En la doble labor de editorial de partituras y discos,
Tritó ha comercializado los últimos meses tres compactos que son una de las aportaciones más estimables del panorama discográfico de los últimos años. Se trata de la obra sinfónica de
Juli Garreta (1875-1925), considerado por
Pau Casals como un genio autodidacta. Un tópico que se diluye escuchando el
Concert per a violí i orquestra, la
Pastoral, las
Illes Medes, y las
Impressions simfòniques, obras que evidencian la consciencia de un compositor que sabía que pertenecía a un tiempo nuevo y trabajaba con la meticulosidad y el estudio de su otra profesión, la de relojero.
Son obras pertenecientes al Noucentismo catalán, con influjo wagneriano, originalidad en la construcción de temas, contrates dinámicos y un lenguaje impregnado de color, poesía, evocación y detalle instrumental. Las notas de carpeta son completas. No obstante en el disco de Concierto para violín figura la Suite en Mi de Toldrà como primer registro mundial. Este honor recae en el sello Solfa y en la OJIPC con Salvador Brotons en una grabación del 2008. En cualquier caso, la captación de sonido es cualitativa y tanto la OBC, Santiago Juan al violín, como los directores Jaime Martín y Miguel Ortega realizan un excelente trabajo. Los intérpretes ofrecen cuidadas lecturas en la correlación técnica y expresiva con el resultado de un discurso equilibrado, claro y directo. Su conocimiento y programación rozan la obligatoriedad nacional.
Por otro lado, un lanzamiento anterior pero significativo es el de Música del no ésser en cuatro movimientos y el per a piano i conjunt instrumental "And the world was calm" de Ramón Humet (Barcelona 1968). Son obras que reflexionan sobre el existencialismo, sobre la muerte como iluminación y evolucionan en un continuum que surge de una energía inconsciente, a partir de la cual se emula un origen y una extinción, expuestos como un flujo vital schopenhauriano a partir de motivos generadores. El tratamiento harmónico se acerca al espectralismo, el trabajo tímbrico remite puntualmente a Strauss y Mahler. Humet tiende a plantear un concepto escénico desarrollado orgánicamente donde hay muchos elementos autónomos que interaccionan con una escritura llena de efectos de estética vinculable a Messiaen, Ligeti, Takemitsu o Adams. Sin duda, uno de los valores en alza en el panorama compositor catalán.
Hay que felicitar las diversas formaciones y directores que abordaron las obras por la comprensión y el esfuerzo en la depuración de texturas y trabajo tímbrico, especialmente en la Música del no ésser. Las captaciones sonoras, también diferentes en cada track teniendo en cuanta la procedencia de la grabación, revelan la diversidad de formaciones y salas pero sin contrastes que incomoden la concepción homogénea de la obra.