Crítica de Óscar del Saz del concierto homenaje a Enrique García Asensio Orquesta en la temporada de la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española
Cuando el homenajeado da ejemplo
Por Óscar del Saz | @oskargs
Madrid. 5-V-2023. Teatro Monumental. Homenaje al maestro Enrique García Asensio. Obras de Joaquín Turina (1882-1949), Tomás Bretón (1850-1923), Luigi Boccherini (1743-1805), Pablo Sorozábal (1897-1988), Tomás Marco (1942), Amadeo Vives (1871-1932) y Manuel de Falla (1876-1946). Orquesta y Coro de Radio Televisión Española. Marco Antonio García de Paz, director del Coro de RTVE. Enrique García Asensio, José Ramón Encinar, Lucía Marín, Ricardo Espigares, directores.
Creemos que es difícil que el maestro Enrique García Asensio (1937) pueda olvidar el pasado 5 de mayo de 2023, día en el que ha recibido un merecido homenaje de parte de todos los que ahora mismo integran la que fuera su Casa (1966-1984 y 1998-2001), con un acto ágil y dinámico en el que se intercalaron los parlamentos -por parte de Manuel Ventero, director-gerente de la Orquesta, y también por cuenta del protagonista (mostrando videos en primera persona)-, más otros videos de agradecimiento y felicitación por parte de los miembros de la Orquesta y el Coro y, por supuesto, la presencia de la música.
Y no olvidamos lo más importante: el público asistente, que demostró a las claras el grandísimo cariño que guarda y todavía alberga por García Asensio, ya que -como señalaremos- el maestro todavía conserva ese atractivo como director que tan eficientemente sirve de puente entre la obra y el público, consiguiendo siempre emocionar con sus interpretaciones, algunas de las cuales se han convertido en claras referencias. Además, quisieron acompañar al homenajeado otros tres directores, de modo que así quedó repartido de forma equilibrada el repertorio de la velada.
Del inmenso quehacer de García Asensio -no hay más que leer sus méritos en su impresionante curriculum y contemplar sus más de 60 años dirigiendo-, nosotros queremos resaltar sus facetas más diferenciales como divulgador musical -recordemos el programa de TVE «El mundo de la música» (1976-1980)-, su personal implicación en elevar el nivel musical de las bandas de música -que incluye sus célebres grabaciones con la Banda Sinfónica Municipal de Madrid-, sus segurísimas direcciones en innumerables conciertos con la flor y nata de la lírica española, su defensa y exquisito tratamiento del repertorio de zarzuela, su inestimable colaboración con la Fundación Celibidache, dando a conocer en un libro su famosa técnica de dirección (2017), sus apariciones en múltiples estrenos de obras, colaboraciones en concursos de instrumentistas, su reconocidísima seguridad en cualquier repertorio, así como un largo etcétera.
Como ejemplo de colegas y amigos que le acompañaron en el homenaje, entre el público, comentaremos que de las obras interpretadas en el homenaje hace una magnífica sinopsis el matemático, académico, músico y excelente divulgador radiofónico José Luis García del Busto, además de contribuir con anécdotas en otra sección dedicada a sus primeros recuerdos de Enrique García Asensio con el que le une una muy viva amistad.
Lucía Marín (1982), que fue alumna de García Asensio y de carrera ya asentada, aplicó a partes iguales garra y elegante técnica, con gesto abierto y dúctil, en las Danzas fantásticas, de Joaquín Turina, donde se reinterpretan una suerte de jota aragonesa, un pastoril zortzico y una pertinaz farruca, la más conocida y racial -«Exaltación», «Ensueño» y «Orgía», respectivamente-, y en las que Marín supo reflejar de forma transparente -y sin partitura- las impresionistas atmósferas «a la francesa» -seña de identidad del compositor-, imbricadas con los multiforme ritmos del nacionalismo español tan del gusto del creador sevillano.
