Un reportaje de Magda Ruggeri Marchetti
Bologna Festival es como siempre el evento musical estrella de la ciudad, y en esta XXXVII edición es particularmente imponente el programa de las producciones sinfónicas en la sección más relevante y más concurrida: Grandi Interpreti. Se ha inaugurado el 28 de marzo con la Pasión según San Juan BWV245 de Johann Sebastian Bach. Dirigía Tom Koopman con su “Amsterdam Baroque Orchestra que fundó en 1979, y su Amsterdam Baroque Choir, creado en 1992, con los que se ha exhibido en los mayores templos musicales de Europa, Asia y Estados Unidos. En esta orquesta, además de violines, violas, violonchelos y contrabajos, encontramos el laúd, violas de gamba y violas d’amore.
Este gran maestro, que desde los años cincuenta se ha dedicado a la filología histórica buscando el sonido original, comprende la grandiosidad del texto que alterna recitativos respetuosos del evangelio con creaciones personales como arias, ariosos y corales. Excelente su lectura con tiempos siempre cerrados, con instrumentos muy entonados, con el extraordinario laudista Mike Fentross que nos ha hecho oir el sonido de su instrumento que emergía entre los demás. Especialmente emocionantes las páginas de la flagelación, el Cristo yacente, y de extraordinaria belleza las corales del comienzo y del final.
Los solistas vocales son intérpretes especializados en el repertorio barroco, que trabajan desde hace muchos años con Koopman. Magnífico el bajo-barítono Klaus Martens (Jesús), que se exhibe desde siempre con especial vocalidad en la Passion dirigida por Koopman. Perfecto el tenor Tilman Lichdi por la fuerza con que expresa los recitativos. La soprano Yetzabel Arias Fernández canta con bella voz que denota su origen latino, y el contratenor Maarten Engeltjes es adecuado a su papel. La Pasion según San Juan fue ejecutada durante dos horas sin descanso, seguida por un público concentrado y atento que al final estalló en entusiastas aplausos.
El 19 de octubre cerrará la manifestación otra gran orquesta barroca del mismo nivel: la Orchestra del XVIII Secolo, Cappella Amsterdam dirigida por Marcus Creed que con la soprano Ilse Eerens, el tenor Fabio Trümpy y el barítono André Morsch se exhibirá en Las estaciones de Franz Joseph Haydn.
Otra importante cita ha sido la del 24 de abril con la Rotterdam Philharmonic Orchestra que, creada en 1918, es hoy una de las orquestas europeas de más alto nivel. Desde 2008 es su director principal Yannick Nézet-Séguin, que pasará en 2020 a la dirección del Metropolitan de Nueva York. Conocedor del estilo clásico, así como del romántico, consigue interpretar con rigor y pasión tanto la Sinfonía n.49 Hob. I:49 La pasión de F. J. Haydn, como la Sinfonía n.4 op. 36 de Chaikovski. En la primera sabe resaltar el arcaismo del tratamiento de los instrumentos de viento, donde faltan verdaderos concertantes, para limitarse a enriquecer la armonía con la segunda que el compositor consideraba «el culmen de [su] entera obra musical», el director subraya la perfección estilística y la pasión autobiográfica. En especial en “Andante sostenuto-moderato con anima” predomina la idea del destino humano «el Fatum, la fuerza inexorable que impide que se realicen nuestras esperanzas de felicidad».
Entre las dos sinfonías hemos escuchado el Concierto n.4 en sol menor op.40 para piano y orquesta de Rachmaninov, donde la estrella ha sido la joven Yuja Wang, hoy entre las pianistas más afirmadas en Europa y EEUU. Estudiosa de su instrumento desde los seis años de edad, alcanzó fama internacional en 2007, sustituyendo a la mítica Martha Argerich en la Boston Symphonic Orchestra. Presentada por Claudio Abbado en Bolonia con la Orchestra Mozart, siguió actuando con las orquestas más conocidas y como solista en las salas más famosas del mundo y Musical America la ha nombrado “Artista del Año” en 2017. En el concierto de Rachmaninov, partitura de gran dificultad, glamurosa en su magnifico traje largo ceñido, bordado con paillettes rojas, ha exhibido una paleta tímbrica muy variada con extraordinario y arrollador virtuosismo. Excepcionalmente dotada, toca con gran destreza, ímpetu y ritmo frenético, pero también, llegado el momento, con moderación, delicadeza e intensidad, y fascina al público que la ovaciona y pide insistentemente bises, puntualmente concedidos.
Digno también de consideración es el programa del concierto presentado por la mezzosoprano Anna Bonitatibus, confeccionado expresamente para la manifestación boloñesa, titulado "Che palpiti son questi". Se trata de arias, ariette, canciones, cantatas a voz sola y escenas dramáticas, que van desde Rossini a Bellini, Beethoven, Schubert, hasta a autores menos conocidos como Giovanni Battista Perucchini y el boloñés Vincenzo Gabussi. Este concierto está incluido también en el programa de las celebraciones del 150 aniversario de la desaparición de Gioacchino Rossini. El excepcional belcantismo de la artista resalta en toda su refinada elegancia gracias también al acompañamiento del pianista Paolo Raffo, de gran y probada experiencia. El sonido del piano se adapta muy bien a las variaciones instrumentales de la voz que la cantante sabe valorizar con gran técnica y rara habilidad.
Grandi Interpreti nos ofrecerá en mayo tres orquestas de máximo nivel.
Foto: Roberto Serra / Bologna Festival
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