La producción que dirigen Miguel Ángel Coque, en lo escénico, y Pedro Halffter, en lo musical, será representada los días 17, 20 y 23 de julio
La temporada 2009-2010 de la Fundación Canaria Teatro Pérez Galdós llega a su final con la puesta en escena de la ópera El Holandés Errante, de Richard Wagner, que será representada los días 17, 20 y 23 de julio, a las 20.30 horas. Se trata de una producción propia bajo la dirección escénica de Miguel Ángel Coque y con el maestro Pedro Halffter al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Junto a la formación musical intervendrá el Coro de la Ópera Estatal de Praga y miembros del Coro de la Temporada de Ópera Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, con los directores Tvrtko Karlovic y Olga Santana respectivamente. En los papeles protagonistas se contará con un electo de alto nivel, en el que figuran John Lundgren, Johann Tilli, Ricarda Merbeth, Alfons Eberz, Barbara Bornemann y Vicente Ombuena. En El Holandés Errante Wagner desarrolla con honda emotividad la idea de la redención del ser humano -atrapado en sí mismo, como el Holandés, por sus propias miserias y congojas- a través del amor verdadero, que es aquél que -como le sucede a Senta- nace de la compasión, entendida como la capacidad de sentir como propio el dolor del otro. En la producción que firma Miguel Ángel Coque todo gira en torno a esta idea, planteando una lectura simbolista orientada a hacer comprensible lo que sucede en el fondo del drama y a realzar su profunda emotividad, con la única finalidad de estimular la emoción del espectador. Según explica el propio Coque, tanto la escenografía, como la iluminación, el vestuario y el mismo movimiento escénico, están "al servicio del discurso dramático-musical". La escenografía, obra del mismo director escénico, tiene, "con el fin de exteriorizar la esencia de lo que sucede en el drama, una función esencialmente simbólica, como la tiene por igual la iluminación. Mi objetivo", señala Coque, "es, además, crear atmósferas a través del uso del color y de la densidad lumínica y, desde esta perspectiva, pintar el sonido para que se pueda ver lo que se escucha -como también lo es esculpir el sonido mediante acciones escénicas marcadamente coreográficas-". El diseño de Iluminación pertenece a Francis Maniglia, mientras el de Vestuario a Pedro Moreno, todo un referente en cuanto a caracterización en el teatro y la ópera españoles.
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