Ricardo Espigares (1988), alumno aventajado y asistente de García Asensio realizó una muy técnica exhibición de dirección de la Sinfonía sevillana -en tres movimientos, también de Turina-, con algunos rasgos en el gesto procedentes claramente de su maestro y entregado a una dirección enfocada, por lo general, a la sección de la orquesta que procedía en cada momento. En su expansiva versión, Espigares aplicó una extensa paleta de contrastes entre los movimientos, desde el más calmo, al que refleja la andaluza algarabía de los ambientes festivos de esa tierra, a orillas del Guadalquivir.
En la parte dedicada a la zarzuela, reinaron por completo tanto la experiencia en el género del maestro José Ramón Encinar (1954) como las magníficas prestaciones del Coro de RTVE -27 hombres y 29 mujeres, preparado a la sazón por Marco Antonio García de Paz-, en relación a los números previstos, todos de muy distinto carácter: las festivas seguidillas de La verbena de la Paloma; el muy bien contrastado «¡Viva, Madrid!», de Don Manolito, de Sorozábal; el perfectamente reflejado gracias a la muy buena dicción puesta en juego, como ácido y crítico «Coro de políticos», de Policías y Ladrones, de Tomás Marco, así como el «Coro de románticos», de Doña Francisquita, de Amadeo Vives, que quizá fue el que sonó más desangelado. Entre estos números, se ofreció el preludio de la poco frecuentada zarzuela, Clementina, escrita por Luigi Boccherini -de hecho es su única obra teatral-, recuperada en 1985 en el Teatro Español, por cuenta del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid, dirigida también en esa ocasión por el maestro Encinar.
Para finalizar la velada, y en los intercambios de saludos con Manuel Ventero, entre bromas y explicaciones de lo que es una ‘anacrusa’ -el maestro García Asensio es conocido en la OyCRTVE, en broma, como el Rey de la Anacrusa-, y muy emocionado en ese momento, señaló que lo que prefería en vez de dirigirse al público era hablar con la batuta.
Y así lo hizo, dirigiendo la 2.ª suite de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, como sólo Enrique García Asensio sabe hacerlo, subiendo al podio de forma ágil, de un saltito, con poderío en el nervio, gestionando admirablemente los cambios continuos de tempo y con la variedad rítmica buscando el efecto adecuado para hacer lucir aquellos ballets de Diaghilev, que no tuvo dudas de elegir a Falla para reflejar las andanzas del corregidor y la molinera, una música perfecta para demostrar una máxima de su maestro -Celibidache- que es la de que “lo distintivo en la música está más en dotarla convenientemente de las impulsiones y resoluciones (clímax) que en el tempo al que se interprete”, cosa que García Asensio ejemplificó, con su claridad expositiva, de forma rotunda.
No satisfecho con el éxito de esta interpretación, y con el público al completo puesto en pie aplaudiendo, el maestro García Asensio comentó al respetable que querría dirigir también una obra con el Coro, por lo que decidió hacerlo repitiendo el «¡Viva, Madrid!» de Sorozábal. Y para terminar, y aprovechando que estaba Lucero Tena en la sala, se interpretó el intermedio de La boda de Luis Alonso, aunque no fue la maestra la que lo hizo, sino que se aprovechó que el barítono del Coro de RTVE, Ryan Borges, es solista de este instrumento e hizo las veces de Lucero Tena, con destreza sobre esos pequeños instrumentos de percusión que en sus manos tomaron una distinguida relevancia.
Ojalá a fuerza de repetirlo se produjera algo que desde aquí deseamos, y es ver dirigir más a menudo a Enrique García Asensio. Lo encontramos muy en forma, dirigiendo siempre de memoria, con una gestualidad muy fluida, flexible y comunicativa, pendiente de todo. Los homenajes no deben significar poner ningún punto y final a ninguna carrera profesional.
Es evidente que el maestro estuvo muy emocionado en todo momento por lo que significaba este su homenaje, pero aún así estuvo sobrado de facultades dando ejemplo de que el movimiento se demuestra andando y que todavía puede aportar en el mundo de la dirección. Uniéndonos a su homenaje, felicitamos desde aquí al maestro Enrique García Asensio por toda su carrera, y le agradecemos que siempre haya accedido amablemente a ser entrevistado por Codalario.
Fotos: Orquesta y Coro de RTVE
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