza, interpretado por Al Ayre Español

«Il martirio di Santa Teodosia» de Alessandro Scarlatti en Zaragoza

De apariencia modesta

Por David Santana
Zaragoza. 24-III-2025. Auditorio-Palacio de Congresos de Zaragoza. Temporada de grandes conciertos del auditorio. Belén Vaquero, soprano; Bruno Campelo, contratenor; Luken Munguira, tenor; Javier Blanco, bajo. Al Ayre Español, Eduardo López Banzo, organista y director. Oratorio Il martirio di Santa Teodosia de Alessandro Scarlatti.

   Se nota cuando las cosas se hacen con cariño y mimo. Eduardo López Banzo muestra en cada uno de sus conciertos que lo que le ofrece al público no es un popurrí de obras, sino un programa con sentido y de primera calidad al que le ha dedicado largos ratos de estudio. No hace falta siquiera escuchar una nota para apreciar el trabajo de López Banzo, que nos recibe en el Auditorio —de manera figurada, claro— con un programa de mano en el que nos detalla el contexto histórico y nos explica por qué merece la pena dedicar la tarde del lunes a escuchar a Al Ayre Español, en lugar de, por ejemplo, colarse en la vecina Romareda —aunque, para martirio, el de los aficionados del Real Zaragoza esta temporada, y no el de Santa Teodosia.

   Volviendo a la parcela que ocupa el auditorio, López Banzo, como decía, nos explica que Il martirio di Santa Teodosia es una obra “de apariencia modesta”, ya que, el maestro siciliano, un veinteañero en el momento de la composición, evita recargar excesivamente unas arias que brillarán más por su emoción e intensidad que por el ornamento o el virtuosismo que requieren. La parte instrumental, por ejemplo, es cuidadosa y detallista, no combate con la voz, sino que la acompaña suavemente, con algunas oportunidades para el lucimiento de los instrumentistas entre los que destacó, especialmente, Aldo Mata. La particella del violonchelo es soberbia y Mata supo ejercerla con gran aplomo y con fuerza, compitiendo incluso con las voces en protagonismo con cada una de sus respuestas a la melodía de la voz. También destacó David Palanca al clave, mostrando, al igual que su compañero gran iniciativa y talento para un acompañamiento que va mucho más allá del bajo continuo con miniaturas de carácter solista que el clavecinista no dudó en aprovechar para sacar a relucir su talento.

«Il martirio di Santa Teodosia» de Alessandro Scarlatti en Zaragoza

   Los músicos de Al Ayre Español optaron, en general, por una interpretación sobria y elegante. Delicada, pero sin renunciar a una articulación muy marcada que, en mi opinión, fue todo un acierto, aunque no acabó, quizás, de adaptarse a las capacidades vocales de los cantantes.

   Para las voces, se escogió una plantilla joven pero con mucho talento. En el papel solista encontramos a la soprano gallega Belén Vaquero. Su potencia y proyección vocal encandiló al auditorio desde sus primeras notas. Bien metida en su papel protagonista, optó por una interpretación en la que primó la musicalidad y la emoción, así como el contraste entre dinámicas —manteniendo, muy notablemente, la proyección vocal incluso en los pianissimo— y la homogeneidad tímbrica. Para ello, no dudó en usar en contadas ocasiones algo más de vibrato y peso en la voz de lo que realmente le es necesario, probablemente para asegurar la línea, algo que, ante el gran resultado final de arias como Se il cielo m’invita a eterni contenti, —excelentemente acompañada por un inspiradísimo Aldo Mata— pasaremos por alto.

   En cuanto a la ornamentación, quien más se ajustó al estilo, demostrando una sensibilidad excelente para el barroco, fue Luken Munguira. No tiene problemas para llegar a las notas sobreagudas y su timbre en el registro agudo es sencillamente delicioso. Cuesta más escuchar su registro medio y grave. Exageró el piano y eso no le benefició en una sala tan amplia como es la del Auditorio de Zaragoza.

   Javier Blanco y Bruno Campelo destacaron menos que sus compañeros. El bajo tuvo que competir con los enardecidos instrumentos del bajo continuo que, como adelantaba, optaron por el marcato y un empuje con el que Blanco no pudo competir. A Bruno Campelo apenas se le escuchó, opacado tanto por los instrumentos como por sus propios compañeros en los números de conjunto. Sí me gustó el aria Non è fierezza l’usar fiereza, con esa melodía pegadiza, en la que el contratenor mostró gran complicidad con un violín (Alexis Aguado) exquisito, aunque vocalmente se le podría haber sacado mucho más partido a esta perla.

   También tengo que criticar del maestro, en este caso en su papel como organista, la falta de variedad tímbrica que sí escuchamos en otras grabaciones de este oratorio de Scarlatti. 

   Creo que podemos concluir que Al Ayre Español no defraudó con esta versión un tanto sobria de Il martirio di Santa Teodosia que, quizás por ello, permite también apreciar la belleza de lo sencillo, de lo aparentemente modesto, que también es digno de santidad.

Fotos: Facebook Auditorio de Zaragoza

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