Es el Guillaume Tell de Rossini una obra monumental, de amplias exigencias, specialmente en el ámbito de los solistas vocales, pero también en la necesidad de disponer de una amplia y homogénea masa coral capaz de responder a las elevadas exigencias de la partitura que prácticamente lo convierten en el auténtico protagonista de la misma, con multitud de números específicamente elaborados para él y su participación en numerosos fragmentos concertados. El Coro de la Nederlandse Opera estuvo en este sentido a la altura de las circunstancias en lo que supone una labor agotadora y digna de elogio, por la extensión y la exigencia que requiere su parte.
Título raramente representado escénicamente, que en los últimos años ha experimentado un retorno a la actualidad, desde el interés en esta partitura mostrado por el maestro Antonio Pappano, que ofreció dos versiones de concierto con la Academia Nazionale di Santa Cecilia de Roma en el año 2007 y, posteriormente, en 2010, siendo estás últimas funciones registradas y editadas por EMI. La obra rossiniana no ha sido, por lo general, apreciada en su conjunto, sino que en muchas ocasiones su presencia en las programaciones lo ha sido más bien como excusa para el lucimiento de tenores que veían en el papel de Arnold un indudable desafío y un escaparate inmejorable para el lucimiento de sus registros agudos. Su presencia en los años 50-60-70 era evidente en este sentido y se ofrecía habitualmente mutilada, en italiano y con un indudable regusto verista. En este sentido es digno destacar que sólo hay una grabación integral en estudio de la obra en su idioma original editada también por EMI en el año 1973.
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