Hace tiempo que el nombre de Jakub Hrůša viene sonando con fuerza en el contexto musical internacional. La concesión de la titularidad de la Sinfónica de Bamberg ya es un puesto significativo de la consideración que se le tiene a este joven director checo en Europa. En mayo debuta al frente de la Filarmónica de Nueva York, los días 25 y 27, con un exigente programa que incluye las Danzas eslavas de Dvorak, Taras Bulba de Janacek y el Concierto para violín de Dvorak, con Augustin Hadelich como solista.
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