Libro: «Gustav Mahler, visionario y déspota» de Constantin Floros

Mahler según Floros

Por Albert Ferrer Flamarich
Gustav Mahler, visionario y déspota. Constantin Floros. Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, Cuenca, 2022. 251 págs. ISBN: 978-84-9044-560-0. 

   Las Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha parece estar elaborando una colección propia de primera magnitud que incorporará títulos de referencia de ámbito internacional y estudios elaborados por musicólogos españoles que cubrirán huecos flagrantes como el correspondiente al Padre Antonio Soler, cuya obra aparecerá comentada en varios volúmenes completando la labor iniciada por Paulino Capdepón. Él mismo firma el prólogo a la presente edición de Gustav Mahler, visionario y déspota, publicado en alemán en 1998 por Constantin Floros (Salonica, 1930). En su texto, Capdepón repasa la labor musicológica del autor dedicada a Mahler y de la Sociedad Gustav Mahler de Hamburgo. Esto deviene una parte esencial para tomar conciencia de la dimensión de uno de los más excepcionales, fértiles y completos musicólogos de las últimas décadas y uno de los más profundos especialistas en la obra mahleriana junto a Adorno, La Grange y Mitchell. Con este volumen excelentemente traducido por la investigadora y profesora Nieves Pascual León, la causa mahleriana ya cuenta con más de una veintena de libros en lengua española. A la misma Pascual León también se deben las traducciones del tratado para violín de Leopold Mozart (Editorial Arpegio), la monografía Bruckner, personalidad y obra (Publicaciones UCLM), así como La música como mensaje y El hombre, el amor y la música siendo estos tres immediatos títulos del propio Floros.  

   Dividido en dos bloques repartidos en 22 capítulos de extensión mesurada y un epílogo, Floros perfila reflexivamente la personalidad y parte de la obra mahleriana, centrándose en los lieder y con un comentario bastante detallado de la cantata Das Klagende Lied –incluso de su efecto con banda fuera de escena en el tercer acto-. La construcción episódica se sostiene a partir de la exposición de una tesis o afirmación y su constatación ejemplificada dentro de la obra del compositor o bien refrendada tanto en sucesos y declaraciones del propio Mahler y aportaciones de otros estudiosos. Metodológicamente no abunda tanto en preceptos iconológicos como en la monografía de Bruckner (aunque sí lo hace en los otros volúmenes dedicados a Mahler, pendientes de traducción) y ofrece un planteamiento distinto a ésta, pero similar en la agilidad discursiva basada en un estilo de escritura directo, de frases breves, coordinadas y un ingente aparato documental del que dan testimonio las 659 notas a pie de página. Con ellas demuestra una enorme capacidad de síntesis, una prolija densidad conceptual y un dominio apabullante –diríase, absoluto- de toda la bibliografía e historiografía de la materia que le permiten desgranar y citar aquello concreto para el ensamblaje y cimentación de su relato, tan sustancial en el rédito extraído de los materiales matriz en lo coyuntural e histórico como antitético a las maneras alambicadas y arcos gramaticales de tensión agotadora de Adorno o Dahlhaus; no menos admirables ambos filósofos de la música en la superpoblación de ideas. 

   A diferencia de la referida monografía bruckneriana y sin demérito en ningún caso, este estudio sobre Mahler resulta mucho más diversificado puesto que el sujeto y su obra lo facilitan. Por esta razón se percibe trufado de curiosidades con mayor recurrencia: desde las opiniones sobre Johann Strauss y Carl Loewe hasta la preferencia del compositor por el cuadro Concerto de Giorgione; pasando por la influencia de Rudolf Baumbach en los textos de los Lieder eines Fahrenden Gesellen y del Tristán e Isolda wagneriano en la Décima sinfonía. Floros también es agudo en rebatir las acusaciones de trivialidad de algunos poemas musicados y rompe la etiqueta de Brahms como compositor burgués, al que conecta con Mahler en el plano conceptual y discursivo. En otros casos, también despierta el interés por conocer figuras escasamente presentadas en las grandes monografías como la del físico, Arnold Berliner (1862-1942), cuyos intercambios epistolares sobre leyes y ciencias naturales son algunos de los puntos de gran interés que pueden rastrearse junto a debates sobre estética mantenidos con Gustav Mahler desde los años de su titularidad en la ópera de Hamburgo. 

   Editado partiendo del grafismo y libro de estilo de Editorial Alpuerto –aunque no se indica ningún vínculo-, esta publicación no presenta errores significativos: uno de digitación al atribuir a 1810 la carta a Guido Adler y no a 1910 en la página 60; y otro de contraste de información al indicar que la fotografía de la página 128 se realizó en Viena en 1897 y no en 1907. Algo que, por supuesto, no resta mérito a un volumen que se cierra con un epílogo sobre la actualidad de Mahler y sus elementos de modernidad que, a modo de resumen repasa las credenciales creativas del compositor desde categorías semánticas, estéticas y expresivas; así como técnicas y de análisis formal. Tal y como defiende Floros en su metodología, todas están interrelacionadas. Además, cuenta con una tabla cronológica y un índice de amigos, conocidos y colegas del compositor, redondeando un magnífico libro para iniciarse en el conocimiento de Mahler –a excepción de las cuestiones más técnicas en el análisis musical- o para repasarlo casi como un decálogo de los principales temas: desde la subjetividad, el judaísmo y el antisemitismo, su fe y el sentido de su misión como artista hasta el carácter despótico como director de orquesta y los conflictos con los intendentes de los teatros para los que trabajó; sin descuidar el sufrimiento, el humor y la ironía como elemento constitutivo de su obra.