El director de orquesta Giancarlo Guerrero, entrevista de portada de Codalario en octubre de 2024
GIANCARLO GUERRERO: «Lo que más importa es que el público se emocione»
Una entrevista de Aurelio M. Seco | @AurelioSeco / Foto: Foto: Lukasz Rajchert y Heinecke.
El nombre de Giancarlo Guerrero suena con fuerza dentro y fuera de España. Ganador de 6 premios Grammy, director musical de la Sinfónica de Nashville, conjunto del que ha sido titular desde 2009, de la Filarmónica NFM Wrocław y principal director invitado de la Orquesta Gulbenkian de Lisboa, Guerrero ha sido nombrado el pasado mes de agosto séptimo director musical de la Orquesta de Sarasota. La pasión de Guerrero por la música y el arte de la dirección, sus cualidades personales, de una expresividad directa e instintiva, dotan a este interesante director de un atractivo al que numerosas orquestas no han podido resistirse. Guerrero acaba de ser nombrado director principal y artístico del Grant Park Music Festival de Chicago.
Tiene usted la doble nacionalidad, como nicaragüense y costarricense.
Nací en Nicaragua, un país del que me fui tras la Guerra civil. Debido a la situación política terminé en Costa Rica, y allí es donde realmente me formé en el campo de la música. Por eso también soy constarricense.
¿Qué maestros recuerda?
El primero fue Gerald Brown, uno de los fundadores de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica, donde fui percusionista. Fue una gran influencia para mí cuando tenía 12 o 13 años. Conocerle supuso un impacto inspirador. Luego está mi maestro de dirección en EEUU, Michael Haithcock, uno de los que reconoció mi talento temprano. Es una suerte encontrar a alguien que te inspire cuando eres joven y te pone en el camino correcto. Todavía hoy tengo muy presentes sus consejos.
«Es una suerte encontrar a alguien que te inspire cuando eres joven y te pone en el camino correcto»
¿Qué es la música para usted?
Como cualquier cosa que uno ama, primero supone una gran disciplina y un gran amor. En ese aspecto me considero un hombre muy afortunado, porque uno empieza en la música como un pasatiempo pero, en mi caso y en el de muchos de mis colegas, la música es algo más y se convierte en algo muy poderoso que hace que dediques toda tu vida a ella. Lo que yo hago realmente es dedicar toda mi vida a mi pasatiempo preferido. No es un trabajo para mí, aunque desde el primer día requiere mucho esfuerzo. También hay que tener suerte para que la persona correcta te ayude, pero al final lo que cuenta es la habilidad artística que uno tenga y poder realizar una carrera a largo plazo. Soy muy afortunado de poder dirigir en todo el mundo.
¿Y la «grandeza artística»?
Eso es algo muy personal. Para mí, el nivel de la ejecución es, desde luego, siempre fundamental, pero cada uno de nosotros, cuando nos dedicamos a hacer un concierto, trabaja de una manera distinta, trayendo las ideas del compositor y poniéndolas en frente de los músicos, inspirándoselas, para que sigan adelante con lo que el director les sugiere. El que manda siempre es el compositor, pero como todo está también sujeto a interpretación…. Son cualidades que se desarrollan con el tiempo. Toma tiempo desarrollar una personalidad artística y tener una conexión emocional y artística con el público.
¿Quién decide que una interpretación es mejor?
El que manda respecto a lo que se considera grandioso es el público, y de un día para otro lo grandioso es diferente de una ciudad a otra. Lo que tú quieres como director es que el público se lleve algo muy especial cuando vuelva a sus casas. Cuando yo no dirijo y soy parte del público ir a un concierto es como una aventura donde descubrir algo nuevo. No existe realmente una definición de grandeza artística. Es algo que sucede noche tras noche cuando orquesta y solistas se dedican a las artes musicales y presentan sus proyectos consiguiendo que el público reaccione de manera especial. Hay noches más especiales que otras. Más que nada importa que el público se emocione.
«Cada director trae las ideas del compositor y las pone frente a los músicos, inspirándoselas»
«El que manda respecto a lo que se considera grandioso es el público»
¿Cómo trabaja usted?
En los ensayos uno prepara el mapa, pero los conciertos son muy espontáneos y tiene que haber cierto grado de sorpresa. En el ensayo es donde se establecen las bases de cómo va a ser ejecutado el repertorio, donde hay que crear un plan de cómo se va a caminar. De cómo ir de un movimiento hacia otro. Incluso cuando entra y sale el piano de un concierto también importa.
