Recital de la pianista Hiromi Uehara en el Festival Internacional de Jazz de Málaga
El crisol jazzístico de Hiromi
Por José Antonio Cantón
Málaga, 04-XI-2022. Teatro Cervantes. XXXVI Festival Internacional de Jazz de Málaga. Hiromi (piano).
El piano ha sido y será siempre un instrumento que, por su naturaleza polifónica, ofrece más posibilidades expresivas que otros instrumentos en el proceso creativo de la improvisación musical, uno de los pilares en los que se sustenta el jazz y que ha llevado a descubrir verdaderos genios de esta música que se podría llamar instantánea por el hecho de producirse y darse en el mismo momento su composición y su ejecución, independientemente de patrones preestablecidos en los intérpretes. En este sentido, la pianista japonesa Hiromi Uehara, que antes de empezar su actuación recibía el premio Málaga Jazz-2022, que se entrega en cada edición del Festival, es un admirable ejemplo de cómo proyecta todo su ser musical en el instrumento a un altísimo nivel artístico gracias a sus dotes técnicas de un virtuosismo excelso que la sitúa en parangón con los míticos, Oscar Peterson, que ella asumió como referencia didáctica, Bill Evans, del que ha tomado su serena y cadenciosa sensualidad, esa chispeante tensión que ha asumido parecida a la que expresaba Bud Powell o reflejar los meteóricos arabescos que tenía Art Tatum, uno de los herederos de Peterson, sabiendo en todo momento de su actuación dominar la gestualidad interpretativa de todas las escuelas jazzísticas integrándolas en su rica personalidad musical, que también tiene como ejemplos a seguir al aristócrata Duke Ellington, al distinguido Telonius Monk y, más recientemente, al jazz conceptual de Herbie Hancock, Chick Corea o el siempre singularmente impactante Keith Jarrett.
Para dejar constancia de su multiplicidad de referencias, de las que no podía faltar el francés Michel Petrucciani con su nervio irreductible ni la elegancia del norteamericano Ahmad Jamal, uno de sus maestros, que la pusieron en la senda de convertirse en un crisol jazzístico, Hiromi ha basado su actuación en Málaga en una serie de incursiones en algunos de los números de su reciente álbum Spectrum, en el que parece convertirse en una multi-instrumentista, acompañando como un bajista, ritmando como un percusionista, cantando como un trompetista o cualquier clase de intérprete de viento, encontrándose sólo con la respuesta que puede ofrecerle el piano. Para esa variada función, desarrolla un muy diverso mecanismo que le permite alcanzar un cromatismo expansivo incluso en los pasajes con dinámica más tenue, lo que dice mucho de su prodigiosa pulsación, que hacía que cada tema de los siete que tocó tuvieran una impronta sonora caleidoscópica de irisadas frecuencias que eran resaltadas por una sonorización realmente esplendente, todo ello favorecido por su acentuado modo free de tocar que la llevan a levantarse del asiento, casi bailar por momentos, mirar al público con descarada autosuficiencia o canturrear la línea armónica de cada pasaje como apoyo a la sobrevenida inspiración.
El momento culminante de su actuación se produjo con la interpretación del extenso tema de más de veinte minutos de duración, Rhapsody in Various Shades of Blue basada en famosa obra de George Gershwin Rhapsody in Blue compuesta en 1924 para piano y banda de jazz, que enriqueció en sumo grado dentro de un planteamiento que se corresponde a la esencia musical de Hiromi, como queda reflejado en sus propias palabras: «Es solo la unión de lo que he estado escuchando y lo que he estado aprendiendo. Tiene algunos elementos de música clásica, tiene algo de rock, tiene algo de jazz». Su interpretación dejaba claro su dominio del instrumento y su capacidad musical de recreación aportando contrastes como los habidos en uno de los primeros temas cual fue tañer directamente con los dedos de una mano las cuerdas graves del piano mientras pulsaba con la otra el teclado produciéndose así una especie de mixtura tímbrica de un sugestivo efecto para el oyente, que podía experimentar cómo no hay límites en esta intérprete por su desafiante y constante búsqueda del color sonoro, una de las mayores inquietudes de esta excepcional jazzista.
Este recital volvía ser una nueva demostración de su emocionante temperamento, capaz de hacer sentir y llevar al oyente a sensaciones sonoras casi imposibles de imaginar con una técnica envidiable, a veces extra-superlativa, que siempre sorprende por su adecuación a las inmensas posibilidades expresivas que brinda el jazz dentro de la música grande. El público, entusiasmado, se entregó a Hiromi con dos grandes ovaciones que venían a corroborar el éxito de un recital que quedará en la ya dilatada historia de este importante evento musical de la multicultural ciudad de Málaga.
Fotos: Festival de Jazz de Málaga
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