Malestar en la Filarmónica de Gran Canaria por la gestión de Karel Mark Chichon

   La noticia ocupó ayer la portada de la versión impresa de La Provincia: «Malestar en la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria por la gestión de su director. Las decisiones de Karel Mark Chichon, tras darle el anterior consejero de Cultura de Cabildo, Carlos Ruiz, plena libertad en la entidad generan quejas y protestas». Así titula el medio una noticia que también ocupa buena parte su página número 14. ¿Cuál es la razón del malestar?. Según dicho medio, tendría que ver con el «incumplimiento de los estatutos, la administración de fondos públicos y los contratos a músicos foráneos. Al quedar sin gerente la OFGC», explica el medio, «el anterior consejero de Cultura, Carlos Ruiz otorgó a Chichón más competencias que las de director y amplió su contrato a 2023 con una salario anual de 30.000 euros» [como director artístico] «más 11.000 por concierto de abono. La OFGC cuesta al Cabildo 7 millones al año», explica Martín Alonso, que firma la noticia en La Provincia.

   Según dicho periódico, «La raiz del problema aparece en marzo del año pasado, cuando la Fundación que rige la OFGC anunció la destitución de Jorge Fernández López como gerente. Desde entonces, la plaza está vacante. Para hacer frente a ese huego en un cargo que, según los estatutos de la propia fundación tiene entre sus funciones "ejecutar y hacer cumplir los acuerdos de la Comisión Ejecutiva", "inspección y seguimiento de los contratos, bienes y servicios" o "despachar los asuntos de trámite", el anterior consejero de Cultura del Cabildo otrogó a Chichon libertad para la toma de decisiones administrativas dentro de la agrupación»

   Esta apuesta de Carlos Ruiz, otorgando a Chichon competencias más allá de los cargos de director titular y artístico sería la que habría dado pie a una serie de quejas sobre el funcionamiento de la orquesta. «Desde la propia formación se lamenta el vacío en dos figuras de los órganos de gobierno que aparecen en sus estatutos: el del comité artístico y el del coordinador artístico». Según el artículo citado, dichas quejas irían, «desde las dudas sobre la administración de fondos públicos hasta la grabación de un disco -junto a su mujer, Elina Garanca-, tras pasar por detalles como primar las contrataciones de músicos foráneos frente a la de locales, la organización de cursos de dirección orquestal o la contratación de coros bálticos para conciertos de abonos cuando antes siempre había sido una tarea desempeñada por el coro de la OFGC», explica el medio.