¿Furtwängler o Toscanini?
Toscanini.
Vaya, qué decepción. Esperaba, por su forma de dirigir, que eligiera a Furtwängler.
Sí, pero Toscanini tenía ese fuego en su personalidad que imponía en su música. Furtwängler lo lograba de una manera muy callada. Elijo a Toscanini quizás por esa sangre latina que en el fondo tenía. Sus ejecuciones…. A veces generaba un poco de terror en los músicos, porque era un tirano del podio, pero lograba ejecuciones fantásticas. Furtwängler no es demasiado formalista. Esa es la cuestión. Tú confías en lo que el compositor deja. Furtwängler, por su manera de dirigir, era ambiguo y ofrecía cierta espontaneidad. Con las orquestas de antes lo que uno siempre encontraba es que los músicos se acostumbraban trabajar con grandes titanes de la música. Muti, por su parte, dice las cosas como están escritas en la partitura. Pero no todo debe ser blanco o negro, debe haber cierto nivel de interpretación personal.
Hay que tener en cuenta que hoy tenemos formaciones sinfónicas completamente diferentes. En los años 40 o 50 del siglo XX era otro mundo. La música es un ser viviente y tiene que evolucionar. Las sinfonías de Beethoven no se tocan como en la época del compositor. Ellos no querrían que sus partituras siguieran sonando de la misma forma.
Deme su opinión sobre la corriente historicista.
¿Historicismo...? Mire, me parece interesantísimo. Esa gente que tiene ese nivel de convicción… Pero requiere un nivel de entrega a ese estilo. Se mantienen en una caja y lo hacen bien. Yo personalmente no lo haría así. Tengo un poco mas de curiosidad musical, no puedo dedicarme sólo a un período artístico. Lo más importante es tener músicos dentro del ensamble que también crean en eso. La música se puede hacer de muchas maneras. Yo voy a conciertos y escucho grabaciones y para mí en lo personal no todo es de mi agrado. Y eso es lo maravilloso.
«En los conciertos tiene que haber cierto grado de sorpresa»
¿Y lo que hacía Leopold Stokowski?
Las reorquestaciones de Stokowski de obras de Bach yo no las haría porque para mí tal y como lo escribió Bach ya es perfecto. Pero lo hizo para un ensamble de cierto tamaño. Stokowski y Furtwängler eran grandes exploradores de sonidos y expandían la orquesta. En realidad para mí no hay una forma correcta o incorrecta y me parece un poco arrogante decir cómo se debe hacer algo sólo de una forma. No podemos detener la música. En lo personal yo hago muy poca música barroca porque trabajo con orquestas bastante grandes, y cuando hago música de ese período traigo a alguien que realmente se dedique a ese repertorio y traiga ideas nuevas. Un director que piense distinto al hablar de vibrato, de articulación, arcos, etc, y permitir que los músicos se vuelvan más flexibles. Eso es lo más importante.
Hay un vídeo en Youtube de un ensayo suyo con la Orquesta Sinfónica de Minería en la que no está a gusto con el final del primer movimiento de la Cuarta sinfonía de Tchaikovsky y se lo hace saber obviamente a los músicos. Es un vídeo precioso, donde usted muestra su descontento.
Muchas veces cuando terminas una obra inmediatamente los músicos bajan… Para mí el final del primer movimiento… La obra no se acaba cuando la última nota se acaba, especialmente si estamos ante Tchaikovsky. El aire debe acabarse, pero no bajar el instrumento, aunque sea un ensayo, porque eso se conecta con el segundo movimiento con un solo de oboe. Se trata de ir de lo caliente a lo frío. Cuando dejamos de tocar la música todavía está viva. Tenemos que mantenernos al borde de los asientos. Es un menaje que le damos al público.
¿Se puede dirigir un Réquiem de Verdi en un festival de verano con el público recién llegado de la playa o tomar una cerveza?
Depende de las tradiciones de cada lugar. Lo que programa la Sinfónica de Chicago no es lo mismo que la Filarmónica de Berlín o Sinfónica de Bilbao. Cada lugar ha desarrollado su propia manera de ejecutar el repertorio. El Réquiem de Verdi requiere un poco más de atención por el tema que toca. Para ofrecer estas obras hay que poner al público en cierto nivel de atención, y también depende de como se ejecute. En una catedral es más adecuado. Al aire libre.… El traer música a distintos lugares o público diferentes está bien, dependiendo de cómo se haga. Viniendo de América Latina donde a veces no tenemos infraestructuras…. Yo viví 4 años en Venezuela y su lema era «tocar y luchar». Esos formalismos pueden hacer mucho daño.
«Me parece un poco arrogante decir cómo se debe hacer algo sólo de una forma»
¿Cómo ve la música tras la pandemia?
Después de la pandemia, donde ir a los conciertos y teatros era algo peligroso, poco a poco lo hemos ido recuperando y es nuestro deber como artistas continuar y atraer público.
¿Le han gustado las películas que se han hecho últimamente sobre directores de orquesta?
Me alegra ver que la figura del director entra a la cultura pop y eso hay que valorarlo.
Acaban de darle la titularidad de la Orquesta de Sarasota. Su nombre también sonó para alguna española.
Todas las orquestas en el mundo entero tienen siempre un proceso de búsqueda muy personal. En la Orquesta Sinfónica de Nashville estoy terminando mi titularidad después de casi 20 años de trabajo y la institución ya tiene que pensar en la continuación.
¿Cómo está la «música clásica» en Hispanoamérica?
Para mí la música clásica en América Latina ha explotado como en China. La Orquesta Sinfónica Juvenil de Costa Rica cumplió 50 años en 2022, pero en 50 años, un país tan pequeño, de tan solo 3 millones de habitantes, hoy en día está exportando músicos de gran nivel a orquestas como la del Metropolitan Ópera de Nueva York, Orquesta de Minnesota… Están por todo el mundo. Lo mismo con «El Sistema» de Venezuela, o en Brasil, Argentina y otros países que han invertido... Vemos ahora el resultado. Hoy día Costa Rica tiene 5 orquestas. Cuando yo llegué era solo una. Lo mismo está sucediendo en México o Brasil, un país al que voy mucho.
«La música clásica en América Latina ha explotado como en China»
¿Como está el sistema de venezuela?
Sufriendo, porque la situación de Venezuela está en estado crítico y eso le está afectando.
¿Y España?
Después de tantos años de formación de orquestas juveniles y producir cantidad de grandes músicos la situación es buena. Hay músicos españoles en la Filarmónica de Berlín, Sinfónica de Chicago...
¿Qué orquestas de EEUU le faltan que quiera dirigir?
He dirigido las más grandes: Boston, Cleveland, Chicago, Los Ángeles, San Francisco… Cada orquesta supone una relación muy especial y personal. Hay algunas orquestas que espero dirigir pronto, St. Louis Symphony Orchestra, por ejemplo, que es un conjunto al que tengo gran admiración. En general tengo que decirle que mis sueños se han cumplido más allá de lo que esperaba. Esta temporada dirijo a la Sinfónica de Chicago.
¿Han sido importantes los 6 Grammy que ha recibido para su carrera?
Sí, han ayudado increíblemente. Son los premios más reconocidos en el ámbito de la música grabada y lo hemos logrado con la Orquesta Sinfónica de Nashville, lo que nos ha situado en el ámbito internacional. Esta orquesta es un instrumento artístico musical increíble. Entre otras cosas, nos hemos dedicado a promover la música de compositores norteamericanos y eso nos ha traído gran reconocimiento. La música contemporánea es fundamental, porque Bach en su momento fue nuevo y alguien tiene que promocionar esa música. Es nuestro deber mirar hacia el futuro. Esos premios han reconocido la labor que ha hecho la orquesta, el público y la institución. Uno de mis grandes héroes es Sergei Koussevitzky, un artista que de su propio bolsillo encargaba obras a compositores como Prokoviev, Ravel, Bartok, etc..
¿Qué compositores de hoy le interesan?
John Corigliano es espectacular, John Adams, Julia Wolfe, Roberto Sierra…
«Mis sueños se han cumplido más allá de lo que esperaba»
¿Sus planes para los próximos meses?
En principio, terminar mi ciclo en Nashville. Este año cerraré con la Octava sinfonía de Mahler, una partitura que siempre me ha atraído. También quiero hacer ópera. Debido a que he estado tan ocupado con dos titularidades y también siendo principal invitado en la Orquesta Gulbenkian de Lisboa no he podido hacerla mucho, así que espero volver a hacer algún título operístico. La ópera combina la música y la literatura, mis dos grandes amores, y compartir con cantantes este repertorio me atrae. Y hacer música, eso nunca cambia, no sólo reencontrarme con viejos amigos, siempre continuar explorando nuevas voces y repertorio, ese es el futuro en el que yo me veo. Cuando estoy más feliz es cuando estoy con músicos y el público.
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